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Iglesia Católica es vapuleada por otro escándalo de sacerdote violó 15 menores

La Iglesia Católica de República Dominicana ha sido ajena a los escándalos por abusos sexuales cometidos por sacerdotes contra niños, niñas y adolescentes, provocando preocupación y desasosiego a feligreses y la jerarquía católica.
La denuncia más reciente se produjo este miércoles contra el sacerdote de la parroquia de Constanza, Juan Manuel Mota de Jesús (Padre Jhonny), quien es acusado de violar sexualmente a unas 15 adolescentes.
De acuerdo a las investigaciones realizadas por el Ministerio Público, el Padre Jhonny invitaba a las menores a misas que se inventaba en pueblos como Bonao, La Vega y Santiago para “engañar” a los padres. Esto lo hacía con el propósito de sacarlas de Constanza.
Hece algunos meses también el sacerdote polaco Alberto Gil Wojciech, fue acusado de abuso sexual de 14 menores en la comunidad de Juncalito, Santiago. El religioso de inmediato emprendió la huida y actualmente es reclamado por la justicia para que responda por los hechos.
Pero además, en julio de 2012, el sacerdote Alberto Zacarías Cordero Liriano, de 40 años, fue apresado y sometido a la justicia bajo el cargo de violación sexual de una menor de 15 años en el municipio de Bonao, provincia Monseñor Nouel.
Familiares de la menor dijeron en la ocasión, que el sacerdote católico intentó detener el sometimiento judicial ofreciendo de 1 a 3 millones de pesos como “compensación”, pero la familia no aceptó la propuesta.
Muy pocos de los religiosos sometidos a la justicia por violación sexual contra niños, niñas y adolescentes han sido condenados por los tribunales dominicanos, al parecer por la influencia que ejerce la Iglesia Católica en la sociedad.
Se recuerda que en la provincia La Altagracia en el año 2005, un grupo de sacerdotes y feligreses fueron acusados por nueve menores, ocho niñas y un niño, de violación sexual y sadomasoquismo.
Esos hechos se cometieron en el año 2004 en el “Hogar La Ciudad de los Niños, San Francisco Javier”, de San Rafael del Yuma, en Higüey. Los relatos que las niñas y el niño hicieron durante los interrogatorios parecían sacados de una novela de terror.
Una niña de sólo cinco años dijo lo siguiente: “un día, de noche, él me despertó (un sacerdote), y me dijo ven acá, me llevó allá atrás (a unos matorrales del patio del albergue), me dijo bájate los pantalones, y yo le dije que no, y él me los jaló (le dio un halón), y me entró su cosa, me dolió, y yo estaba botando sangre y llorando mucho”.
Sin embargo, hasta el momento no ha habido ninguna consecuencia legal contra los acusados. Algunos de ellos, tres empleados de menor rango, murieron calcinados al incendiarse la cárcel de Higüey. Los sacerdotes Cirilo Antonio Núñez y Ramón Antonio Betances, quedaron libres.
El diácono Rigoberto González Radial, cubano residente en Estados Unidos, responsable del albergue, falleció el 7 de enero del 2006 en una clínica de Santiago.
Asimismo, en julio de 2009, el Tercer Tribunal Colegiado de la Cámara Penal del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional condenó a 15 años de prisión al sacerdote Domingo Espinal, por violar sexualmente a un menor de 14 años, en el sector El Invi, en la carretera Sánchez. Los jueces Alina Mora, presidenta, Evelin Torres y Ramón Atilas multaron al sacerdote con RD$100,000.
El cura había sido absuelto en una primera instancia en el año 2006, pero la familia de la víctima apeló la sentencia hasta lograr esta condena.
También, el obispo monseñor Príamo Tejeda, que hasta 1998 estuvo a cargo de la Diócesis Baní-San Cristóbal, fue acusado en 2007 de mantener en secuestro y sometido a violaciones sexuales a un hombre cubano, en Florida, Estados Unidos.
En la ocasión el caso fue publicado por el periódico Herald Tribune, que explicó que el hombre, de 42 años y sólo identificado por las híncales J.G., por asuntos legales, fue ayudado a salir de Cuba por el prelado dominicano en 2005, con la promesa ayudarle a conseguir un empleo y para que ayudara con algunas labores eclesiales.
