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POLITICA

Miguel Mejía en desacuerdo con construcción de un muro en la frontera con Haití

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miguel mejiaSanto Domingo.-El Secretario General del MIU y Ministro del Gobierno dominicano para Políticas de Integración Regional, Miguel Mejía, considera sospechosa la propuesta de algunos políticos dominicanos de construir un muro en la frontera con Haití, y la tenacidad con que defienden tal proyecto, a contrapelo de la experiencia histórica mundial y los intereses de la nación, que induce a pensar que tras este peregrino proyecto se oculta mucho más de lo que se dice.

Con bloques, arena y cemento no se resolverá, ni por arte de magia, el agudo problema de la emigración ilegal haitiana a República Dominicana, sin que sean encaradas las razones profundas de este flujo humano. Quienes pretenden vender esa idea al país, desconocen o aprecian muy poco la memoria, capacidad de información e inteligencia de nuestro pueblo.

Es contradictorio lo que se lee en la prensa, sobre el recorrido realizado por la zona limítrofe por un grupo de diputados de la Comisión Permanente de Fronteras, para conocer el avance del muro que construye el gobierno de Haití, a pocos días de la brillante participación del presidente Danilo Medina ante la Asamblea General de la ONU, donde clamó por el aumento de la ayuda que la comunidad internacional presta a la vecina República, especialmente en el tema de documentar a sus nacionales para facilitar la aplicación de la Ley de Regularización de indocumentados en nuestro suelo.

Según se dijo, la visita serviría para arrojar luz sobre cuál propuesta debería implementarse, si la del diputado Luis Castillo, que aboga por la continuidad de la obra haitiana, en el lado dominicano, o la del diputado Vinicio Castillo Seman, que propugna por la construcción del muro dominicano. Curiosamente, entre las variables no está la posibilidad de no construir ese monumento absurdo, en pleno siglo XXI. Como si se trata de un asunto decidido y de puro trámite; y que la opinión adversa de amplios sectores de la población, y la experiencia internacional, no importa.

Un muro en la frontera no solo es un símbolo de la inutilidad, la impotencia e irracionalidad política; y el derroche de los recursos del pueblo, tan necesarios para aliviar carencias internas y sufrimientos que no admiten más dilación, es también una clara bofetada a las políticas racionales, mesuradas, justas e inteligentes que el presidente Medina ha puesto en práctica, en este campo.

Recientemente, tras el horrendo genocidio de Gaza que aun conmociona a la humanidad, visitó el país el actual Ministro sionista de Medio Ambiente, Amir Peretz, encabezando una delegación, no de ambientalistas ni defensores de las ballenas jorobadas, o del Protocolo de Kyoto, sino de ávidos empresarios sionistas, interesados en invertir en nuestro país, atraídos por la promesa de fáciles ganancias. Como era de esperar, fueron llevados a la zona limítrofe con Haití, donde se les presentó el filón de las posibilidades de inversión y asesoría en cuestiones de seguridad fronteriza.

¿Cuál experiencia sobre temas fronterizos podría compartir el señor Peretz, quien fue ministro de Defensa de su país durante la segunda invasión sionista al Líbano, en 2006, al inicio de la doctrina Dahiya de ataques deliberados contra la población civil, con el objetivo de quebrar la resistencia? la única experiencia implicaría el bombardeo indiscriminado de ciudades haitianas y el genocidio de sus habitantes desarmados. O, quizás, la fórmula milagrosa de Israel de convertir el negocio de las armas y la seguridad en su principal renglón de exportación, ya probadas directamente sobre seres humanos, enriqueciendo a sus intermediarios, compradores y corruptos que acepten las migajas de su banquete sangriento, procurándoles contratos y comisiones.

Ahí podría estar el trasfondo, sin que alguno lo advierta, de la visita de los diputados que recorrieron la frontera con Haití. Algo, presumiblemente, se mueve tras esta propuesta a la Cámara Baja que, siendo de interés muy personal y grupal, se hace aparecer como de supremo interés para “la Patria amenazada”. La secuencia de hechos evidencia que se oculta mucho más de lo que se dice.

Esa propuesta, que antes hemos calificado como enorme monumento a la estupidez humana, sólo aportará endeudamiento, descrédito y repudio. Nuestro país pasará de ser aplaudido, como ocurrió en la ONU, a ser denunciado, como ocurre hoy con todos los gobiernos jurásicos que construyen muros.

Los muros nos protegen, está demostrado. Pero aíslan.

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