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POLITICA

Movimiento Izquierda Unida critica artículo del ex presidente Hipólito Mejía

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miguel mejia, miuLa Comisión Política del Movimiento Izquierda Unida (MIU) que lidera Miguel Mejía analizó el artículo que publicara el ex presidente Hipólito Mejía en el periódico El Nacional bajo el titulo «Algunas Precisiones con respecto al documento del CSIS» y criticó duramente al ex mandatario por los conceptos emitidos en el mismo.

La organización marxista-leninista dice que mueve a carcajadas la «salida jocosa» del ex presidente, de quien dice «arriesgó la vida de jóvenes dominicanos mandándolos a la guerra de Iraq, cuyas víctimas “democráticas” fatales, dicho sea de paso, ya suman más de un millón; del mismo que, contra la voluntad de la nación, sumó un voto vergonzoso y genuflexo en la ONU para mantener el bloqueo contra Cuba y apoyó el golpe de Estado de 2002 contra Hugo Chavez».

A continuación el documento íntegro emitido este jueves por la Comisión Política del MIU:

En la edición del periódico “El Nacional”, correspondiente al 20 de noviembre del presente año, se publica un farragoso artículo del ex presidente Hipólito Mejía que peca, entre otras cosas, de una prosa desangelada y una falta de convicción evidente, mientras resuma cansancio, impotencia y derrota por los cuatro costados.

En la ya larga historia humana no es nuevo que un caudillo derrotado se ponga al servicio de potencias e intereses extranjeros, con tal de recuperar la primacía perdida. No pocos reyezuelos insignificantes, generales ineptos y políticos sin votantes han intentado volver por sus fueros apoyados en las bayonetas, las chequeras o las ideas de potencias vecinas, en algún momento, hostiles a su propio pueblo. A esa dolorosa tradición parece estarse sumando Hipólito Mejía en su descocada carrera, primero como informante y ahora como abogado público del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS), de Washington.

Con su artículo “Algunas precisiones con respecto al documento del CSIS”, Hipólito Mejía se nos revela como un demócrata doctrinario de alto vuelo, capaz de sentirse preocupado por lo que denuncia como deriva la política del país, conducente a lo que llama una “dictadura constitucional”.

Claro que mueve a carcajadas esta salida jocosa de quien arriesgó la vida de jóvenes dominicanos mandándolos a la guerra de Iraq, cuyas víctimas “democráticas” fatales, dicho sea de paso, ya suman más de un millón; del mismo que, contra la voluntad de la nación, sumó un voto vergonzoso y genuflexo en la ONU para mantener el bloqueo contra Cuba; de quien apoyó el golpe de Estado del 2002 contra Chávez y dio asilo a golpistas y conspiradores; de quien amordazó a la prensa y reprimió con mano de hierro las protestas populares provocadas por el estrepitoso fracaso de sus políticas neoliberales; del mismo turbio demócrata, en fin, que no ha tenido empacho en declarase “admirador respetuoso de las cosas buenas que hizo” otro demócrata ejemplar llamado Rafael Leónidas Trujillo Molina.

Y he aquí que, cuando se creían rebasadas por Hipólito Mejía todas las cotas posibles del ridículo, la incoherencia y la desvergüenza, éste ha decidido sumar una nueva chapita a su pecho sirviendo de garante al honor perdido del CSIS.

¿QUÉ ES Y PARA QUÉ SIRVE EL CSIS?

El Centro de Estudios Estratégicos Internacionales, de Washington, CSIS por sus siglas en inglés, es una institución que se autodefine como “bipartidista y sin fines de lucro” cuyo objetivo es la realización de estudios políticos estratégicos y la búsqueda de soluciones a los problemas que estos plantean.

Con más de 50 años de trabajo y una plantilla de 220 empleados, la mayor parte investigadores y expertos, se trata, en rigor, de un tanque pensantes que se dedica a “brindar elementos de juicio y soluciones políticas a quienes deciden en el gobierno, las instituciones internacionales, el sector privado y la sociedad civil”. Es obvio que con semejante estilo de trabajo y enfocado en los temas que trata, el CSIS sea una herramienta de influencia o lobby, muy útil en manos de quienes subsidian sus estudios o aportan los fondos para sus actividades.

Un vistazo a quienes, en algún momento han formado parte de su Junta de Gobernadores, demuestra que el CSIS es una maquinaria de influencia política sumamente consolidada y eficaz. Entre sus principales dirigentes se encuentran Sam Nunn, Joseph S. Nye, Richard Armitage, Zbigniew Brzezinski, Henry Kissinger, Frank Carlucci y Bent Scowcroft, junto a gerentes de consorcios como Coca Cola, Carlyle Group, Exxon Mobil y la Morgan Stanley. En el 2007, el CSIS declaró ingresos por $ 29 101 000.00 usd, el 39 % proveniente de las corporaciones, el 22 % del gobierno, el 20 % de aportes individuales y un 10% de otras fuentes.

Para que se tenga una idea de su estilo de trabajo y alcance, en el 2007 el CSIS conformó una Comisión sobre el Poder Inteligente, presidida por Joseph S. Nye y el almirante Richard Armitage, encargada de elaborara recomendaciones para fortalecer y promover por el mundo el liderazgo norteamericano, en medio de la guerra contra el terrorismo y de caras al relevo de poder que se produciría tras las elecciones del 2008.

El informe final fue entregado y publicado en noviembre del 2007, un año antes del triunfo electoral de Barack Obama, bajo el título “Unos Estados Unidos más inteligentes son más seguros”. De más está decir que la plataforma estratégica del presidente Obama, especialmente en asuntos de política exterior, copia al calco muchos de los postulados y recomendaciones de esta comisión y pregonó, especialmente a través de Hillary Clinton, ex Secretaria de Estado, que el poder suave e inteligente son las piedras angulares de su política exterior[1].

Entre sus focos de atención internacional, el CSIS ha ubicado a América Latina, para lo cual mantiene un programa de estudio y predicciones denominado “Americas Program”, el cual va dirigido a “proveer de información confiable a funcionarios del gobierno de los Estados Unidos, a empresarios del sector privado, la academia, los medios y la sociedad civil”. En los últimos tiempos, de manera sostenida, ha privilegiado con su atención a la República Dominicana, incluso, por encima de naciones de mucho más peso en la región.

Una muestra de esta atención creciente hacia el país, por parte del CSIS, es fácilmente apreciable por las publicaciones on line de “Americas Program”[2] , como por ejemplo el artículo de Carl Meacham, director del programa, publicado el 30 de octubre pasado bajo el título de “Stateless Dominicans?; el panel del 6 de noviembre que tuvo como ponente principal a José Miguel Vivanco, Director de America´s Human Right Watch, bajo el título de “What is the Future for Dominicans of Haitian Descent Living in the Dominican Republic?”; la visita de investigadores del CSIS al país, en este mismo mes y sus declaraciones a la prensa y por último, la publicación el 13 de noviembre de un informe de 22 páginas, también firmado por Carl Meachan, titulado “Dominican Republic: Becoming a One Party State?”.

Este último reporte, que hace un inusual énfasis en los problemas de corrupción y clientelismo político que afectan al país; en la inequidad en la distribución del PIB de la nación; en el déficit fiscal y en la incapacidad del gobierno, según su opinión, para encarar y vencer estos desafíos, culmina prediciendo que “…mientras el actual status quo persista y especialmente si la situación empeora, la República Dominicana seguirá quedando rezagada”

Es curioso constatar que “Americas Program” del CSIS nunca antes había brindado un seguimiento sistemático, ni privilegiado con su atención, ni sus publicaciones a nuestro país, de manera tan detallada. Incluso, en momentos de verdadera crisis, corrupción rampante e ingobernabilidad; de desastrosa ejecución de las políticas económicas y sociales internas y de errática y vergonzosa política exterior, como lo fue el último período de gobierno del PRD, el CSIS mantuvo una paladina indiferencia y un absoluto silencio sobre lo que acontecía en la República Dominicana.

La lista de personas consultadas por el CSIS para la elaboración de su reporte, figura al final del mismo y arroja luz sobre lo anterior. De ella ha comentado el periodista Ricardo Pérez Fernández, en artículo publicado en El Listín Diario, el 17 de noviembre, titulado “El suspicaz informe del CSIS y su autor”[3]. Al respecto escribió:

“Cuando me aprestaba a la tarea de contestar una por una, las aseveraciones desproporcionadas y alejadas de la verdad demostrable, me percaté de que no era necesario. En la página 11 de su informe, el Sr. Meacham enumera quienes fueron sus fuentes para este trabajo. Invito al lector a que revise esa lista. Reza un antediluviano adagio que las cosas se toman según de quien vengan”

Precisamente, como demuestra la lista de “consultores y expertos” dominicanos entrevistados para el reporte, es demasiado evidente la presencia de líderes del PRD, entre los cuales descuella el ex presidente Hipólito Mejía, famoso por su propensión al disparate y la ignorancia. Con jubilosa irresponsabilidad de esa patria, estos personajes han contribuido al lanzamiento de nueva agresión contra la nación, enlodando sus instituciones y llevando agua al molino de campañas injerencistas foráneas. La impotencia y la frustración por sus reiteradas derrotas ante el PLD y sus fuerzas aliadas en las urnas y en la preferencia del pueblo dominicano, ha llevado a la cúpula del PRD, una vez más, al campo del infundio, las manipulaciones y la desinformación. Nada nuevo bajo el sol.

SOBRE LAS VOCACIONES ABSOLUTISTAS.

La sospechosa concertación de elementos nacionales y extranjeros; el uso de viejas herramientas de influencia política y lobby en Washington, a través de la maquinaria del CSIS; la presencia de poderosas transnacionales con intereses en el Caribe en la Junta de Gobernadores de esta institución y su sincronización con la campaña mediática contra nuestro país, por la decisión del Tribunal Constitucional, conforman un escenario peligroso y preocupante, enfilado contra el gobierno del PLD, sus oportunidades de triunfo en las elecciones del 2016 y la propia estabilidad y gobernabilidad de la nación.

Independientemente de la endeblez de las fuentes utilizadas y de lo atropellado y superficial del propio reporte, no nos engañemos: se trata de un paso más dentro de una línea de confrontación por encargo, que con todo gusto, como suele hacer para complacer a sus sponsors, el CSIS lleva a cabo según se le demande, misión para la cual suele enrolar a peones locales, a los que se prometen, por demás, algunas migajas. Así de simples son las cosas: quien paga ordena la música a cuyo son se baila y el CSIS, en sus 50 años de creado, lo ha demostrado.

Se trata, en resumen de la apertura declarada de un frente mediático y de ideas que tiene en el CSIS su mascarón de proa y que fomentará un falso debate destinado a influir sobre quienes diseñan y ejecutan políticas en la región, desde puestos gubernamentales y también sobre los que deciden en las inversiones, desde sus altas responsabilidades en el sector privado.

En rigor, el CSIS no tiene más voz propia que la que le insufle el soplo vivificante de sus patrocinadores, pues eso y no otra cosa es: una caja de resonancias que tañe sus campanas por encargo.

Tampoco el ex presidente Hipólito Mejía tiene una agenda propia. De haberla tenido al llegar al poder no hubiese concluido su mandato con una de las mayores tasas de repudio e historial de fracasos para un gobierno republicano, de tan infausta memoria, que se erigió en obstáculo decisivo en su alocada carrera tras la silla, en las elecciones del 2012. Y sigue sin tenerla: de haberla adquirido después, gracias a los años y las reflexiones, no se estuviese desprestigiando aun más, si cabe, sirviendo de marioneta de ventrílocuo a intereses foráneos reaccionarios, o no estaría condenado por una buena parte de su propio partido que lo tilda, con razón, entre otras muchas cosas, de autoritario, antidemocrático y violento.

Reyezuelos insignificantes, generales ineptos y políticos sin votantes, acaban siempre en el mismo litoral de la infamia nacional, de espaldas a su pueblo y a su patria.

Para eludir el juicio implacable de la historia, suelen desgañitarse acusando a los de más de los pecados propios y levantando olas del mismo fango en que se revuelcan.

Pero tales cantinfladas, envueltas en los colores del CSIS, no se pueden subestimar y deben ser enfrentadas, sistemáticamente, con argumentos, datos irrefutables, verdades históricas e ideas.

También aquí se decide la soberanía nacional y el futuro de todos.

COMISIÓN POLÍTICA

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