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Opiniones

Reflexión: El éxito según Dios

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en

Jesus1 POR SUSANA MORENO.-

Vivimos en un mundodonde todos parecen preocuparse por el éxito. El dinero, la fama, la televisión, la Internet, la radio y las revistas nos dan una visión de conjunto de los ganadores —y de los perdedores— del mundo. Pero, ¿qué significa tener éxito en la vida? ¿es una aspiración correcta el desear tener éxito?

Déjeme responder a esa pregunta desde el principio: Sí. Como seguidores del Señor Jesucristo, no sólo tenemos permitido luchar por lograr el éxito; estamos llamados a hacerlo. Dios está inmensamente interesado en nuestros triunfos, pero, como seres pecadores, a menudo tenemos cierta confusión en cuanto a esto. Por tanto, debemos empezar por tener claro lo que es una buena y verdadera definición del éxito.

¿Qué es el éxito? La mayoría de las veces, el mundo define a esta palabra simplemente como la capacidad de una persona de lograr sus objetivos personales. Por ejemplo, un entrenador de fútbol se considerará exitoso si gana todos los partidos. O un estudiante si logra la máxima calificación en cada asignatura. Debemos, más bien, hacernos la pregunta, ¿Qué es lo que haría que Dios me vea como una persona exitosa?

La perspectiva del mundo fluctúa, pero el concepto del Señor es constante: para el Señor, mi mayor éxito es el deseo de que siga siendo la persona que Él me ha llamado a ser, y que alcance las metas que Él me ha ayudado a establecer. Hay dos elementos importantes en la declaración. Primero, que nuestro éxito depende de ser lo que Dios quiere que seamos. Segundo, que depende de hacer lo que Él nos llama a hacer.

En ambas áreas, Dios es lo primordial. Nuestro objetivo es entender plenamente lo que Él ha determinado para nosotros. Por tanto, nuestras victorias le pertenecen a Él en última instancia, y Él merece todo el reconocimiento. Usted no puede tener éxito si deja a Dios fuera de su vida. El dinero y la fama no pueden dar paz, gozo, amor y contentamiento duraderos, ni tampoco la seguridad eterna, que sólo están disponibles a través del amor de Dios en Jesucristo.

Por tanto, nuestro verdadero valor se medirá por nuestra recompensa eterna, no por nuestra riqueza terrenal. ¿Qué le dijo el Señor a Josué? Que se esforzara y fuera valiente, que obedeciera su Palabra, y sus mandamientos. ¿Cuál sería el resultado? “Harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Jos 1.7, 8). La fórmula para el éxito está escrita en la Biblia. Dios te bendiga y te ayude a tener ese gran éxito que tiene para ti hoy.

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