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Opiniones

El fanatismo y la intolerancia: enemigos silenciosos de la democracia

Publicado

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Por: Elida Almonte.-

NUEVA YORK.- En tiempos de crisis e incertidumbre, resurgen con fuerza el fanatismo y la intolerancia, como si fueran soluciones cuando en realidad son parte del problema. Lo ocurrido recientemente en Minnesota —el asesinato de una congresista demócrata y el ataque armado contra otro legislador— es un recordatorio doloroso del peligro que representan estas actitudes extremas.

El fanatismo no escucha, no dialoga, no cuestiona. Cree que solo hay una verdad y que el resto debe ser eliminado o silenciado. Y la intolerancia, su compañera inseparable, no permite que lo diferente exista. Juntas, destruyen lo que toda sociedad sana necesita: respeto, diversidad y convivencia.

No podemos normalizar el odio político, ni justificar la violencia como expresión de desacuerdo. La democracia no se defiende con armas ni se fortalece con amenazas. Se construye con ideas, argumentos y, sobre todo, con respeto.

Como ciudadanía debemos tener como prioridad lo siguiente:

  • Promover la educación en valores democráticos.
  • Rechazar toda forma de discurso de odio.
  • Defender el derecho de cada persona a pensar distinto.
  • Elegir líderes que promuevan la paz, no la confrontación.

No hay progreso posible en una sociedad dividida por el miedo y la intolerancia. Solo el respeto mutuo y el compromiso con la verdad pueden sostener el futuro que merecemos.