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LAS LECCIONES DEL GOLPE: 54 AÑOS DESPUÉS

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POR MIGUEL MEJIA*

“Detrás de los perpetradores directos del golpe, militares de estirpe dictatorial, estaban las fuerzas más oscuras de la reacción nacional e internacional”.

Santo Domingo, R.D.- El 25 de septiembre de 1963 la incipiente democracia dominicana sufría un grave ultraje: el presidente Juan Bosch, electo por más del 60% del voto de sus conciudadanos en los primeros comicios libres después de la dictadura trujillista, era alevosamente destituido, apresado y expulsado del país por militares y adversarios políticos golpistas. Para concluir la obra de destrucción y burla a la voluntad popular, los golpistas disolvieron el Congreso Nacional, derogaron la constitución aprobada meses antes, y declararon fuera de la ley a los partidos políticos de izquierda.

Detrás de los perpetradores directos del golpe, militares de estirpe dictatorial, estaban las fuerzas más oscuras de la reacción nacional e internacional. La oligarquía dominicana, que había quedado fuera del reparto del botín de la riqueza nacional por la avaricia insaciable de los Trujillo, estaba deseosa de tomar por asalto el poder y apartar el escollo de un presidente, como Bosch, negado a cualquier componenda a espaldas o contra los intereses del pueblo. Junto a esta, la alta jerarquía de la Iglesia católica, de entonces, receptora de prebendas del trujillato y su fiel colaboradora en la obra de mantener de rodillas a todo el pueblo. Por últimos, las agencias del gobierno de los Estados Unidos cegadas por la histeria anticomunista en tiempos de la Guerra Fría, y garantes de los intereses de sus trasnacionales.

Contra todo este cúmulo de fuerzas poderosas, prácticamente solo e indefenso, un presidente ético y con un profundo compromiso con su pueblo; un luchador espartano que confiaba en la democracia, y aún creía que los más oscuros capítulos de la tragedia nacional habían quedado atrás y para siempre. La historia le mostraría que cuando se afectan poderosos intereses económicos, y se gobierna para las mayorías, no para élites inescrupulosas, el peligro de ser atacado con la mayor violencia, y sin freno alguno, era y continúa siendo una triste realidad en el mundo.

Ha pasado más de medio siglo de aquellos hechos que, como todo acontecimiento histórico negativo, tuvo largas y nefastas consecuencias para el país. Un alto precio en sangre y dolor tuvieron que pagar los dominicanos para poder reconstruir la democracia hollada. Pero con ella no regresaron las ideas revolucionarias de Juan Bosch acerca de cómo gobernar con el pueblo y para el pueblo.

Es cierto que en muchos órdenes hemos avanzado, pero también lo es que, en cuanto a transparencia, humildad, entrega a la causa de la justicia social, combate a la corrupción y adecentamiento de la vida nacional, estamos en niveles aún inferiores a los que marcaron los escasos siete meses del gobierno de Bosch. Corresponde a las partes sanas de la sociedad actual, y muy especialmente a los jóvenes, retomar las enseñanzas de aquel presidente derrocado; estudiar su legado y los factores que se combinaron para derrotar aquella primera experiencia de gobierno popular, y lo más importante, estar en condiciones de seguir y actualizar aquellas luchas por un futuro mejor, combatiendo a las lacras del presente.

No hay mejor homenaje a la vida y obra del profesor Juan Bosch que participar en la batalla de cada día por forjar definitivamente la patria que él soñó. Ese es su mensaje a 54 años del golpe del 25 de septiembre de 1963.

Septiembre 25, de 2017.

*El autor es secretario general del Movimiento Izquierda Unida (MIU).

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