Chispas!
ESCUCHEMOS A LÓPEZ RODRÍGUEZ
POR HUMBERTO SALAZAR.-
En medio de los escándalos que acusan a algunos miembros de la Iglesia Católica en nuestro país, lo que aparentemente ha puesto a la defensiva a los obispos dominicanos, ayer habló el Cardenal López Rodríguez, y lo hizo de manera clara y contundente.
En pleno Palacio Nacional, después de una visita a la vicepresidenta de la República, López Rodríguez dijo textualmente: ¨los embarazos en adolescentes son un reflejo del desorden mayúsculo en que está el país¨.
Cuánta razón tiene el jefe de la iglesia católica dominicana, vivimos en un desorden que se manifiesta en todos los aspectos de la vida nacional, no sólo en este espinoso tema, de miles de niñas de hasta 10 y 11 años de edad embarazadas por delincuentes abusadores, sin que nadie se conduela de ellas.
El desorden y el caos en muchos aspectos de la vida de nuestro país, nos ha estado llevando a una vorágine de desenfreno, que conspira contra la misma existencia de nuestra sociedad.
Caos en el transporte y el transito, pérdida de la disciplina familiar, insensibilidad ante las necesidades de nuestro prójimo, individualismo extremo, indiferencia a las necesidades colectivas y otros aspectos que caracterizan la cohesión social, son signos de que nos estamos acercando a un peligroso abismo que podría lanzarnos a la disolución como país.
EL DESENFRENO Y LA PROMISCUIDAD
La mayor parte de las conductas que se expresan en nuestros niños y adolescentes, son aprendidas de los mayores.
En el caso nuestro, ya que la mayoría de padres y madres en esta época tienen que trabajar para mantener económicamente los hogares, estas conductas se aprenden del comportamiento de los maestros, los amigos y los medios de comunicación.
¿Como podemos aspirar a un país con jóvenes de buen comportamiento, con altos índices de violencia intrafamiliar y desintegración de la familia como centro de la educación doméstica?
¿Podemos tener educación doméstica en una sociedad con mas del 50 por ciento de hogares con madres solteras, abandonadas ellas y sus hijos por la irresponsabilidad de hombres sin juicio y sin corazón?
¿Qué se puede esperar de un país donde los maestros están mas preocupados por hacer huelgas y asambleas, con la consiguiente pérdida de docencia, que por dar una educación de calidad a sus alumnos?
¿Nuestras próximas generaciones se concentrarán en el trabajo digno, cuando en los barrios pobres de nuestras grandes ciudades el negocio mas rentable es el narcotráfico y la prostitución?
¿El descontrol de lo que se transmite en los medios de comunicación, con escenas de sexo a cualquier hora, bailes pornográficos en los canales nacionales, niñas a quienes se les celebran sus movimientos lascivos, va a producir una sociedad mejor?
No nos sorprendamos entonces de lo que ocurre con nuestras niñas, embarazadas a tierna edad, lo cual es un delito no perseguido nuestros mediáticos miembros del ministerio publico.
Estamos cosechando lo que hemos sembrado.
¿QUIEN ES MAS CULPABLE?
¿Josef Weselowski que violó sus votos y su juramento como sacerdote y valiéndose de su condición de embajador de la Santa Sede, se sometió a los impulsos degradantes de usar niños para complacer apetitos sexuales a todas luces patológicos?
¿O un conjunto social, que como el nuestro, miran con indiferencia como son abandonados a su suerte a un grupo de niños y niñas que caminan por nuestras calles sin control alguno, sin familia, viviendo en un monumento abandonado, oliendo cemento a todas horas; sin que a nadie parezca importarle su suerte?
El que este libre de pecado, que tire la primera piedra dijo Jesús.
Para nada justificamos la conducta aberrante del sacerdote católico, pero le brindamos como país en bandeja de plata, la oportunidad de satisfacer sus placeres malignos y aberrantes.
