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Opiniones

LA DEMOCRACIA DIGITAL

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Por Leonardo Gil (Consultor en comunicación política y de Gobierno).-

El hecho digital ha alterado de forma dramática y profunda nuestra forma de vida en sociedad, ha cambiado la forma como hablamos, como trabajamos, como nos relacionamos, como nos enamoramos, como nos divertimos, como negociamos, como nos comunicamos, en fin lo ha cambiado casi todo. Estamos viviendo una revolución histórica, un cambio de paradigma que está atravesando todos los órdenes de nuestra vida; esta es la más creciente, rápida y profunda transformación que nunca jamás haya experimentado la raza humana.

No hay duda de que estamos ante una tecnología disyuntiva en la historia, es la primera vez que una misma tecnología altera al mismo tiempo las dos cadenas básicas de desarrollo del hombre en sociedad: la tecnología del sistema de producción y la tecnología del sistema de transmisión del conocimiento.

Pero frente a ese gran cambio la gran materia pendiente es la política y su sistema democrático, que data desde mediado del siglo VXII, cuando surge el Estado-Nación, la democracia representativa, el concepto de igualdad ante la ley, las repúblicas, y las constituciones. Esa concepción del Estado-Nación es un accidente tecnológico, la razón por lo que tenemos el sistema político actual es porque en ese tiempo no teníamos la tecnología actual para poder representarnos.

Todos los filósofos que pensaron en un nuevo sistema de gobierno en el siglo XVII y XVIII observaron dos hechos fundamentales , primero, el surgimiento de una sociedad que comienza a coquetear con el concepto de igualdad ante la ley, las decisiones de un empoderado dejan de ser legitima, ya no es suficiente que un rey dicte determinada medida para considerar que esa medida es legítima, y un segundo hecho es que esta sociedad que está pensando en la igualdad se le hacía imposible meter a todos los ciudadanos de manera igualitaria en un lugar para concebir, opinar, deliberar y legislar por su futuro, la solución encontrada fue crear una casa llamada congreso donde con un sistema que se llama democracia representativa estarían todos. Las personas que no caben en la casa, votan por uno de sus iguales para que represente a un conglomerado determinado, para que entren en la casa, entonces los que asisten a la casa tienen que votar y tomar decisiones con base en los intereses y las preferencias de las personas a quienes le deben la representación y el poder, creando así el famosos concepto de la voluntad popular.

Pero ¿qué pasa cuando al delegado se le olvida o se desvía de su función y comienza a legislar para beneficio personal y para beneficio de cúpulas partidarias? En ese momento dejamos de tener representantes y surge una clase social nueva que utiliza el poder público para sus propios intereses con los costos sociales que eso representa. Lo más grave es que todo esto está pasando; esta es la crisis de nuestro tiempo, como dice el expresidente de Uruguay José pepe Mujica “La crisis de nuestro tiempo no es ambiental, no es económica, no es social, es política”. Siendo así nos surge otra pregunta: ¿cómo vamos a resolver este problema?

En la época de los reyes existía una red de comunicación centralizada con un sistema de “uno (el rey, el político, Dios) a muchos (el pueblo, los demás)”. Luego surge una red de comunicación descentralizada que se caracteriza por ser una relación de “pocos (producción industrial, la radio, tv. Diarios) a muchos”.

Pero el hecho digital viene a equiparar esa ecuación en la comunicación, ahora el costo de emitir señal es igual al costo de recibir señal, lo que hace que la red permita una estructura comunicacional de “muchos a muchos”. Ya en la era red no se precisa de intermediarios para opinar y participar de la cosa pública, y eso hace que ese sistema de ayer se está quedando corto ante las demandas de una sociedad conectada, a tal punto que luce desgastado, produciendo un descrédito generalizado de la sociedad, por quienes lo representan.

Muchos plantean el hecho de que las personas decentes y de bien no, deberían meterse en ese lodazal de la política. Pero esta aseveración genera varias preguntas: ¿realmente eso es la política? ¿la política no nos ofrece nada más que impunidad y corrupción? ¿no nos ofrece nada más que hipocresía? Las respuestas a estas y otras preguntas similares es que, la política no necesariamente tiene que ser eso, y debería ser tomada en serio por todos los hombres y mujeres de buena voluntad en sus respectivas sociedades, participando de manera activa en la toma de decisiones.

La política está inmersa en todo lo que hacemos; hay política porque hay gestión de conflicto, sin la política la civilización humana se hubiese destruido peleando unos con otros mientras quedara algo por lo que pelear. Los seres humanos somos animales gregarios, pero diferentes unos de otros, lo que hace que para vivir en sociedad debemos hacer acuerdos de convivencia en todas nuestras actividades humanas, desde lo más simple del convivir cotidiano en nuestro vecindario hasta la formulación de un proyecto de nación.

Dada la relevancia de este tema para nuestras vidas, la pregunta sería, ¿No deberíamos estar pensando en mejores mecanismos para gestionar algo tan importante en la vida de todos como es la política? ¿Por qué seguir usando herramientas de ayer para resolver los problemas de hoy.

Contacto:@gilleonardo

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