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Chispas!

CARLOS MORALES

Publicado

en

humberto salazarPOR HUMBERTO SALAZAR.-

A Don Carlos lo conocí en medio de la campaña electoral de 1986, ambos comenzábamos lo que ha sido un relación que lleva ya 27 años, siempre alrededor del tema de la política partidaria.

El, candidato a la vicepresidencia de la República escogido por Balaguer desde el sector privado, llevando ya a sus espaldas todo el éxito cosechado en la dirección de la multinacional mas grande que tenía el país.

Yo, un médico recién llegado de realizar su post grado en el exterior, que abrazó la causa reformista como forma de participar en las decisiones nacionales, siempre poniendo en primer lugar mi desarrollo como profesional liberal, antes que ser político de profesión.

Acompañando a Don Carlos desde lejos, mi trabajo era dar consultas y medicinas como parte de los operativos médicos de ese proceso electoral, pude con cierta emoción y curiosidad estrechar la mano de una de las figuras ya legendarias del incipiente empresariado nacional.

La vida nos acercó y alejó en los diferentes procesos en que participamos dentro del PRSC.

Ganamos esas elecciones, el llegó a la vicepresidencia de Balaguer, función pública ingrata y complicada, mientras por mi parte me dediqué en cuerpo y alma a desarrollar una carrera profesional en el sector privado.

Parecía que habíamos tomado camino divergentes, Don Carlos accedía por la puerta grande al sector público desde el privado y, en mi caso, me decidí al abandono de las veleidades inherentes a las labores públicas enclaustrándome en las clínicas y los quirófanos para ganarme el pan nuestro de cada día.

CAMPAÑA DE 1996

Mientras Don Carlos era llevado y traído dentro y fuera del Palacio Nacional; Director del Consejo Estatal del Azúcar, Embajador en Washington, Canciller de la República, sobretodo por el miedo que despertaba en el llamado ¨anillo palaciego¨, ya que era el sucesor constitucional de Balaguer.

Un grupo de los que ingresamos al PRSC estimulados por la ideología social cristiana, nos alineamos detrás de quien considerábamos era el mas independiente de los líderes reformistas, Jacinto Peynado, que a su vez ya era Senador por del Distrito Nacional.

Procesos de reorganización, enfrentamientos con el grupo de Alvarez Bogaert, estructuración de los últimos subdirectorios construidos en ese partido, crisis electoral de 1994, prohibición de la reelección, y llega el año 1995 cuando el PRSC tiene que elegir entre dos candidatos: Jacinto Peynado y Carlos Morales.

Me tocó en esa oportunidad enfrentarme a Don Carlos y su equipo, que para mi era lo mismo que enfrentar al anillo de Balaguer, y en cierto modo al líder mismo.

Desde la oficina de la Heriberto Pieter tuve la oportunidad de dirigir todo el proceso, montar la estrategia de importantizar al dirigente medio, golpeado y maltratado por los que ocupaban oficinas en el Palacio Nacional, no así por Morales, y ganar ampliamente la elección interna.

Las elecciones fueron ya otra cosa, la mutual mas potente para competir era Peynado-Morales, la cual fue rechazada por el candidato a la presidencia, bajo argumentos muy poco convincentes, y el resultado fue desastroso para nuestra organización política.

LEONEL Y DON CARLOS

En las idas y venidas posteriores a la debacle electoral reformista, mi posición ha sido inquebrantable: apoyar la política de alianzas, que ha permitido al PRSC participar de nichos de poder en medio de su gran debilidad institucional, en ese escenario,el reencuentro político con Don Carlos era inevitable.

Muchos temas personales nos unen: el amor al trabajo, la honestidad en el manejo de los fondos públicos, la valoración de la familia como eje central de nuestras vidas, y toda una serie de valores que, en mi caso, he aprendido de ese ser humano admirable.

Cuando los liquidadores de siempre intentaron engañar a Don Jacinto y a Don Carlos en el 2004, tomó la decisión patriótica de encabezar la ruptura institucional del partido al que le había dedicado toda su vida política y pactar con Leonel Fernández, en un acto publico realizado en 22 de marzo del 2004.

Me tocó el privilegio de estar a su lado, se echó encima la responsabilidad de dar la cara por la dignidad de miles de hombres y mujeres del PRSC, que miraban estupefactos como los ¨amarradores de chivas¨intentaron apoyar al desgobierno de Hipólito Mejía.

Fui testigo de las presiones a que fue sometido, de las amenazas del pepeachismo reinante en tomar represalias contra el y su familia, los peligros que tuvo que sortear y todo lo que puso en juego por apostar a favor de los mejores intereses de la nación.

Al mismo tiempo que se empequeñecían los comerciantes de la política de siempre, he visto en primera línea de como la paciencia, el silencio bien administrado y la capacidad de trabajo, han impuesto a Carlos Morales como la opción racional ante la irracionalidad y la locura que ha invadido hasta el tuétano al Partido Reformista.

Ganamos las elecciones del 2004, con el Consejo Presidencial Reformista, después de la deserción de casi todos, puedo afirmar sin temor a equivocarme, que ganó el nombre de Carlos Morales vinculado al de Leonel Fernández, ya que, solo quedamos junto a el; Claudio de los Santos, Louis Bogaert, Mozart Delancer y Humberto Salazar.

Los demás huyeron a satisfacer sus aspiraciones, apetencias y ambiciones personales.

Juntos hemos tenido que soportar las necedades internas y los intentos de desestabilización externas.

Las conspiraciones de los de adentro y los apoyos ocultos, pero evidentes, de nuestros aliados a los adversarios internos.

En medio de la tormenta política, Don Carlos ha sabido conducir con presteza y sapiencia el barco reformista que hace tiempo debió haber naufragado.

EL AMIGO Y CONFIDENTE

Después de tantos años de relación, hoy puedo afirmar que en Don Carlos he encontrado un confesor y confidente, no me creo poseer la categoría suficiente para llamarlo un amigo.

He aprendido de el, la paciencia que casi nunca he tenido.

He aprendido a saber esperar, cada cosa tiene su tiempo.

He aprendido a callar cuando es necesario y pelear siempre por lo que creo.

He aprendido que la política es la ciencia de lo posible, lo imposible es cosa de Dios.

He aprendido que las decisiones importantes se toman en cuartos fríos y en horas de reflexión.

He aprendido a mantener mis posiciones, no importa que este en minoría, después de todo mis pensamientos son de mi única propiedad.

He aprendido a poner a mi familia antes que a todo.

He aprendido que el mejor ejemplo es el del trabajo duro.

He aprendido que la lealtad es un valor que muy pocos tienen.

He aprendido a soportar hasta a los necios que se creen saberlo todo.

He aprendido a valorar la amistad y solidaridad por encima de todo lo cambiante que pueden ser las circunstancias que nos rodean.

Quizas lo mas importante que he aprendido de Don Carlos es a ser un mejor ser humano.

Al amigo, confidente, líder, consejero; solo las gracias por permitirme aprender a combatir a su lado.

Que Dios lo traiga con bien al país, lo esperamos con los brazos abiertos.

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