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El problema haitiano

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POR JUAN FRANCISCO BENTZ BRITO.-

A los haitianos les han fijado la idea de que su estado de miseria generalizada, en todos los órdenes, tiene solución en la parte oriental de la isla. Las grandes potencias se han encargado de ayudarlos en su propósito común. Los gobiernos, las ONG, las redes sociales, los medios masivos de comunicación y las agencias de prensa son la punta de lanza para fijar la idea. Claro está, la ayuda post terremoto del 2010 nunca llego y por lo que se ve, nunca llegara. De ahí la necesidad de imponerle a República Dominicana la entrada masiva de haitianos en su territorio. Es como si dijeran que los dominicanos usurpan su propio territorio. Perece como si la iniciativa es, recuperen lo despojado, superen su miseria secular y tomen el dominio total de la isla. No exagero, los grandes están cansados de dividir territorios y naciones. Tienen todo tipo de historias a contar. Los ejemplos sobran.

Los dominicanos no rechazan a los haitianos, al revés, somos indulgentes, comprensivos y solidarios con su miseria extrema y con su necesidad de supervivencia. Nos importa un comino que sean morenos, pobres, indocumentados y los 22 años de dominio , sin embargo, aquí tenemos una mayoría de pobres exigentes a los cuales hay que darles respuestas en sus demandas de mejores condiciones de vida…

Hemos de recordarles, a los vocingleros extranjeros, que el concepto soberanía da autoridad sobre el territorio de los países y que ningún país puede imponerle a otro una política de migración. La injerencia y acoso en política exterior terminan en repudio popular y más a gente que tiene tanta cola que pisarle en política exterior, ya sea en el pasado colonialista como en el presente progresivo.

Si la historia no ha sido borrada, hemos de recordar que Haití fue una nación sobre explotada por Francia. Un territorio de 15 mil kilómetros cuadrados se convirtió en la colonia más rica jamás conocida, gracias al trabajo esclavo de más de medio millón de personas sacados de los confines de África y traídos por la fuerza para ser sometidos a todo tipo de trabajo forzado en forma inmisericorde, eran siete los años de vida útil de un esclavo. Haití llego a tener entre ochocientos ingenios y trapiches, fue pionera en la producción y exportación de café, tabaco, cacao, azúcar, añil, etc.

Hacer memoria de la carga onerosa que le impuso Francia después de 1804, cuando triunfo su revolución, para reconocerles su independencia. Tened en cuenta que el pasado reciente los haitianos han vivido a la sombra americana. Y que el país más rico del planeta, con capacidad para resolver el problema de pobreza a todos los habitantes de la Tierra y se pondría un anuncio en el periódico solicitando un pobre, les ha visitado con frecuencia con su cuerpo de marines, en 1915 y en la década del 90 para reponer y deponer a Jean Bertrand Aristide. Memoricen, después de la independencia USA, los haitianos abastecieron a la floreciente y progresista Norteamérica de los productos que los ingleses no quisieron venderles. Medien con los grandes y acaudalados, además de moral y políticamente responsables y no desperdicien energías en el país que más los ayudo en el fatídico terremoto del 2010 y mas los ayuda en el presente.

En Canadá viven casi medio millón de haitianos, el segundo país con más migración de ellos. De ahí su disfrazada solidaridad con los haitianos. En el caso ingles, su única misión es colaborar con la política exterior americana, es decir, padre e hijo a una. A Francia hemos de recordarles que mantiene presencia militar en ocho países africanos en la actualidad y que estaba preparada para destruir las baterías antiaéreas de Siria. No es secreto, la misma dirección política gala se encargo de vociferarlo a los cuatro vientos, iban por el tesoro sirio. Las acciones de guerra del gallo francés cuestan millones de Euro, ¡por favor, señores todopoderosos franceses, un mendrugo de pan para Haití!

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