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Politólogo Julián Roa critica la incoherencia del gobierno frente a Haití

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Santo Domingo. El abogado y politólogo Julián Roa criticó la política migratoria del gobierno, acusando al presidente Luis Abinader de dar un giro brusco hacia medidas radicales contra Haití, como muros y repatriaciones, pero sin un plan claro ni el consenso necesario para sostenerlas

Según Roa, el mandatario pasó de una postura reivindicativa —cercana a los sectores que cuestionaban la sentencia 168-13 y defendían derechos para los descendientes de haitianos— a una línea dura enfocada en muros fronterizos, repatriaciones masivas y endurecimiento de las restricciones, pero sin el respaldo de un plan bien estructurado ni el necesario consenso político, empresarial y social que permita sostener esas medidas de manera efectiva.

Roa planteó que esta falta de planificación pone en riesgo no solo la estabilidad social, sino también sectores claves de la economía nacional que dependen de la mano de obra haitiana, como la agricultura, la construcción y el turismo.

Advirtió que, sin una estrategia gradual y un acuerdo colectivo, estas políticas solo engrosarán las redes de corrupción vinculadas al control migratorio, dejando al país atrapado en un círculo vicioso.

Estas declaraciones las ofreció durante una entrevista en el programa Propuesta de la Noche,  conducido por el periodista Manuel Jiménez por Teleimpacto, canales 52 y 22.

En un análisis histórico y político, Roa desglosó los orígenes del problema haitiano, los errores de la actual administración y las salidas posibles para enfrentar una crisis que calificó como “multifactorial y muy delicada”, donde no caben improvisaciones ni respuestas populistas.

“Este gobierno llegó con un equipo crítico de la sentencia 168-13, diciendo que dejaba sin nacionalidad a muchos hijos de haitianos, y ahora se ha movido al extremo contrario. El presidente ha cambiado de paso porque la realidad lo obliga, pero lo hace desarticulando a su propio equipo y sin prever el impacto en sectores clave de la economía”, afirmó Roa.

El politólogo insistió en que una política migratoria radical no puede sostenerse sin una estrategia gradual ni un acuerdo amplio que involucre al sector empresarial y a la sociedad civil.

“No es solo una decisión del presidente o de cuatro expresidentes reunidos. Esto requiere un pacto colectivo porque, seamos honestos, ni el mercado laboral ni los empresarios agrícolas y de la construcción van a dejar de usar mano de obra haitiana solo porque se lo pidan desde arriba”, advirtió.

Roa recordó que la crisis haitiana y su impacto sobre República Dominicana no es un fenómeno nuevo. Las tensiones arrancan en el siglo XIX, cuando Haití reconoció formalmente la independencia dominicana en 1867, tras 14 años de guerras. Posteriormente vinieron las disputas fronterizas que se resolvieron en los tratados de 1929 y 1936, bajo presión estadounidense, donde se establecieron los límites actuales. Pero, según Roa, la crisis más complicada es la que sigue abierta: la migratoria.

“Desde los inicios del siglo XX, la industria azucarera trajo haitianos porque eran mano de obra más barata, no porque los dominicanos fueran menos productivos. Con la quiebra de los ingenios, esa mano de obra se derramó hacia la agricultura, la construcción, y ahí sigue. Los empresarios lo ven como un milagro: trabajadores sin derechos, sin seguridad social, casi esclavos”, afirmó.

El problema, según Roa, es que las recientes medidas del gobierno no previeron las consecuencias para la economía. “Cuando se habla de repatriaciones masivas, hay que preguntarse: ¿quién va a llenar esos puestos en el campo, en los hoteles, en la construcción? Ya el sector empresarial está reclamando públicamente que necesitan esos trabajadores y piden reactivar un plan de regularización. Pero el gobierno ha dicho que no quiere hablar de eso. El propio vocero Homero Figueroa lo negó rotundamente”, señaló.

Roa también denunció que, aunque hay miles de militares en la frontera, existe una “puerta giratoria” alimentada por la corrupción. “Es imposible que digan que han sacado 300 mil, 400 mil haitianos en seis meses y todavía tengamos tantos aquí. Todo el proceso de deportación tiene precios: desde el policía que lo atrapa y lo suelta, hasta el funcionario que lo deja salir del centro de detención. Nadie lo puede negar. Y el único responsable es el gobierno”, enfatizó.

Sobre la reunión entre Abinader y los expresidentes Fernández, Mejía y Medina, Roa fue claro: es positiva, pero insuficiente. “Esto no se resuelve entre cuatro personas. Es el Consejo Económico y Social (CES) el espacio donde debe debatirse este tema, porque allí están los empresarios, los sindicatos, la sociedad civil. Pero ojo: el gobierno no puede lavarse las manos diciendo ‘que lo decida el CES’. La decisión final es del presidente. No decidir es también decidir”, sostuvo.

Roa subrayó que una política migratoria responsable debe ser gradual. “No podemos aceptar que la mano de obra haitiana sea la base de nuestra economía para siempre, pero tampoco podemos cerrarles la puerta de golpe sin preparar al sector productivo., dijo.  

Hay que darle al empresario diez o quince años para actualizar su maquinaria, tecnificarse, contratar dominicanos. Pero eso requiere un plan, no improvisación ni populismo”, afirmó.

El politólogo recordó que el plan de regularización iniciado en el gobierno de Danilo Medina fracasó en gran parte por la falta de identificación de los propios migrantes. “El gobierno haitiano nunca ha mostrado buena fe en entregar documentos a su gente. Sin papeles no hay regularización posible”, explicó.

Finalmente, Roa alertó que los prejuicios históricos pesan en ambos lados. “Los dominicanos tenemos prejuicios hacia Haití, pero los haitianos también creen que su desgracia es culpa nuestra. Es un tema que no se puede resolver ni desde la ignorancia ni desde el oportunismo político. Defender la soberanía es innegociable, pero se necesita inteligencia y planificación”, concluyó.