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Opiniones

Crónica del tiempo: Una vez, Don Ramón Báez Romano me confió “un secreto de Estado”…

Publicado

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Por Emiliano Reyes Espejo (*)
(ere.prensa@gmail.com)

“Se te ocurre una estafa mayor, el gobierno de Estados Unidos entregando a otro país oro falso”. Parece mentira, diría que eso es algo absolutamente incierto, pero ocurrió, asimismo, este hecho aconteció y creó una situación que rozó la amenaza militar. Se dio un acontecimiento que parece no tener sentido cuando, especialmente, se trata de potencias que gozan de grandes despliegues de las más avanzadas tecnologías que existen en pleno siglo XXI.

No es común que ocurra algo así, pero como ya se puede observar –quiérase o no-, eso acontece, según expuso el director de CMC Metales Preciosos, el experto español Germán Vega Lombardía. Este especialista dijo que la poderosa nación del Norte pagó una deuda en oro que debía a China con una especie de “Bollycao tungsteno”, o sea, oro falso.

El hecho, ocurrido en el 2009, causó una peligrosa controversia entre estas potencias. Incluso China llegó a amenazar militarmente a Estados Unidos por la insólita transacción.

Otros casos raros: la Barrick

Entre los años 2009-2010 “una empresa minera coge y dice que tiene una mina en Indonesia que tiene…que los geólogos dicen que tiene 6,500 toneladas de oro”, narró Vega Lombardía. Y agrega que eso fue un disparate mayúsculo porque según dijo, la minera “habla de 6,500 no habla de 310.000 toneladas”. Refiere que “la empresa se llama Barrick, la minera”.

Este experto destacó que cuando se dijo la noticia, ¿qué pasó en la Bolsa con la minera de oro? Pues, multiplicó “por cien el precio de sus acciones”. Apuntó que “hasta George Bush estaba metido en el negocio, era parte del negocio”. “El expresidente de Estados Unidos, George Bush, era parte, era parte…y simplemente allí, cuando fueron a la mina había un pedregal, ni siquiera había oro, nadie se molestó en verlo”.

Un negocio burdo

“¿Fraude? ¿Qué fraude? Pero si es que no hace falta un fraude, somos mucho más burdo”, sostuvo. Refirió que también “encontraron tungsteno en barras de oro de 500 gramos cuyo origen era un banco…un banco quiere vender su oro, un banco alemán (esto apareció en televisión alemana). “El banco en cuestión lleva el oro a la refinería a fundir…por dentro era tungsteno y por fuera oro, era falso”.

“Esto no mucha gente lo sabe, pero a mí no se me ocurre una noticia más escandalosa que (esta desavenencia entre Estados Unidos y China)”, refirió Vega Lombardía en una entrevista en el espacio digital español “Negocios TV”, en la cual llamó la atención, además, sobre las formas sobre cómo se manipulan los precios del oro en los distintos mercados del metal precio.

Relató que: “En un momento determinado en octubre de 2009 China todavía utilizaba lo de la balanza de pago, entonces Estados Unidos tenía que pagar una cantidad en oro a China, pero ¿qué pasa? No lo tiene, en Estados Unidos…no hay oro, debía haber 8,500 toneladas y –ya lo he dicho muchas veces- no hay oro ni para hacer un anillo”. “Una vez un trabajador de allá filtró una fotografía y las estanterías que debían estar cargadas de oro, estaban cargadas de papeles”.

Narra que ante la apremiante situación, “China presiona y quiere su oro, y se pone muy, muy seria”. “Yo me acuerdo de la época en que se dieron muchas noticias” sobre este problema. “China hasta amenazó militarmente, dijo que ella quería su oro”, subrayó.

-“Claro, Estados Unidos se vio tan presionado que tenía que entregar el oro y no se le ocurrió mejor historia que hacer lo mismo, oro falso, o sea, compró tungsteno, lo forró de oro y le entregó eso a China”. Y agregó: “Ojo, no hablamos de una tontería, hablamos de 5,600 lingotes, eran de 400 onzas, o sea, 12,44 kilos, que era una auténtica pasada. Estos lingotes ¿a dónde van a parar?, van a China…tardó cinco minutos en verlos, se puso muy seria, se retiró ese oro y se entregó oro bueno…”.

Vega Lombardía afirma que “lo más grave de todo (es que) están por ahí las facturas de la compra de tungsteno, han comprado, pero una auténtica salvajada de toneladas de tungsteno”. “China no quiso ese oro, pero los otros países sí, ese oro anda por ahí, anda por ahí…cuántas reservas…Si un día se hablara de las reservas de los bancos, sobre todo de los bancos centrales…de toda forma, no importa demasiado, porque si la LDMA -que es el consejo regulador del oro- dice que ese oro es bueno, lo es”,…

¿Cosas de la minería?

Mientras escuchaba al director de CMC Metales Preciosos hacer estas increíbles afirmaciones, llegaron a mi memoria las sabias palabras sobre las veleidades y trucos de la minería que me hizo don Ramón Báez Romano, el entonces secretario de Estado de Industria y Comercio durante el gobierno de Antonio Guzmán,

Transcurrían los años 78-80 cuando don Báez Romano en el ejercicio del gobierno del fenecido Presidente Guzmán, me recibió en su despacho y en amena y franca conversación me confió un “secreto de Estado”, el cual debí guardar por siempre para “no traicionar a la Patria”.

En mi labor rutinaria de búsqueda de noticias como reportero de la estatal Radio Televisión Dominicana (RTVD) visitaba a la secretaría de Industria y Comercio, entre otras instituciones ubicadas en el Edificio de Oficinas Gubernamentales que hoy lleva el nombre de don Antonio Guzmán, bautizado como El Huacal. El secretario de Estado, don Báez Romano, me recibía casi siempre con mucha gentileza y, además de facilitarme noticias, conversaba conmigo sobre diferentes temas.

Presumo que hacía lo mismo con los demás colegas. Báez Romano recibía a los periodistas en su despacho sin ningún problema. Me extrañó, empero, que en mi caso me confiara asuntos internos de la secretaría, algunos de los cuales me decía no eran para su publicación.

Un día llegué en busca de noticias, -como siempre-. Su secretaria me anunció y él me recibió en su despacho. Se puso de pie cuando entré y me saludó con un gesto de afecto. Dijo que me trataría algo importante que me revelaría “un secreto de Estado”.

Con la advertencia de que confiaría en mí y que tenía que garantizar que no divulgaría nada de lo que me revele porque se trataba de algo que tenía que ver con la seguridad del área económica del Estado. Para compensar, me facilitó otros valiosos datos de la Secretaría que me sirvieron para elaborar un buen texto para el noticiero de RTVD.

El secreto de Estado

¿En qué consistía ese secreto? En principio no entendí mucho sus explicaciones. Yo era un periodista bisoño que apenas daba mis primeros pasos. Me explicó que se trataba de la explotación de la bauxita de Cabo Rojo, Pedernales, por parte de la minera estadounidense Alcoa Exploration Company. Habló de pesaje por toneladas, calidad del mineral, comercio internacional de la bauxita, las exiguas ganancias que se obtenían en el país, así como los grandes beneficios que recibía la minera, entre otros datos valiosos.

Escuché atento, sin anotar ni grabar nada. Sabía que era solo un conversatorio y que no debía elaborar noticia con lo conversado. Mi mente elucubra mientras escuchaba -imperturbable y timorato- aquellas informaciones que eran tan sensibles, no solo para esa institución sino también para el país. En uno de esos momentos llegó el veterano periodista José Romero (epd), prestigioso editor económico del Listín Diario. Se anunció con la secretaria, pero Báez Romano le mandó a decir que estaba ocupado, que por favor que esperara.

-“Señor Secretario, es el periodista Romero del Listín Diario, paremos la conversación hasta aquí y usted lo recibe, luego seguimos”,expresé.

-“No, no, está bien, que espere, vamos a seguir nuestra conversación…”,respondió. Romero esperó, pero me la cobró a la salida. Báez Romano me mostró varios envases pequeños con muestras de bauxita que tenía en su despacho:-“Tú ves esos envases, contienen distintas muestras de bauxita extraídas de la mina de Cabo Rojo, en Pedernales”,explicó, y a seguidas, agregó:“El gobierno del Presidente Antonio Guzmán tiene especial interés en examinar la calidad de ese mineral y enviaremos esas muestras a un laboratorio del gobierno de Jamaica, especializado en análisis sobre la calidad de la bauxita”.

Báez Romano me indicó que el líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) doctor José Francisco Peña Gómez, había hablado con su amigo Michael Manley, primer ministro de Jamaica, para enviar de manera secreta una bauxita de Cabo Rojo a analizar en un laboratorio del gobierno jamaiquino. Guzmán se apoyó en Peña Gómez para estas gestiones con el gobierno de su amigo Manley. Los análisis de calidad de la bauxita en laboratorios jamaiquinos buscaron tener datos precisos que permitieran al pueblo dominicano obtener mayores beneficios por la explotación del mineral. Jamaica era una potencia de exportación de bauxita en la región.

Los trámites se hicieron a nivel de secretismo, de Estado a Estado. Los resultados se usarían para las negociaciones con la minera. Se procuraba por tanto que los resultados no trasciendan, a fin de evitar que cayeran en manos de la Alcoa, minera que extraía y exportaba este valioso mineral desde Pedernales. Ocurría que esta empresa pagaba “centavos” al Estado dominicano por toneladas de bauxita de Cabo Rojo bajo el alegato de que era un mineral de “mala calidad”.

Guzmán trazó como meta de su gobierno enfrentar y cambiar dicha situación. En el país no había entonces laboratorios especializados para ese tipo de análisis. El gobierno dependía de lo que le dijera la Alcoa, que sí usaba sus laboratorios en el exterior y los resultados siempre eran los mismos, una alegada mala calidad, argumento que usaba para pagar cheles por toneladas de este mineral.

La operación era altamente confidencial y don Báez Romano me la confió con la reiterada advertencia de que se trataba de un “secreto de Estado” y que si lo divulgaba incurriría en “traición a la Patria”.

Cuando terminamos la conversación, me despidió con mucha amabilidad y con el convencimiento de que yo no le fallaría. Entonces ordenó a su secretaria que le dijera al periodista José Romero que entrara. Cuando iba saliendo, el colega Romero me miró sorprendido y con cara de no buen amigo por la larga espera, atinó a decir:

-“Ah, bueno, pero mire quién era que estaba ahí, yo creí que era una personalidad…”.

Pasó el tiempo y después de la muerte de don Antonio Guzmán, Báez Romano, “empresario, político y golfista dominicano proveniente de una de las familias más influyentes de la República Dominicana”, volvió a sus actividades empresariales y financieras, las cuales adorna con una exitosa y acendrada práctica deportiva. Sus datos biográficos señalan que “en 1987, (Báez Romano) obtuvo junto con su hijo, Ramón Báez Figueroa, el segundo lugar durante el Primer Torneo Sugar Open, que se celebró en Casa de Campo, La Romana. Fue miembro del Salón de la Fama del Golf Dominicano”.

En una ocasión, mientras laboraba como reportero del Listín Diario coincidimos, don Báez Romano saliendo y yo que llegaba para integrarme a la redacción, él era entonces presidente de la editora Listín Diario, desde el año 2000. Iba saliendo algo presuroso del emblemático edificio, me vio y me saludó muy cordialmente.

Se montó en su carro, pero para mi sorpresa, abrió la puerta, se desmontó del vehículo, me llamó y me hizo varias preguntas, le expliqué que trabajaba en el periódico.

-“Tenemos que hablar, ahora voy rápido, pero ya sé que te puedo localizar en la redacción, te contactaré”, dijo ante el asombro de la recepcionista y el “guachimán” de la recepción. Todo fue rápido y no sé si se recordó de mi nombre, pero fue un efusivo y agradable saludo. No lo volví a ver. Después de tantos años recuerdo sus sabias palabras y me resalta la impresión de que pasado el tiempo, todavía la minería es un negocio digno de vigilar.

Don Ramón Báez Romano falleció el 7 de marzo del 2022, tres días después de haber cumplido 93 años. Paz al alma de este gran hombre, emprendedor y servidor de la Patria.

(*) El autor es periodista.

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