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Opiniones

La fiebre de las tierras raras y el exceso militar

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Petra Saviñón

Por Petra Saviñón.-

Como la fiebre del oro, llega la de las tierras raras y de repente, en la empobrecida comunidad Las Mercedes, en Pedernales, la provincia más pobre del país, un contingente militar penetra a propiedades, o sea, casas, cercados y fincas, derriba viviendas, tumba sembradíos, despavoridos animales juyen.

 Esto de acuerdo con las crónicas de color de los corresponsales de la zona  que recogen las denuncias de maltrato hasta a niños y ancianos, a los que las férreas acciones de los soldados  no amedrentan y reclaman su derecho sobre parcelas que afirman trabajan desde largas décadas.

Tan grande el molote que requirió la intervención del presidente Luis Abinader. El ciudadano mandatario ordenó a la también ciudadana gobernadora, disponer una investigación y durante una reunión con propietarios hablaron hasta de indemnizar.

Tal parece que no todos son tan pobres por allí, pues las noticias hablan de grandes fincas con buena cantidad de ganado, que como ya dije y según los corresponsales, salió despavorido.

Es bueno verse en el espejo de la provincia Sánchez Ramírez y los enfrentamientos con la minera Barrick Gold, las constantes denuncias de atropello y de cómo algunos proclamados defensores de la comunidad, solo van tras lo suyo, para negociar mejor.

Como en todos los casos, los pequeños siempre quedan de lado y solo aparece el daño causado a los grandes productores, incluso en épocas de aguaceros fuertes, bien fuertes, por cierto, como los de ahora.

Estas aguas que caen y caen han dejado a grandes productores agropecuarios con graves pérdidas y a los chiquitos más, pues el que tiene mil cabezas de ganado y pierde 10, perdió menos que el que tenía 10 y quedó con nueve.

Ojalá que  esas exploraciones no perjudiquen ni a pobres ni a ricos y que las cosas obren para bien, como ha de ocurrir siempre en un país tan aferrado a la fe y en espera de que su dios le mire desde lo alto.

Que estas tierras raras, que no son lo uno ni lo otro y que hace rato oímos que  son términos arcaicos, que estos minerales signifiquen la puerta al progreso de una provincia a la que sus recursos naturales  no les han valido de mucho para espantar a la pobreza.

Que contribuyan con el vuelo de una demarcación que solo ha visto promesas de las autoridades de explotar un turismo que ni porque hay ya un aeropuerto abre las alas y despega.