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Opiniones

Programa, partido y gestión de gobierno, a propósito de los desaguisados del PRM

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Samuel Sánchez E

Por Samuel Sánchez E.-

NUEVA YORK.- La sociedad dominicana conoce las propuestas de reformas del presidente Luis Abinader y concomitantemente afloran las “contradicciones” primero de grupos del mismo partido y gobierno, tomando distancia o enmendando la plana al primer mandatario y también de los partidos de “oposición”.

Se supone que una organización política diseña y presenta al electorado un programa de gobierno con algún propósito, excepto que su intención sea solo cumplir con un requisito electoral, embadurnar papel y envilecer a una parte del electorado que no tiene como habito fiscalizar la concreción de los programas de gobierno.

Tengo la sensación de que las propuestas del presidente Abinader tienen mas contradictores dentro de su partido y su gobierno que en la “oposición” de derecha que encabezan sus siameses ideológicos.

Abinader propone la reducción de 53 diputados, la ampliación de 5 a 20 de los diputados nacionales y la unificación de las elecciones; pero también plantea la fusión de varios ministerios y direcciones generales y la desaparición de otras.

Pero resulta que el PRM tiene el mayor control congresual que haya tenido partido alguno en el país, lo que le facilita impulsar esta y cualquier otra modificación solo con su bancada, pero resulta que el PRM no actúa como partido, sino que mas bien se maneja como un conglomerado bajo unos colores, unos símbolos y un nombre, pero nunca bajo una propuesta programática que los unifica y los hace trabajar en la misma dirección.

La “vieja” forma de hacer política y construir una estructura era que un grupo de personas descubren sus coincidencias frente a algunas preocupaciones sociales, políticas etc.; ese primer grupo difunde las ideas en las que están de acuerdo e inician el reclutamiento e incorporación de otros que se identifican con el propósito. Este proceso marcha y esta organización levanta una propuesta de gobierno, para los cabildos y los ayuntamientos; quienes deciden aceptar candidaturas en esa organización se supone que conocen la propuesta de gobierno y consecuentemente al aceptar ser candidatos, asumen para sí las propuestas legislativas, municipales y presidencial de “su” partido.

Es decir, cuando una persona es electa, a cualquier posición, es porque entiende, asume y se compromete a hacer realidad la propuesta política que representa la organización por la que fue electo.

Resulta que la mayor oposición a las propuestas de Luis Abinader, vienen de los congresistas y funcionarios del PRM y me pregunto, ¿la estructura partidaria no discutió la reforma del estado? ¿Los dirigentes no entienden la trascendencia de las propuestas, el alcance y como marca el desarrollo o el estancamiento del país? ¿la motivación de la militancia en las organizaciones del modelo (PRM/PLD/FP) es tener una posición en el gobierno? ¿Solo los mueve intereses individuales y negocios y no las propuestas que se supone conocen, defienden etc.?

Un partido político llega al poder para implementar el programa que le “vendió” al votante y eso lleva implícito que los oficiales electos son compromisarios de ese programa y su papel fundamental en el congreso es concretarlo, pero partiendo del principio que ese programa fue conocido, consensuado y asumido por todos los militantes y por sus oficiales electos y designados, no entiendo como es posible anunciar reformas y que los primeros opuestos sean quienes se comprometieron con la aplicación de esas reformas.

Hago esta valoración porque los conflictos públicos y tras bambalinas del prm, deja claro que podrán tener dirigentes, pero lideres débiles y que cualquiera de las dos categorías la garantiza el acceso al presupuesto nacional.

Estos desaguisados apenas empiezan con la reforma constitucional, los conflictos podrían profundizarse cuando toque discutir las reformas pendientes, la financiación de la campana electoral y los choques entre el poder no electo, el “hombre del maletín” y los impolutos congresistas comprometidos con su “democracia”.