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Opiniones

En memoria a Juan Bosch, en el 116 aniversario de su nacimiento

Publicado

en

 Por Alfredo Cruz Polanco.-
(alfredocruzpolanco@gmail com)

“Podré ser derrocado como cualquier presidente puede ser derrocado en América Latina, pero no seré deshonrado. Cuando salga del poder tendrán que reconocer mi honestidad”. J.B.

Al conmemorarse el 30 de junio de lo corriente, el 116 aniversario del nacimiento del prócer dominicano Juan Bosch y Gabiño, propicia es la ocasión para recordar algunas de sus cualidades, valores y virtudes morales que siempre lo caracterizaron en todos sus actos públicos y privados, así como algunas muestras de desprendimiento, sacrificios y humildad, en un momento en que estas brillan por su ausencia en el liderazgo político de nuestro país, el cual está siendo afectado por una gran crisis de valores, de principios éticos y morales.

Del ex Presidente Juan Bosch es mucho lo que se ha escrito, hablado y aclamado sobre su figura como escritor, educador, cuentista, historiador, ensayista, político y humanista, pero son muy pocos los que se han detenido a emular su tratectoria de vida; a reconocer y a practicar con el ejemplo dichas virtudes morales, tal como él lo hizo.

Durante los siete meses de su gobierno, Juan Bosch evitó que las riquezas que el pueblo dominicano logró preservar de la dictadura de Trujillo fueran festinadas y repartidas entre los sectores de la oligarquía y por los depredadores del sistema político.

Aplicó un plan de austeridad, evitando el derroche y renunció a los privilegios existentes. Disminuyó el sueldo de los funcionarios públicos, comenzando con
el suyo.

Hoy que muchos funcionarios, senadores y diputados no han presentado su declaracion de patrimonio, o no la han presebtado correctamente, de acuerdo a la Ley 311-14, es importante que observen cómo fue su  conducta y su accionar en la politica.

En la declaración jurada de bienes de él y de su esposa, Doña Carmen Quidiello de Bosch, hecha antes de juramentarse como Presidente de la República el 27 de febrero de 1963, hicieron constar que no poseían ninguna clase de bienes muebles e inmuebles, propiedades ni acciones de ningún tipo; fondos ni dinero, tanto en el país como en el extranjero, que vivían en una humilde vivienda rentada, cuyos escasos ajuares fueron adquiridos a crédito y estaban aún pendientes de pagos.

La Constitución con la cual gobernó el Presidente Bosch, conocida como la “Constitución del 63”, de la cual fue su principal ideólogo, fue respetada hasta el último día de su gobierno, considerada como la más progresista, avanzada, democrática y la de mayor justicia social.

Cuando renunció del PRD para fundar el Partido de la Liberación Dominicana en 1973, no contaba con recursos financieros para poder llevar a cabo las tareas políticas y para la logística que requería un partido de esta envergadura.

De ahí que sin pensarlo dos veces, se desprendió de un valiosísimo reloj Rolex que le había obsequiado el Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, John F. Kennedy, durante la visita que hizo a la Casa Blanca, para que fuera vendido.

En otra ocasión, la pensión como ex Presidente de la República, que nunca quiso aceptar, pidió autorización al partido para reclamarla, entregando la suma acumulada por este concepto al PLD, unos 67 mil pesos, para la compra de vehículos.

A pesar de ser un ex Presidente de la República y un prolífero escritor de renombre y de fama internacional, no tenía una vivienda digna para su familia, sin embargo, inició un movimiento de recaudación de recursos para dotar a Don Pedro Mir, Poeta Nacional, de una vivienda, pues no se concebía que una persona de su categoría, no tuviera una vivienda digna.

Estas acciones deben llamarnos a la reflexión. Juan Bosch emuló las actuaciones del fundador de la Patria, Juan Pablo Duarte.

No es con falsos discursos de barricadas y de doble moral ante su tumba, que se le debe rendir honores a su figura.

Es actuando correctamente, cumpliendo su ejemplo de honestidad y modelo de vida en todos nuestros actos, que lo debemos siempre recordar y rendirle honores. Eso es lo que el deseaba, no con edificaciones públicas ni calles con su mombre. Al país le urge recobrar los principios y valores Boschistas. Que así sea.