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PRM, PLD, PRD y FP: Cuatro siglas con un mismo origen

Por Víctor Manuel Grimaldi Céspedes .-

Doce años hace que publiqué un artículo señalando que hasta el año 2011 el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), “es la Diosa Madre del partidismo político dominicano vigente. De sus entrañas, como lo escribió una vez uno de sus fundadores, Juan Bosch, nació el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).”

Después agregaba el escrito: “Hoy el PRD y el PLD reinan en el escenario político dominicano, y tanto es así que los demás partidos registrados en la Junta Central Electoral buscan cobija bajo las sombras de esas dos fuerzas políticas nacionales.”

En los siguientes párrafos mi artículo señalaba que:

PRD desde 1938:

“El PRD fue fundado en 1938 La Habana, Cuba, por un grupo de exilados dominicanos que buscaban crear una alternativa a la Dictadura de Rafael Trujillo instalada desde 1930 en Santo Domingo.

“Trujillo, político y militar, alcanzó el poder con la complicidad de las divisiones de las fuerzas políticas, si bien su principal sustento de apoyo original fueron los restos del Partido Nacional del Presidente Horacio Vásquez, quien proclamaba que el pichón de dictador era como un hijo suyo. Finalmente su protegido se confabuló con sus enemigos para desplazarlo del poder.

“Con el tiempo, algunas de las personas que originalmente apoyaron a Trujillo se fueron al exilio y decidieron fundar el PRD. De modo pues que nos atraveríamos a decir que, así como el PLD nació del vientre materno del PRD, este partido surgió de mismas entrañas del aparato y tradiciones políticas dominicanas que originaron a Trujillo.

“Esa es una realidad de la vida dominicana, de nuestra vida social, que se relaciona como una palabra que se ha dejado de mencionar en nuestro medio: la dialéctica.

Del PLD en 1973 surge del PRD:

Pues bien, resulta que el PLD, como escribió Juan Bosch, se engendró en el útero del PRD y salió a la vida pública el 15 de diciembre de 1973 en un acto en el cual estuve presente en mi calidad de cronista político del vespertino La Noticia.

“Para entonces, a 34 años de su fundación, el PRD apenas había gobernado los siete meses desde el 27 de febrero al 25 de septiembre de 1963 del gobierno presidido por Bosch.

“El trujillismo y el balaguerismo que heredó el apoyo de sus fuerzas sociales, organizadas mediante un instrumento denominado Partido Reformista, llevaban a finales de 1973 más de 40 años manejando el Estado dominicano.

“La situación cambió a partir de 1978, cuando el Partido Revolucionario Dominicano accedió al Poder llevando a Don Antonio Guzmán a la Presidencia de la República. Le siguió desde 1982 a 1986 el Presidente Salvador Jorge Blanco.

“El PLD se desarrollaba, conseguía diputados, síndicos y senadores con el liderazgo de Bosch siempre en esos años.

“Luego vino el retorno de Balaguer al Poder y la crisis electoral del 1990.

La Crisis de 1990:

“En 1990 se contaban 20 años del momento en que Juan Bosch había retornado al país luego de salir en noviembre de 1966 hacia Europa tras los acontecimientos de 1963 (golpe de Estado) y 1965 (guerra civil e intervención militar norteamericana), acontecimientos que dividieron la Sociedad Dominicana luego de la desaparición de la Dictadura de Trujillo en 1961.

“En aquel año de 1990 era muy profunda la división del PRD entre jorgeblanquistas, peñagomistas y majlutistas, mientras que el PLD dirigido por Bosch había crecido y erosionado la fuente de votos del PRD del que fue fundador y maestro político, favoreciendo antes que Balaguer pudiera retornar al Poder en 1986.

“En 1990, si se analizan las estadísticas electorates, se ve que Balaguer pudo quedarse en el Poder gracias a que Majluta, Peña Gómez y Bosch fueron candidatos por tres partidos distintos que se originaron en la división de un PRD que 20 años antes estaba unido y era la amenaza o la opción en capacidad de sustituir al balaguerismo.

“Las divisiones del PRD ayudaron a Balaguer a mantenerse en el Poder tanto tiempo (los 12 años de 1966 a 1978 y los 10 años de 1986 a 1996). El odio y la confrontación entre perredeístas y peledeístas era grande. Bosch detestaba a Majluta, y a Peña, originalmente debido a motivaciones políticas que se convirtieron luego en dispustas que llegaron a tocar temas personales.

La división ayudó a Balaguer:

“Balaguer pudo ganar en el 1990 por esa división. No había tampoco segunda vuelta entonces. Irregularidades y denuncias de fraude hubo en 1990 como siempre, pero no fueron las que determinaron el resultado, como se demuestra en el Informe preparado por el ex-presidente de Estados Unidos Jimmy Carter que fue presentado hace veinte años sobre aquellos comicios controversiales.

“Carter retornó luego en 1996 a verificar el proceso electoral durante la primera vuelta consignada en la reforma constitucional de 1994.

“El 1994 ya había sido escenario de otra crisis electoral con serias denuncias de fraudes tras unos comicios en los cuales el PRD con José Francisco Peña Gómez como candidato presidencial recuperó buena parte de la fuerza electoral anti-balaguerista. Nuevamente, como en 1990, los votos que obtuvieron Bosch y Majluta le hicieron falta al contendiente principal para derrotar a Balaguer, a quien se le conminó en definitiva a dejar el poder en 1996 por el acuerdo que produjo la reforma de la Constitución de la República que regía desde que Él inició su período de 12 años en 1966.

“Si se estudian con objetividad estos procesos políticos nuestros, encontramos entre las ironías de la historia que en el año 1996 Balaguer es quien decide el triunfo de Leonel Fernández y el PLD frente al PRD y Peña Gómez. Había ya otro precedente de 34 años antes:

“Se dice que el 20 de diciembre de 1962 las fuerzas del balaguerismo fueron determinantes en el triunfo de Bosch contra la Unión Cívica de Viriato Fiallo, el hombre que prometía castigar ‘‘con el látigo’’ a todos los ex-trujillistas.

“Balaguer y Bosch discreparon a lo largo de sus carreras políticas, pero tuvieron coincidencias importantes también en varias ocasiones.

“Para el retorno de 1986 de Balaguer a la Presidencia de la República se pusieron de acuerdo en sacar al PRD del Poder. Revisando la prensa de la época se evidencian esas combinaciones tácticas.

“En 1990 las heridas políticas que había entre Majluta, Peña y Bosch -resultado de 17 años de ataques e insultos-, les impidieron ponerse de acuerdo para unidos presentarle al país una opción distinta a la que representaba Balaguer. Si se suman los votos del PRI de Jacobo Majluta, los del PRD de Peña y los del PLD de Bosch dan un 64 por ciento aplastante. Solos, ninguno superaba a Balaguer. Esa es la verdad que durante mucho tiempo no se le ha explicado y se le ha ocultado al Pueblo Dominicano sobre lo que pasó entonces.

Hipólito llevó al PRD al poder en 2000:

“Bueno, para concluir, la verdad es que el PRD logró volver al Poder con Hipólito Rafael Mejía Domínguez en el 2000, sustituyendo al Presidente Fernández, que volvió en 2004 y concluye el año próximo dos nuevos períodos gubernamentales.

“Ambos partidos, provenientes de las mismas entrañas, tenían (en 2012) 12 y 12 años de experiencias cada uno en el manejo de la administración del Estado dominicano. Dominan el escenario nacional.

“En el 2012 se han de enfrentar Hipólito Mejía y Danilo Medina, como representantes de ambas fuerzas, cabeza a cabeza, caco a caco, como se diría en una conversación de nuestro humilde pueblo.

“Si se tratara de una tragedia griega, diríamos que es una guerra de familia, entre padre o madre e hijo.”

Ahora en 2024:

Después que se creó el Partido Revolucionario Moderno (PRM) en 2013, como derivación del PRD, y de la Fuerza del Pueblo (FP) tras la salida del doctor Leonel Fernández del PLD en 2019, el cuadro político varió hasta el punto de que creó las condiciones para el triunfo del PRM con el presidente Luis Abinader en 2024.

Para mayo del 2024 las elecciones presentan la competencia de las cuatro fuerzas políticas que salieron del PRD original. Son cuatro símbolos con cuatro siglas aparentemente distintas, si bien en sintonía con el propósito de Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez: desarrollar un sistema democrático participativo en la República Dominicana.

– Los artículos de opinión publicados en este diario no reflejan necesariamente la posición editorial de ÚLTIMAS NOTICIAS. Cualquier persona interesada en publicar un artículo puede hacerlo solo enviándonos el texto con el nombre completo del autor y una fotografía al correo: ultimasnoticias2013@gmail.com

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CREACIÓN Y OBJETIVOS DEL ACUERDO DE SANTIAGO

Por Sebastián del Pilar Sánchez.-

La noche del viernes 28 de diciembre de 1973, el vocero del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), doctor José Francisco Peña Gómez, dio a conocer en el municipio de Santiago la conformación de una alianza electoral para enfrentar el 16 de mayo en las urnas la maquinaria reeleccionista del presidente Joaquín Balaguer.

El anuncio fue hecho en la residencia de su compañero de partido y excandidato vicepresidencial, don Silvestre Antonio Guzmán Fernández (allí presente),  situada en la avenida Francia próximo a la calle Del Sol, en la principal ciudad cibaeña, rodeado de los representantes de la nueva entidad multipartidista.

Ellos eran el ingeniero Leonte Bernard Vásquez y el doctor Julio Genaro Campillo Pérez, vicepresidente y secretario general del Partido Quisqueyano Demócrata (PQD); el licenciado Rogelio Asdrúbal Delgado Bogaert y el doctor Lucas Antonio Rojas Villavizar, presidente y secretario general del Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC) y el bachiller Fernando A. Peña, vocero del izquierdista Movimiento Popular Dominicano (MPD).

En ese escenario familiar arrancó el denominado “Acuerdo de Santiago” que había sido ideado y pulido durante las reuniones previas sostenidas entonces por los reconocidos dirigentes perredeístas y socialcristianos Jacobo Majluta Azar, Hatuey De Camps Jiménez, Guido Emilio D’Alessandro Tavárez (Yuyo) y Teófilo José Tabar Manzur (Quico).

Algunos detalles sobre esos encuentros fueron divulgados por el licenciado Quico Tabar en un artículo publicado el 8 de mayo de 2014 en el periódico Hoy, con motivo del cuadragésimo aniversario de esa alianza electoral que precedió al fracturado “Bloque de la Dignidad Nacional”, operado en aquel tiempo bajo la orientación del profesor Juan Bosch, con el impulso de siete organizaciones de izquierda y seis de derecha.

La constitución del Acuerdo de Santiago reanimó a los simpatizantes y militantes del PRD que estaban afectados por su división interna, la pérdida de sus locales y otros bienes patrimoniales ocupados por exdirigentes que semanas más tarde serían jerarcas y circulistas del nuevo Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Este segundo pacto multipartidista despejó cualquier duda, suspicacia o recelo sobre los objetivos del partido blanco y los métodos de lucha que utilizaría junto a sus aliados para intentar vencer a Balaguer, pues reafirmó su propósito de combatir con firmeza los delitos de corrupción y de persecución política y su apego inalterable a la vía electoral, por ser el medio natural de selección de autoridades democráticas.

Los estrategas de la alianza, con Peña Gómez a la cabeza, se plantearon participar en los comicios de mayo deseando poner fin al control casi absoluto que ejercía el mandatario reeleccionista sobre la presidencia, el congreso y la justicia, aunque estaban conscientes de que era prácticamente imposible lograrlo sin el concurso de otros grupos del litoral oposicionista, sin excluir a los boschistas.

Por eso, desde principios del mes de enero de 1974 se dedicaron a fortalecer y ampliar el proyecto aliancista, vinculándolo a sindicatos, asociaciones profesionales y grupos sociales, lo mismo que a personalidades influyentes como el doctor José Selig Hernández, líder de una facción del partido Unión Cívica Nacional (UCN) y al carismático ex-alcalde capitaleño Jorge Guarionex Lluberes Montás, vicepresidente del Movimiento de Integración Democrática (MIDA).

Búsqueda de una candidatura independiente

Los líderes del Acuerdo de Santiago emplearon un tiempo precioso en la selección del candidato presidencial, preferiblemente extra-partido en sintonía con la corriente perredeísta alentada por el exsenador por la provincia de Pedernales, profesor Pablo Rafael Casimiro Castro y el destacado comerciante Manuel Fernández Mármol, quienes simpatizaban con el perfil del héroe de la gesta del 30 de Mayo, don Luis Amiama Tió, en espera de que por su condición de independiente pudiese conquistar muchos adeptos para aumentar las posibilidades de éxito de la alianza frente a Balaguer.

En ese contexto resonaron los nombres de destacados miembros del empresariado, la iglesia y la prensa; entre los cuales recordamos a monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito, arzobispo coadjutor de la Arquidiócesis de Santo Domingo y a don Rafael Herrera Cabral, director del periódico matutino “Listín Diario”, uno y otro con perfil de estadista por su idoneidad moral, su experiencia gerencial y su alto grado de formación intelectual.

Ellos tenían excelentes relaciones con dirigentes de partidos políticos de distintas ideologías, con agentes de poder y diversas organizaciones representativas de la sociedad. Además, la opinión pública estaba atenta a su participación pionera y frecuente en la solución de sonados conflictos sociales y políticos que les convirtieron en precursores de la mediación efectiva desarrollada años más tarde por el rector vitalicio de la Pontificia Universidad Católica Madre Maestra (PUCAMAIMA), monseñor Agripino Antonio Núñez Collado.

Sin embargo, de manera reservada ambos rechazaron la oferta de la nominación presidencial, abriendo un abanico de conjeturas en relación a sus deberes indeclinables como conductores de la iglesia y la prensa escrita; pues se llegó a rumorar que su declinación era la consecuencia de supuestas diferencias ideológicas con los planes estratégicos de la alianza. Ese rumor desdeñaba su lealtad a sus respectivos oficios; y no tomaba en cuenta que, en el momento en que se esparcía, aún no se había nombrado el equipo que confeccionaría la plataforma programática que pudiese precisar la identidad ideológica del Acuerdo de Santiago.

Fue a principios de marzo que comenzó su labor la comisión técnica orientada por el arquitecto Leopoldo Espaillat Nanita y por el doctor José Rafael Molina Ureña, inspirada en las ideas nacionalistas y democráticas del partido blanco y en los principios consagrados en la carta magna que normó la vida democrática de la nación durante el gobierno de Bosch. Y fue en el mes de abril que fueron especificados los objetivos de la alianza para crear un verdadero Estado de derecho.

Dicho programa consignaba la libertad de los presos políticos y el regreso de los exiliados; la profesionalización de las Fuerzas Armadas y la Policía; el respeto riguroso a las libertades públicas y la lucha contra el alto costo de la vida. También, la nacionalización -mediante negociación y compra- de las empresas multinacionales “Falconbridge Dominicana”, “Alcoa Exploration” y “Gulf and Western”, propietaria de grandes extensiones de tierra y del poderoso emporio azucarero Central Romana en la región Este; así como la rescisión de los contratos de arrendamiento del hotel Jaragua, Cementos Nacionales y la Compañía Dominicana de Teléfonos.

Asimismo, la revisión de las concesiones favorables a empresas que explotaban yacimientos mineros y petrolíferos, como la Rosario Mining Company en la mina de oro de Pueblo Viejo, Cotuí; y la elaboración de un proyecto de ley tendente a crear los controles necesarios sobre la inversión extranjera, fijando las normas sobre las áreas económicas donde se permitiría su accionar.

La selección de Guzmán

Al descartarse la opción de una figura independiente para encabezar la boleta presidencial del Acuerdo de Santiago, sus dirigentes se declararon en sesión permanente hasta el miércoles 30 de enero de 1974, cuando seleccionaron como precandidato único al reconocido académico mocano y exrector de la UASD, doctor Julio César Castaños Espaillat, quien cinco días más tarde renunciaría a la postulación, para dar paso a la nominación de Antonio Guzmán que fue finalmente aprobada por la convención de delegados del partido blanco celebrada los días 16 y 17 de febrero.

Los asambleístas igualmente aceptaron la selección del general retirado Elías Wessin y Wessin como candidato a la vicepresidencia de la República, producto de la negociación con el PQD y otorgaron amplios poderes al comité ejecutivo nacional para negociar con sus aliados las candidaturas provinciales y municipales a senadores, diputados, síndicos y regidores.

La elección del abanderado del bloque anti-reelecionista fue explicada por el doctor Peña Gómez en un discurso por el programa radial “Tribuna Democrática”, con las siguientes palabras: “Finalmente, la búsqueda de un hombre que pudiera ser presentado como estandarte viviente de unidad nacional culminó con la reconsideración de su renunciamiento del querido compañero Silvestre Antonio Guzmán, figura venerada por todos los perredeístas”. 

El líder político afirmó que después de tanta corrupción, de tanto terror y tantos abusos,   el país necesitaba “un gobernante de un corazón bondadoso, de patriotismo probado, de honradez acrisolada, sin malicias politiqueras, sin la arrogancia de los que creen saberlo todo y desdeñan el oportuno consejo, sin pretensiones caudillistas”. Subrayando que por ello la convención nacional lo proclamó como candidato presidencial por aclamación y con una interminable ovación, ya que “Nadie interpreta mejor en estos momentos el sentimiento de los perredeístas que el generoso compañero en quien la nación entera reconoce como un arquetipo de patriotismo, seriedad y hombría”.

Resaltó las virtudes morales y la condición de “político avezado” del aspirante presidencial, subrayando que “aunque no haya salido de las universidades, conoce minuciosamente los problemas de su pueblo, sobre todo los problemas que están gravitando más peligrosamente sobre los hogares dominicanos”. Destacando enseguida, que “ha abandonado sus intereses particulares y el sosiego de su familia para dedicarse a servir los intereses del país. Nadie duda de que poca cosa puede ofrecerle el poder que ya él no se haya ganado con su trabajo”.

El doctor Peña Gómez se comprometió a luchar con todas sus energías por el triunfo de Guzmán y anunció que en los días subsiguientes lo acompañaría en un recorrido por todo el país y se pondría en contacto con el presidente del MIDA, licenciado Francisco Augusto Lora González, en busca de la ampliación de la alianza “a fin de ofrecerle al pueblo una fórmula de unidad total, que acabe con todos los males que ha generado el continuismo balaguerista”.

El secretario general del partido blanco también anunció la puesta en marcha de una campaña internacional en favor de la libertad de los presos políticos y el regreso de los exiliados, considerando que sería imposible celebrar unos comicios libres estando el candidato vicepresidencial del Acuerdo de Santiago impedido de entrar al país.

El líder máximo del perredeísmo calificó la candidatura de Guzmán como una propuesta unitaria y aglutinante, avalada por su capacidad gerencial, su fortaleza de espíritu y su afán de más de una década en la vida pública como ministro de Agricultura del gobierno constitucional de 1963, compañero de boleta de Bosch en 1966 y opción presidencial de paz en 1965, ponderada por los líderes constitucionalistas y los representantes del gobierno de Estados Unidos, McGeorge Bundy, Thomas Clifton Mann, Cyrus Vance y Harry Shlaudemanç, procurando poner fin a la guerra de Abril.

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