Opiniones
Periodismo y el buen uso del lenguaje
POR CARLOS NINA GOMEZ
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Los más connotados académicos del periodismo nunca dejan de educar a sus alumnos en base a la tradicional y vieja Pirámide Invertida en la que, como lo indica su nombre, el reportero, cuando redacta una noticia, debe colocar arriba los principales datos de la información y abajo, de último, los menos importantes.
Sin embargo, muchas veces el moderno sistema informativo ha ocasionado limitaciones en un considerable segmento de la prensa local debido a la facilidad que le da la Internet.
Es decir, logra hacer amplias publicaciones, pero -y subrayo este aspecto- sin perder la función del talento e ingenio de capacitados periodistas. También acotar que el avance o desarrollo del modernismo computarizado, no significa que los redactores de estos tiempos vivan estancados.
Porque, además, el intelecto y la iniciativa profesional del periodismo caminan al mismo paso del imparable avance de la ciencia comunicacional que marca la tecnología más sofisticada.
Pifias periodísticas:En el diarismo nacional se cometen «muchas pifias gramaticales”. Entre esas pifias anoto las siguientes: En una noticia el periodista redacta: «Los profesores y las profesoras comenzaron una huelga». «De hecho, según se dijo, hacer huelgas no es correcto». Basta con escribir: Los profesores comenzaron una huelga. Tampoco se debe escribir «de hecho». Es una frase muy manida que está demás.
Más pifias:Leemos con frecuencia el mal uso de algunos términos. En español el plural en masculino implica ambos géneros. Una persona, al dirigirse al público, no debe decir «los dominicanos y dominicanas o los niños y niñas». Lo correcto es decir o escribir los niños. O los dominicanos.
Aquí un ejemplo -chistoso, por demás- en el que se evidencia la incorrecta aplicación del castellano:» La pacienta era una estudianta adolescenta de las cantantas y la velaron en capilla ardianta».
¡Qué barrabasada gramatical!
Cuando se trata del género femenino no se dice ni se escribe «presidenta». Se escribe y se dice presiente. Es bueno aprender de qué y cómo estamos hablando o escribiendo.
Conclusión:No dejemos desfallecer el periodismo pulcro, límpido y bien trabajado. No permitamos que este noble oficio sea «desdeñado» por quienes -principalmente en la redacción- atropellen nuestro idioma.
Los periodistas, que trabajan en función del respeto a los postulados, principios y ética, están también en la obligación de velar por su correcta praxis y, además, ¡actuar como vigilantes del buen escribir y el buen decir.
Hay más interminables pifias, pero el angosto espacio no permite que las sume a las citadas.