El niño estuvo parado junto a él, e incluso se sentó en su silla.
El Sumo Pontífice no se mostró perturbado en ningún momento por la presencia del niño y lo dejó pasearse a sus anchas.
El niño estuvo parado junto a él, e incluso se sentó en su silla.
El Sumo Pontífice no se mostró perturbado en ningún momento por la presencia del niño y lo dejó pasearse a sus anchas.