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Opiniones

LO ABSURDO DE LO ABSOLUTO

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FOTO SERGIOPOR SERGIO CEDEÑO.

Es milenaria la frase de que una imagen vale más que mil palabras.

Un hecho, una acción, un solo acto, puede ser insignificante. Pero también, puede marcar tendencias y definir para siempre otros ámbitos, otras percepciones u otras realidades.

Durante miles de años, hubo millones de personas del Viejo Mundo que creían en que todos los cisnes eran blancos.

Cuando se descubrió Australia, se encontraron en ese territorio cisnes negros.

Un solo cisne negro fue suficiente para entender que no todos eran blancos.

Sin entrar en estadísticas, ni teorías complicadas, un solo cisne negro, demostró que no todos eran blancos.

Me apena aquellos que ven el mundo en una sola perspectiva: blanco o negro; y no entienden, que si algo ha caracterizado a los grandes estrategas de la humanidad, no importa su ideología, religión, o visión filosófica, es que aprendieron a entender que lo absoluto no existe. Y que en todo, absolutamente en todo, hay gradaciones, … matices.

Los pintores, los arquitectos, los diagramadores, para solo señalar algunas profesiones, saben que cada color es al mismo tiempo una infinidad de colores.

Lo peligroso de eso, como dice Jorge A. Vasconcellos, es que “Los estrategas son como los cirujanos y sus errores son en general fatales”.

Y hay tantos estrategas y analistas, que siguen actuando como si el mundo fuera blanco o negro.

En el juego estratégico, entender los matices es fundamental. Puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Porque al final de cuentas, ninguna posición es absoluta.

Decía Ortega y Gasset que el hombre es él y sus circunstancias. Nadie puede vivir ni ideológicamente, ni físicamente, en una permanente autarquía.

Toda sociedad, por esencia, tiene vasos comunicantes que entrelazan a todos sus integrantes. Por eso es una sociedad. En ella, interactúan multiplicidad de ideas, de conocimientos, de aptitudes.

En la medida que una posición se relaciona con otras posiciones, nace un campo de interacción y el solo hecho de relacionarse, hace que todo cambie y que nada sea absoluto.

El conocimiento siempre ha sido polisémico y multidisciplinario. El creerse dueño de la verdad absoluta, desde un pequeño lugar del mar, es olvidarse de la inmensidad de los océanos.

*El autor es periodista y politólogo.

[email protected]

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