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Opiniones

CARTA PÚBLICA A LEONEL FERNÁNDEZ

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Señor
Dr. Leonel Fernández,
Expresidente de la República y presidente de la Fuerza del Pueblo

Después de saludarle cordialmente, me permito dirigirme a usted, en interés de puntualizar algunas ideas relacionadas con los antecedentes y culminación del reciente proceso electoral, en el que usted fue protagonista de primer orden, aunque algunos con visión corta y tubular quieran regatear u olvidar a conveniencia su rol estelar en la conformación y determinación del actual desenlace democrático en la Republica Dominicana.

Para entender, calibrar y valorar lo que pasó en estas elecciones hay que situarse en el ayer reciente, y remontarse, quizás, un poco más atrás, donde hunden sus raíces los fenómenos políticos-sociales que hoy conocemos y tenemos.

Con esta mirada retrospectiva, podremos ver que todo comenzó allá, en 2012, cuando teniendo usted la oportunidad constitucional de repetir en el poder y eras aclamado para hacerlo por la inmensa popularidad que disfrutaba, prefirió renunciar a esa posibilidad, y en un acto noble de desprendimiento político, endoso su liderazgo y delego todo su peso político en favor de su compañero Danilo Medina. Literalmente, tuvo que tirárselo encima como se dice en argot dominicano, para poderlo llevar al poder montado en sus hombros, porque era un candidato opaco, que no prendía ni levantaba entusiasmo popular.

Así pudo Danilo Medina acceder al poder, pero muy pronto se le avivó en la cabeza el gusanillo de la ambición y vio que usted era un obstáculo a eliminar en su camino hacia tragarse hasta un tiburón podrido con tal de atornillarse en la presidencia. Lo que vino después todo lo conocemos: la traición, la ingratitud, la calumnia, la trampa, las emboscadas alevosas, los acosos, los chantajes, las tramas perversas, los celos malvados y la envidia de los menos dotados intelectualmente que siempre están en malévolo acecho para asestar la puñalada trapera a quienes ascienden como usted.

Estoicamente, resistió los embates de la depravación política, la cual llegó más lejos de lo que usted podías esperar de la insania humana, pues sus más allegados doblaron la cerviz ante el oro corruptor, sumándose a la conspiración que buscaba desprestigiar, degradar su liderazgo y enlodarlo moralmente, para cavar su sepultura política.

Aun con todo eso, usted creía y confiaba en su partido, en sus bases y dirigencia humildes no corrompidas, y por eso se quedó allí hasta el último momento, recibiendo golpes y humillaciones de todo tipo, cual cristo de la democracia, sin devolver con la misma moneda, porque su espíritu de alto vuelo estaba por encima del lodo y las bajezas humanas que encarna Danilo Medina y su entorno.

Y así arribo al año 2016, cuando tuvo que transitar por un proceso escabroso para impedir que Danilo violara su pacto de caballero ante el país, de no reelegirse ni reformar la Constitución. En ese entonces, usted se erigió en adalid de la democracia, la Constitución y nuestra institucionalidad, pero perdió el pulso interno porque Danilo logró, no solo corromper el Comité Político del partido, sino todo el tejido social e institucional de la Republica Dominicana con el único interés de establecer un gobierno despótico en la Repùblica Dominicana.

A regañadientes y como quien apura un trago muy amargo y aún en contra de sus convicciones, tuvo que resignarse al avasallamiento y aceptar la repostulación del danilismo, solo por la unidad de su partido que, Bosch le encomendó resguardar y cuidar por el bien de la salud democrática de la República cuando dijo, “ Leonel es una Mina de Oro” .

Pero como la obsesión por la permanencia en poder, pensando que éste es eterno, obnubila a ciertas personas, Danilo cual escorpión que no se resiste a su naturaleza venenosa, volvió por sus fueros con el tema de la reelección. Y otra vez tuvo usted se vio en la necesidad de salir al frente, esta vez tuvo que recurrir y envainar la espada democrática, dispuesto a dar la batalla hasta el final para impedir que se entronizara una dictadura y que la obra más fecunda del boschismo pereciera en tus manos.

Fue así como usted logrò movilizar a todo un pueblo y alinear detrás de usted a todas las fuerzas vivas de la nación, a toda la sociedad civil, en el reclamo de hacer respetar la Constitución contra los intentos de vulnerar la institucionalidad democrática, frustrando y derrotando con su valiente actitud la imposición de Danilo, cosa que no le perdonó el mandatario saliente.

De ahí en adelante la historia es sabida, Danilo solo trabajó, cegado por la venganza y el rencor, para meter palos en las ruedas del candidato natural del PLD, que era usted. Y así, sin pensar en la suerte final del partido, sin importarle más nada que no fuera la retaliación y el castigo, Danilo buscó al peor candidato posible para hacerle al partido el mayor daño posible, y no solo eso, sino imponerlo tramposamente contra postulantes más meritorios y legítimos del PLD.

Como bien sabes, porque lo padeció en carne viva, los desenfrenos del danilismo llegaron hasta el extremo de amañar, manipular y retorcer electrónicamente los resultados de las primarias abiertas para imponer su penco error, que le costó a las bases humildes del PLD las fuentes de sustentación familiar.

Su interposición como escudo de la democracia al encabezar la lucha contra el voto electrónico del que fue víctima del uso marrullero que le dieron, si bien no impidió corregir el entuerto y colocarle como genuino ganador de ese proceso convencional, por lo menos impidió que ese fraude se volviera a cometer, en proporción más gigantesca, en las elecciones generales que acabamos de celebrar, y terminara vulnerando la voluntad popular, y por ende destruyendo las aun frágiles instituciones públicas del estado dominicano.

Por eso, debes estar consciente de que la salvación de la democracia dominicana tiene una deuda eterna con usted. A usted le debemos que tengamos una democracia triunfante y más fortalecida. Gracias a usted salimos de una corporación mafiosa que estaba defalcando el país. Por usted no caímos en el vacío institucional de que de las urnas saliera un resultado diferente al voto emitido mayoritariamente, validado por las distorsiones digitales o cibernéticas que se agazapaban detrás del voto automatizado.

De modo que, corrigiendo a su hija en la aseveración de que “tú los pusiste y tú los quitaste”, yo diría que usted los puso y ellos mismos se quitaron. Se quitaron cuando se le atravesaron por el medio para evitar que fueras el candidato del partido. Se quitaron ellos mismos cuando no salían de escándalos y escándalos de corrupción, cuando llevaron al país al hartazgo frente a la ineptitud, la arrogancia y las ambiciones desmedidas. Se quitaron porque buscaban instaurar en el país un régimen de fuerza, se quitaron porque viciaron y corrompieron nuestras instituciones. Se quitaron porque perdieron el rumbo de la historia.

En fin, digo que usted no fue quien los quitó, porque sus acciones nos han enseñado que, es más dado a envainar la espada que alzarla en busca de venganza.

Se convirtió en escudo humano para proteger la democracia dominicana de un grupo de individuo que estaba resuelto a todo. Y todo lo hizo por amor a la patria y a su partido, lealtad a sus ideales y sus convicciones democráticas. Se sacrificó electoralmente para que el país no cayera en un despeñadero y esa debe ser su satisfacción mayor, la victoria del deber cumplido. Quizás nunca sabremos en el presente la dimensión de su sacrificio, pero cuando las pasiones del momento hayan pasado, la historia le pondrá en el lugar correcto que le corresponde. Y tenga por seguro que allí no estarán quienes le adversaron implacablemente, pues muy pronto estarán ocupando el banquillo de los acusados.

Por Pascual Ramirez
Abogado & Político
Reside en Nueva York

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