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A rajatabla: ¡Y el ganador es…!

Por Orión Mejía.-

El debate presidencial del miércoles tiene un aura que ningún mortal podría vulnerar, como ha sido reflejar el elevado nivel de fortalecimiento alcanzado por la democracia dominicana a lo largo de más de sesenta años de ardua lucha del pueblo dominicano por conquistar y afianzar sus libertades esenciales.

Esa confrontación de ideas entre los candidatos Luis Abinader, Leonel Fernández y Abel Martínez trascurrió según un libreto diseñado para cumplir con la fórmula mágica de consistente en que  los tres contendientes salieron airosos, o que cada quien dijo lo que tenía que decir o silenció lo que debía callar.

Lo lógico, sensato y previsible era que el presidente Abinader centrara su participación en ese debate en ofrecer estadísticas sobre el desempeño de su gestión, como también fue comprensible que el doctor Fernández, rebatiera  la mayoría de esas cifras.

Dado el hecho de que el doctor Martínez es el único entre los tres que no ha sido presidente de la República, lo obvio sería que dirigiera su participación en un plano potencial combinado con críticas al desempeño del gobierno.

Abinader ancló en estadísticas oficiales o de organismos multilaterales, Fernández combinó sus objeciones a esos datos con referencias también de lo que cree éxitos de sus tres gestiones de gobierno, en tanto que Abel navegó por la libre entre todos los temas planteados.

No resulta fácil demostrar que hubo un empate técnico, pero tampoco adjudicar a  cualquiera de los contendientes una victoria clara o sin correr  el riesgo de incurrir en parcialidad o superficialidad, en razón de que ese debate no se equipara a un juego de pelota.

Creo que Fernández tuvo un desempeño como siempre lo ha hecho; el presidente Abinader  en su rol habitual y que Martínez navegó entre esos estadistas sin mayores contratiempos pero, en sentido general, con algunos traspiés, los tres  competidores se acercaron a las expectativas.

Gran parte del público creyó que  ese debate presidencial emularía a uno de los carteles de lucha libre del fenecido Jack Veneno, por lo que verían “destreza, agilidad, coraje, saltos mortales, hombres por los aires”, pero se trató de una confrontación cívica sostenida en principios democráticos.

El triunfo corresponde a todos, porque el debate sirvió para motivar a la ciudadania a ejercer el sufragio en las elecciones del 19 de mayo, cuyos resultados dirán cuál de los tres contendientes ganó esa contienda presidencial, aunque es claro que la mayor ha sido para la democracia dominicana.

– Los artículos de opinión publicados en este diario no reflejan necesariamente la posición editorial de ÚLTIMAS NOTICIAS. Cualquier persona interesada en publicar un artículo puede hacerlo solo enviándonos el texto con el nombre completo del autor y una fotografía al correo: ultimasnoticias2013@gmail.com

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Opiniones

A rajatabla: Un adiós Franklin Almeyda

Por Orión Mejía.-

Junto a la profunda pena que me causa el deceso del doctor Franklin Almeyda me abruman viejos recuerdos de una relación política y de amistad que, con intermitencia del tiempo, mantuve por casi  medio siglo con uno de los últimos robles del profuso bosque de líderes y dirigentes que cultivó el profesor Juan Bosch.

Supe de él cuando era miembro de la Comisión Permanente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), cuando Bosch habló de “degarrapatizar al buey” y cuando en la UASD y en los liceos se discutía la tesis de “Dictadura con Respaldo Popular”.

Eran tiempos de mucho fervor político, matizado por  el retorno de Bosch desde Benidorm, España, cuando el PRD pudo exhibir herramientas doctrinarias para enfrentar a la izquierda en el terreno teórico, a lo que ayudó también la revista “Teoría y Acción”, que difundía artículos relacionados con la liberación nacional.

Rondaba yo los 15 años de edad cuando escuchaba con denodado interés a Peña Gómez, Manny Espinal, Norge Botello, José Joaquín Bido Medina, Rafael Alburquerque, Antonio Abreu y Franklin Almeyda, Euclides Gutiérrez Félix, entre otros dirigentes, en  diversas actividades políticas en la UASD, sindicatos y locales partidarios.

Una confrontación ideológica, que al principio se escenificaba frente a otras formaciones políticas, se trasladó al interior del PRD, entre la Comisión Permanente, liderada por Bosch, que impulsaba la idea de consolidar un partido para la liberación nacional, y el sector, encabezado por Peña Gómez, que abogaba por un acercamiento con los “Liberales de Washington”.

Esa contradicción principal, tuvo su desenlace en un artículo de Peña Gómez en la Revista Política y Acción, en el que resaltó el buen trato que le dispensaron legisladores demócratas durante una visita a Estados Unidos, tras lo cual proclamó que “los liberales de Washington son mejores aliados de la revolución dominicana que Fidel Castro o Mao Tse Tung”.

Fue en la casa de Franklin Almeida donde  la Comisión Permanente conoció y aprobó la renuncia de Bosch del PRD para  inmediatamente fundar el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en cuyo primer Comité Político quedó integrado y donde permaneció hasta su dimisión para formar el Partido Fuerza del Pueblo.

Almeyda fue postulado como primera opción a diputado en las elecciones de 1978, cuando el PLD obtuvo solo 18 mil votos, motivado a que el Comité Político  condicionó acudir a ese certamen a la consecución de metas específicas, como aumentar la circulación de Vanguardia del Pueblo y del número de Comités Patrióticos y Populares.

Tozudo, obstinado, terco en la defensa de sus ideas, pero siempre asumió  la política “con la visión de que tiene sentido si contribuye a producir las transformaciones sociales  que requiere la nación y dejar atrás  la pobreza y las desigualdades”. Que la tierra le sea leve a este dominicano ejemplar.

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Opiniones

A rajatabla: Las elecciones del martes

Por Orión Mejía.-

Gobierno, liderazgo político y empresarial deberían seguir con ojos bien abiertos las elecciones congresuales del martes en Estados Unidos, que previsiblemente darían el control al menos de la Cámara de Representantes  a los republicanos, lo que congelaría la agenda legislativa del presidente Joe Biden y dejaría  expedito el camino hacia la recesión.

No se exagera si se afirma que el miércoles la economía estadounidense tomaría rumbo hacia un escenario aun de mayor incertidumbre porque la administración demócrata no podría impulsar  su proyecto de incremento de la fiscalidad ni su agenda social para amortiguar el peso de la inflación.

El control republicano del congreso provocaría una ralentización de la  economía que obligaría a la Casa Blanca a lidiar con una recesión agravada por la continuidad de las alzas de Tasas de Política Monetaria por parte de la Reserva Federal en esfuerzo por contener las presiones inflacionarias.

Libby Cantrill, una de las mayores gestoras de renta fija del mundo, ha dicho en una entrevista al diario El País, que la política va de la mano con la gasolina y los comestibles, por lo que la inflación  estará en primer plano en la mente de los votantes estadounidense en las elecciones del martes.

Estados Unidos es el principal socio comercial de República Dominicana, el mayor  emisor de  inversiones, turistas, remesas,  asistencia financiera y técnica, además de que en su territorio residen dos millones de dominicanos, razones suficientes para seguir con atención los comicios del martes.

Economistas del patio  sostienen que la economía estadounidense  no  ingresaría  a la recesión porque  mantiene un nivel de pleno empleo, pero  Cantrill  reitera que “el precio  de la gasolina o de una botella de leche están muy centrados en la mente de los votantes”.

Se da por descontado que  de ganar, aun sea una de las cámaras legislativas,  el Partido Republicano detendría la agenda básica del gobierno demócrata, incluidos temas referidos a la guerra entre Rusia y Ucrania, las relaciones con China, entre otros temas, pero no podría detener la política monetaria restrictiva de la Reserva Federal.

El presidente Biden no tendría ninguna posibilidad de lograr que el Congreso apruebe un impuesto a las grandes corporaciones petroleras, como forma de reducir el precio de la gasolina, ni ningún otro gravamen que ayude a mitigar el impacto de la deuda o de la inflación.

Lo mejor sería que gobierno y sector productivo crucen los dedos  y recen para que los resultados de las elecciones  del martes en Estados Unidos al menos  sean equilibrados, porque si  los demócratas pierden  abrumadoramente, hasta aquí llegarían los efluvios de una recesión económica en Estados Unidos.

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