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Opiniones

Clientelismo Vs. solidaridad en Thanksgiving

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Por Samuel Sánchez E.-

Creo y estoy convencido que la única manera en que la sociedad actual puede avanzar es sobre la base de la solidaridad; acciones que permitan dar abrigo, alimentación etc. A aquellos que sencillamente les urge atención, cuidado pues tenemos momentos de angustias personales y familiares, que no pueden esperar.

Esas acciones solidarias, a mi juicio, deben ser cuidando la dignidad de quien necesita de la mano del otro, o sea sin ruido, sin algarabía, lejos de la simple caridad y con el único propósito de servir, ofrecer una mano, cumplir con nuestro deber humano y jamás vanagloriarnos o tratar de sacar algún tipo de partido de un gesto solidario.

Otra cosa es el clientelismo y sobre esto queremos conversar, pues las prácticas clientelistas tienen propósitos maniqueos que parecen se eternizan en la sociedad “post-moderna” actual.

Es necesario, establecer algunas definiciones que nos ayuden a poner en contexto el tema y para ello me auxilio de varios autores.

Jorge M. Audelo Cruz, en su articulo sobre el tema, establece: “Aquellas relaciones informales de intercambio recíproco y mutuamente benéfico de favores entre dos sujetos, basadas en una “amistad instrumental”, desigualdad, diferencia de poder y control de recursos, en las que existe un patrón y un cliente. Mas adelante el autor señala un punto para mi, valiosísimo “El objeto de los intercambios son los recursos públicos y este hecho hace que tenga interés en términos de democracia”.

Permítanme citar a Barbara Schroter, en su estudio “Clientelismo político ¿Existe el fantasma o se viste? “Clientelismo denota el intercambio de bienes y servicios por apoyo político y votos”. Esta autora cita a Mario Caciagli, quien establece “El clientelismo (…) sirve para el intercambio mutuo de servicios y bienes entre dos personas socialmente desiguales o entre dos grupos. Se trata de una relación diádica, en la cual una persona poderosa (el patrón) pone su influencia y sus medios en juego para dar protección o ciertas ventajas a una persona socialmente menos poderosa (el cliente) que le ofrece respaldo y servicios al patrón”.

Observando la estructura del clientelismo y su necesidad de eficiencia y expansión, el señor Caciagli, nos muestra parte de su entuerto; “El patrón satisface las necesidades del cliente y representa sus intereses frente a terceros. Si no es capaz de organizar los recursos necesarios o si no dispone de los contactos necesarios, él mismo (el patrón) se convierte en un cliente y tiene que buscarse un patrón que sea capaz de satisfacer sus necesidades. Así que el clientelismo se puede visualizar en el modelo de una pirámide que se forma en díadas patrón-cliente apiladas”.

En nuestro país, la República Dominicana, desde que se llevaron aquellos carros Austin, en el gobierno del entreguista Donald Read Cabral y posteriormente del balaguerato en 1966, las prácticas clientelares se han convertido en una acción asidua de todos los gobiernos.

Estas mañas de hacer “favores” a cambio de apoyo político a tenido consecuencias lastimosas, en sectores sociales explotados y marginados, que ven como un favor, lo que en verdad es un derecho.

La marca negativa que deja el clientelismo es dañina, porque enseña a una franja importante de la sociedad a depender del “favor” del patrón, del cacique, del político que lo controla todo que provoca desmovilización y pasividad por décadas en una sociedad.

Muchos oficiales electos en la ciudad de New York, de origen dominicano, han traído esas practicas clientelares en fechas simbólicas importantes en la sociedad receptiva; me da vergüenza ajena ver la gente humilde nuestra haciendo grandes filas en pleno frio, buscando una caja de alimentos, un pavo etc. Cuando vivimos en un país de primer mundo que tiene todos los mecanismos para que esas acciones se realicen sin dar ese espectáculo.

No me cabe duda que mucho de esos oficiales electos (sobre todo los mas jóvenes) replican lo que han visto; pero ese es el camino incorrecto. Es plausible ser solidarios, pensar en las necesidades de los nuestros en los vecindarios bajo línea de pobreza, pero son necesaria varias acciones para superar estas formas de mendicidad.

Primero, usar los recursos de que dispone el sistema para hacerle llegar a los beneficiarios, esos gestos solidarios (no caridad); segundo, como oficiales electos con diagnósticos concretos sobre los niveles de pobreza, generados esencialmente por los bajos salarios de los trabajadores y las altas rentas, llevar propuestas, donde se toman las decisiones, que toquen el fondo del problema y entender que la miseria, el hambre y la desesperanza, no se resuelve “regalando” pavos un día.

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