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EL EFECTO “TANGO¨

Publicado

en

humberto-salazar-foto1POR HUMBERTO SALAZAR.-
La revista especializada The Economist y el periódico New York Times, llaman la atención en dos artículos sobre lo que se comienza a llamar el ¨efecto Tango¨, que no es mas que el impacto que podría tener la crisis económica Argentina sobre las economías emergentes.
Lo que ocurre en Argentina y Venezuela, son ejemplos de como las irresponsables políticas económicas de sus gobiernos, han conducido a esos países a una crisis inflacionaria y devaluatoria de imprevisibles consecuencias.
En ambos casos, el chavismo y el kischtnerismo, han transitado por el periodo de la planta dulce de los altos precios de los commodities en el mercado internacional, actuando como si la época de las vacas gordas nunca fuera a terminar.
En el caso argentino, tercer productor mundial de soja, fue beneficiado por la demanda China de este producto y Venezuela por los altos precios del petróleo en el mercado internacional del crudo.
Ahora, en vez de crear las bases de un crecimiento económico sostenido, modernizando y expendiendo su aparato productivo, estos dos países se embarcaron en una fiesta populista de reparto, la cual parecer llegar a su fin, con la disminución de los precios de la soja y la estabilización del petróleo y sus derivados.
LA PESADILLA BOLIVARIANA
Venezuela, gobernada por un grupo de colectivistas, que dicen ser socialistas en un mundo global y liberal, incurrió en el error de no invertir en la modernización y expansión de su producción petrolera, provocando una disminución de la calidad y cantidad de su principal producto de exportación.
Además, la política de nacionalizaciones hizo huir de ese país la inversión privada, lo que ha provocado que los subsidios sean los que sostienen un sistema político que hace aguas y está al borde del naufragio,
Durante el año 2013, la inflación subió al 56.2%, se establecieron tres tipos de cambio: el oficial a $6.50 bolívares por dólar, el regulado para importación a $12.50 y el paralelo que ronda ya los $60 bolívares por dólar, es decir, diez veces el valor oficial.
En estos momentos ese país sólo tiene liquidez para tres días de importaciones, al bajar sus reservas de $31.000 millones de dólares a $21,000 millones durante el año 2013, de las cuales la mayor parte son reservas de oro y sólo $2,000 millones de dólares en efectivo.
A esta crisis el gobierno venezolano ha respondido con mayores controles en defensa del bolívar, aplicando una tasa de $11.36 bolívares para importaciones no esenciales y manteniendo la tasa de $6.3 bolívares por dólar para las importaciones gubernamentales, especialmente medicinas y alimentos.
El panorama venezolano es oscuro y lo que se esperan son mayores distorsiones del mercado y desabastecimiento de todo tipo de productos; ya Polar, la principal productora de alimentos anunció la disminución de la producción por falta de pago de las materias primas importadas que utiliza.
El FRACASO KISTCHNERISTA
En el caso de Argentina, cuya situación es causa de preocupación, por el impacto que tendría en la economía mundial, se trata de una crisis inflacionaria y cambiaría, debido al impacto de la disminución de la entrada de divisas por la caída del precio de los commodities, especialmente la soja, a nivel internacional y la fuerte carga de subsidios que tiene el gobierno.
El gobierno de Cristina Kistchner ha tomado una vía diferente a la de Nicolás Maduro, estableciendo el llamado ¨cepo cambiaro¨ donde los argentinos que ganen por encima de $7,200 pesos ($900 dólares) al mes, tendrán el derecho, previa aprobación del gobierno, de cambiar el 20% de su salario en dólares, siempre y cuando permanezcan ahorrados por un término mínimo de un año.
Esta medida tiene el objetivo de acercar el cambio oficial, que es de $8 pesos por dólar (hubo una devaluación del 27% la pasada semana), mientras el llamado ¨dolar blue¨, mercado paralelo, se cotiza a $13 pesos por dólar.
El pasado año la inflación argentina se situó cerca del 30%, con un crecimiento pírrico de 1.5%, y las proyecciones no son nada halagadoras; se proyecta para el 2014 una inflación por encima del 35% con un crecimiento 0, o negativo, lo que llevaría a ese país a la tan temida ¨estanflación¨, que no es mas que una alta inflación sin crecimiento económico.
SE ACABO LA FIESTA BOLIVARIANA
El futuro no es nada halagador para los participantes de la fiesta bolivariana, que como en una borrachera de pobres, mantuvo un alto consumo de bienes y servicios, sin crear las condiciones para dar continuidad al crecimiento económico, agregando valor con la inversión del sector privado y la innovación de productos.
Los efectos de las políticas de estatización de los medios de producción venezolanos son notables: las líneas aéreas que sirven a ese país, anunciaron la disminución de sus vuelos por la deuda de $3 mil millones de dólares que mantiene el gobierno por el diferencial cambiario, cuyo monto es imposible de pagar por falta de liquidez.
Ademas, existe desabastecimiento de todo tipo de productos, desde papel de sanitario, hasta piezas de repuesto de vehículos, medicamentos, equipos y los periódicos diarios han anunciado una disminución de sus páginas por la escasez de papel e imposibilidad de obtener divisas para la importación.
En Argentina, se proyectan grandes dificultades económicas, que podría desencadenar una crisis social de enorme dimensiones.
Esto la advirtió el gobernador peronista de la provincia de Misiones, Maurice Closs, quien pidió la semana pasada, la convocatoria a todos los sectores, de parte del gobierno, ¨para no acabar como Alfonsín o la crisis del 2001¨.
Refiriéndose a la renuncia y convocatoria de elecciones anticipadas de parte del gobierno de Raúl Alfonsín en 1990, y a los sucesivos gobiernos que siguieron a la renuncia de Fernando De la Rúa, quien tuvo que huir en un helicóptero que aterrizó en la azotea de la Casa Rosada en el año 2001.
Esta declaración, viniendo de un gobernador de tendencia kischtnerista es algo a lo que hay que poner atención.
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