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EL PAÍS DE LOS CACIQUES

Publicado

en

humberto-salazar-fotoPOR HUMBERTO SALAZAR.-

Cuando Cristóbal Colón llegó a esta isla en 1492 estaba dividida en cinco cacicazgos, Marién, Magüá, Magüana, Higüey y Jaragüa, cada uno gobernado de forma absoluta por los llamados caciques.

Ya en esa epoca, existía una estratificación social en la isla compuesta de: el cacique, quien era el jefe y cabeza de la tribu, los familiares de este, quienes eran los nobles y se entrenaban para la guerra, los sacerdotes y en la escala social mas baja los agricultores, también llamados naboríes.
A la llegada de la europeos la isla, llamada por Colón Española, Mairén estaba encabezado por Güacanagarix, Magüá por Güarionex, Magüana por Caonabo, Higüey por Cayacoa y Jaragüa por Bohechío.
Cada uno de ellos gobernaba un territorio y ejercía el poder absoluto sobre sus habitantes, ninguno pudo sobrevivir a los que venían en conquista desde reinos mas avanzados desde el punto de vista tecnológico y con mayor población.
EL CACIQUISMO POLÍTICO
A pesar de que los Taínos desaparecieron hace mas de 4 siglos, y de que los que habitamos la República Dominicana de hoy, somos una mezcla racial que incluye, principalmente africanos y europeos, en la actividad política heredamos la mentalidad de los habitantes antigüos de esta isla.
Varios son los factores que han construido un sistema de partidos políticos tan personalista y absolutista en nuestro país.
El abandono por casi dos 200 años de parte de la potencia colonial, lo que sumió en la pobreza a la población de ascendencia hispánica y evitó la construcción de una capa de propietarios, que diera lugar a un incipiente capitalismo, con la consiguiente creación de una burguesía nacional.
La imposición del grupo mas conservador después de la independencia, ejemplificado por los poseedores de hatos ganaderos, quienes mantuvieron un sistema de propiedad tipo feudal en la mayor parte del territorio nacional.
Esto derivó en el periodo de los caudillos y las montoneras, siendo Ulises Hereaux el paradigma de la época, que comienza a declinar a partir de la invasión norteamericana 1916-1924 y termina con el ascenso al poder del caudillo máximo: Trujillo.
Treinta años de dictadura, sin desarrollo de estructuras sociales de participación, tenían que producir un renacimiento de la política partidaria centrada en el personalísimo, lo que ocurrió en las figuras de Juan Bosch y Joaquín Balaguer.
TODOS QUIEREN SER CACIQUES
Si alguien quisiera evaluar la influencia de Bosch y Balaguer en construir el país en que vivimos, solo tendría que realizar una comparación de los indicadores sociales de Haití y la República Dominicana en 1961, donde se demuestra como iniciamos el despegue hacia el crecimiento económico y la formación de las capas medias, fruto de la estabilidad política de nuestro sistema democrático; mientras nuestro vecino se hundía en la pobreza extrema en medio de la dictadura de los Duvalier.
La era después de los líderes, a quienes sumo a José Francisco Peña Gómez, ha sido cubierta por Leonel Fernández y el PLD, quiénes se han convertido en la transición hacia una nueva etapa y han construido un escenario que debería ser aprovechado por sus adversarios.
Una nueva etapa exige partidos adecuados para las exigencias del momento.
La política se sostiene con el andamiaje construido por los partidos, que son el instrumento democrático de expresión popular y deberían plantearse, con un conocimiento de la etapa social en que se desenvuelven, una renovación de la aproximación y practica de esta actividad, ya que. las reglas de juego han cambiado y por lo tanto, los actores también deben cambiar.
Sin embargo la respuesta desde los escenarios políticos que vivimos este fin de semana, es un lamentable espectáculo de hacer mas de lo mismo, demostración clara de la necesidad urgente de cambio que tienen los principales partidos en el país.
El tamaño de los organismos de ¿dirección? de nuestros partidos son tan grandes, que pronto obligará a que realicen sus reuniones en el Palacio de los Deportes o en el Estadio Olímpico.
RENOVACIÓN VERSUS AGREGACIÓN
¿Cuál es la respuesta que están dando nuestros partidos en este escenario de renovación que pide la sociedad?
Unos quieren maquillar sus organismos de dirección haciéndolos tan grandes que, en primer lugar serán incapaces de discutir una sola propuesta importante; no sabemos a quién se le ocurrirá someter alguna moción en un escenario compuesto por 400, 600 o 1, 500 asistentes con derecho a voz y voto.
La elefantiasis que están sufriendo los órganos partidarios obliga entonces al pacto antes de las reuniones, a bajar e imponer líneas políticas, castrando la expresión democrática y sustituyéndola por el conciliábulo y el llamado consenso.
Como los partidos necesitan un espacio de participación y expresión interna y este es inexistente, entonces los medios de comunicación se convierten en el escenario de discusión y enfrentamiento.
El camino mas fácil es el que han escogido los líderes de nuestros partidos, agregar nombres a organismos ya inflados y no deliberantes, antes que propiciar la ratificación de los que valen y la sustitución de los menos aptos.
El ascensor social en que se ha convertido la actividad política sigue su marcha imparable, es mejor tener el título de miembro de alguna cosa, antes que estar fuera, aunque esta membresía sirva menos que nada, el tema es estar en el globo.
El tiempo dirá si el camino que hemos tomado es el correcto, o en cambio, si estamos moviéndonos hacia la crisis, ya que, agregar no es renovar.

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