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Opiniones

Ojalá pueda cumplir

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Ivelisse-prats-de-perezIVELISSE PRATS RAMÍREZ.-

Mis propósitos para este año que empieza no son en su mayoría originales. Repito algunos que no pude cumplir en 2013: publicar esos tres o cuatro libros escritos hace tiempo y que amarillean a medio digitar en las gavetas; escribir algún otro que a lo mejor desdiga lo que afirmé en los viejos, y moderar mi afición por los dulces, que a mi esposo, obseso de la sana nutrición, le provoca una ira santa que se descarga en regañinas permanentes.

Como todos los propósitos de año nuevo, he incumplido ritualmente con esto. De ahí que se mantienen fresquecitos y pueden incluirse en la agenda 2014 que estreno. Eso sí, los acompaño con alguna intención novedosa que marque la vuelta de hoja en el calendario, y me haga sentir, como dirían en Madrid antes de Rajoy, “marchando”.

Para el año próximo, pues, coloco en mi lista conocida de buenos propósitos, otro: hacer un giro En Plural; no solo lingüístico, también semántico.

Últimamente, acentúo más de la cuenta mis impresiones, mis sentires. La poesía retorna a hacerme guiños como en mi juventud, uso metáforas que no son periodísticas.

Pese a que lo estudié en Pedro Henríquez Ureña y escuché de Domingo Moreno Jiménez el consejo de usar pocos adjetivos, mi manera apasionada de ser me ha llamado a echar manos a los calificativos.

En este año, pretendo “sustantivar” En Plural. En la forma, y en el fondo. Me vigilaré para que mis artículos, también mi nuevo libro sean más productos de un procesamiento en mi razón que da la explosión de mis sentimientos.

Los juicios de valor seguirán apareciendo En Plural. No quiero ni debo abstenerme de hacerlos, mi formación política-ética y cristiana me imponen una tabla axiológica que regirá hasta la muerte mis actos.

Lo que pretendo es remansar mis opiniones en la reflexión, primero, ya luego vendría la poda de adjetivos hipertrofiantes; al fin y al cabo, lo que importa es que la realidad o el hecho se conviertan en SUCESO, impactante para los lectores, y que sean ellos los que reaccionen convencidos, que sientan los que me leen la emoción que hasta hoy yo he expresado casi escandalosamente.

Para lograr este giro que me devuelve al aula, alejándome un poco de la ardiente tribuna, deberé leer más sosegadamente, dejar de garabatear en los libros adhesiones o disensos.

Abandonaré la costumbre que también irrita mucho a Mario Emilio, de salir disparada por el pasillo a interrumpir su devota navegación cibernauta, para explicarle lo que acabo de leer.

Como no nos gustan los mismos autores ni los mismos temas, mis interrupciones lo dejan indiferente, cuando no enojado. Resultado: ni siquiera en casa logro insuflar en otros la emoción que a mí me turba.

Para escribir y pensar con sosiego, deberé, sin dejar de ser política, perredeísta, asumir más el carácter de politóloga. Quiero articular más estrechamente la visión científica con la militancia hasta para poder sobrevivir sin el infarto que amenaza.

Será difícil, 52 años sin vacaciones en un partido gravitan mucho, son las dos terceras partes de mi vida.

Asumiré las lecciones de lógica formal que aprendí en mi bachillerato, y las provocativas clases de lógica dialéctica que impartía en la UASD mi inolvidable amigo Andrecito Avelino.

Citaré más a los autores, en vez de comentarlos, eso, además de darle un barniz más erudito a En Plural, acercará a los que me lean a las verdaderas fuentes nutricias.

Sobre todo, echaré mano a la Biblia, al Libro de la Sabiduría, a los Proverbios, que recomiendan prudencia en la lengua y templanza en el juicio, aunque también recuerdan que del corazón habla la boca, y nos animan a “enseñar, reargüir, corregir, para instruir en justicia”…

Este es un buen propósito, y como cada enero, estoy decidida a cumplirlo. Pero los lectores deben también estar en actitud de comprender y excusar si no lo cumplo, como ya ha sucedido antes.

Con lo que me queda de optimismo, justifico desde ahora el nuevo posible incumplimiento, prometiendo que para el 2015, sí haré honor a mi palabra.

Mientras tanto, que se me perdonen, de cuando en cuando, el enojo, el apóstrofe y las lágrimas.

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