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Cadáveres de presos muertos en penal abarrotan morgue hospital Bolivia

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Cárcel de BoliviaSANTA CRUZ, Bolivia.– Los reos muertos en una reyerta en el principal penal de Bolivia abarrotaban el sábado los pisos y pasillos de una morgue, mientras familiares esperaban para llevarse los cuerpos y darles sepultura un día después de la peor matanza en una cárcel del país que dejó 30 muertos y 60 heridos por pugnas de poder entre bandas rivales.

Un camión recogió los despojos en su mayoría calcinados de una cancha dentro del penal y los llevó el sábado en la madrugada hasta la morgue del hospital San Juan de Dios en la ciudad de Santa Cruz, 540 kilómetros al este de La Paz, donde forenses hacían autopsias e identificaban los cadáveres, dijo el viceministro de Gobierno, Jorge Pérez.

Pero la representante de la Asamblea de Derechos Humanos María Inés Gálvez aseguró que no todos los fallecidos llegaron a la morgue local. Por su parte, el representante del Defensor del Pueblo, Celso Parada, dijo que es muy difícil la tarea de identificación de los cuerpos porque la mayoría quedaron calcinados.

En las afueras del penal de Palmasola, donde ocurrió el sangriento motín, mujeres desesperadas cargaban frazadas y alimentos mientras aguardaban noticias. Muchas pasaron la noche bajo una llovizna.

«Busco a mi nieto desde ayer, no figura en las listas de fallecidos y heridos pero estaba en la sección del penal donde hubo el enfrentamiento. Nadie me da razón», dijo a la AP Olimpia, quien prefirió no dar su apellido, mientras revisaba una y otra vez un diario local.

Entre los fallecidos hay un niño de un año y medio. Murió abrazado a su padre, ambos estaban quemados, dijo Parada. La madre del menor entró en shock al enterarse del desenlace.

Una ley permite que los reos puedan acoger en el penal a sus hijos menores de 6 años si no hay un hogar donde puedan dejarlos. No se sabe con certeza cuántos niños había en el momento de la matanza.

Reos de un pabellón perforaron un hueco en la pared que los separaba de sus vecinos. Abrieron el grifo de un balón metálico de gas licuado para obligarlos a salir, usaron otro como lanzallamas para quemarlos y los atacaron con machetes y cuchillos. La explosión del combustible propagó el fuego. Varios murieron calcinados en el segundo piso, según el informe del ministro de Gobierno Carlos Romero.

La matanza ocurrió en la sección Chonchocorito donde purgan condenas reos peligrosos y violentos. Había 500 reos, dijo Gálvez.

En todo el penal hay 5.200 incluyendo el pabellón de mujeres que está contiguo al de hombres, dijo el director de Régimen Penitenciario Ramiro Llanos.

«Estábamos durmiendo cuando los del pabellón B nos atacaron. Entraron con cuchillos, palos y machetes», relató el preso Mario Enrique Montaño desde una cama en el hospital. El hombre tenía quemaduras en el cuerpo y cortes en los brazos.

La gobernación de Santa Cruz declaró dos días de duelo y ofreció ataúdes. Numerosa gente colmaba los hospitales para donar sangre. El presidente Evo Morales se declaró consternado pero no interrumpió su agenda. El sábado participaba de un desfile cívico en una población fronteriza en el sur.

Ubicada en las afueras de Santa Cruz, Palmasola es una ciudadela prisión donde los reos conviven en régimen abierto y hay pocas celdas. Altos muros de ladrillo y cuatro torres de vigía rodean la prisión dividida en siete secciones.

La policía custodia los exteriores pero adentro los presos se gobiernan con sus propias reglas. Hay secciones donde internos adinerados tienen agua, electricidad, televisión por cable y muebles.

«Hay pequeñas ventas y hasta cantinas clandestinas. En otras secciones, presos pobres se apiñan en los pasillos y pagan por un espacio a matones que mandan en el penal. Un 80% de los presos no tiene condena y están mezclados con sentenciados», dijo Parada.

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