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LUIS CONRADO CEDEÑO CASTILLO: UN SER HUMANO EXCEPCIONAL

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FOTO SERGIOPOR SERGIO CEDEÑO.-

El pasado 30 de diciembre, en horas de la tarde, falleció el Dr. Luis Conrado Cedeño Castillo, mi tío, quien era ampliamente conocido en su lar nativo, Higuey, por el apodo de “Maravilla”, en honor a sus excepcionales cualidades profesionales y humanas.

Al caer la tarde del 31 de diciembre, luego de ser expuesto en la funeraria Blandino del Distrito Nacional, fue sepultado en el cementerio Cristo Redentor.

Asistimos a un emotivo acto de inhumación, donde su esposa Ana María, sus hijos, nietos, yernos, hermanos, sobrinos y amigos, les dimos el último adiós físico a este extraordinario hombre de bien.

Luis Conrado provenía de un hogar humilde. Nació en el seno de una familia campesina, acostumbrada al conuco, a la crianza de animales y a la venta de productos comestibles en un humilde ventorillo.

Su indeclinable voluntad y su férrea disciplina, hicieron que se lanzara como un gladiador a buscar nuevos horizontes en una capital huraña y desconocida.

Y pese a la difícil situación económica y social que se vivía, se graduó de Doctor en Derecho. Fue el único de sus hermanos que logró un título semejante. Sus otras tres hermanas se hicieron profesoras y los restantes hermanos se dedicaron al comercio.

Ya viviendo en San Pedro de Macorís, lo recuerdo visitando nuestra casa en Placer Bonito y luego en Barrio México. Siempre dinámico, sonriente, irradiaba muchas energías positivas.

Cuando sus padres, el abuelo Cocolo y la abuela Amancia, vinieron a vivir a San Pedro de Macorís, y se instalaron en la antigua calle Uruguay, hoy avenida de circunvalación, Luis Conrado venía con mucha frecuencia a San Pedro de Macorís y entonces se convirtió en el paradigma familiar. Todos los sobrinos queríamos estudiar y ser como él.

Confieso que fue mi ejemplo a seguir. Y cuando un día le comuniqué que quería estudiar periodismo, pero no tenía como inscribirme en la Universidad ni cómo costear los estudios, me invitó a su casa en la capital – estaba recién casado – y allí me regaló libros, dinero y mi primera maquinilla de escribir.

A Luis Conrado le gustaba mucho la literatura y sobre todo, escribir. Como testimonio de sus trabajos literarios están las obras: Matrimonio y Sociedad, Semántica Política, vocabulario de la revolución democrática; sociología para obreros; cuentos de Higuey; un arenú en el exilio; Samy y Toby; Cuándo llegará Pirito; los amigos en el vicio; y, los tramposos no van al purgatorio.

Luis Conrado nació el 1 de enero del año 1938. Su bachillerato lo hizo en el liceo Gerardo Jansen de Higuey. En 1963 realiza estudios de ciencias políticas en Caracas, Venezuela y en el año de 1966 obtiene el título de Doctor en Derecho en la UASD.

Como abogado se destacó junto al Dr. Antonio Lockward Artiles en la defensa de la clase obrera dominicana. Se especializó en derecho laboral y en esas lides, asistió a cursos, seminarios y conferencias en Alemania, Ginebra, Italia, Francia, Yugoslavia. Se especializó en derecho laboral en el Instituto Internacional de Turín, Italia. Su trabajo de grado en esa ocasión se intituló “Las relaciones laborales en las empresas públicas”.

Entre las funciones desempeñadas están: profesor en la Normal de Peritos y en el Colegio Luis Muños Rivera; Sub-consultor Jurídico de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos entre 1966 al 1970; Profesor de la Universidad Central del Este entre 1975 al 1978; Abogado liquidador del Banco de Santo Domingo en 1979; Asistente de la Secretaría de Interior y Policía entre 1980 al 1981; Consultor Laboral de CORDE (1981-1982), Asesor Laboral del Senado de la República.

Junto a esas funciones, dedicó gran parte de su vida al tema inmobiliario y tenencia de tierra, sobre todo, a llevar casos vinculados a determinación de herederos y procesos para deslindar propiedades.

Tuvo la suerte de iniciar su profesión de abogado cuando comenzaba el boom turístico de la provincia La Altagracia, y como visionario de lo que venía, se introdujo de lleno en ese campo, logrando notables éxitos.

Luis Conrado fue un hombre solidario a más no poder. Le preocupaba la situación de miseria de los niños y siempre estuvo vinculado a entidades como Ciudades Hermanas, desde las cuales buscó y obtuvo cooperación para distintas instituciones municipales.

Sentía un profundo amor por sus familiares. Siempre con una sonrisa a flor de labios, se preocupaba por la situación de sus hijos y hermanos.

Igualmente, mantuvo un amor inquebrantable por su Higuey querido. Si estaba en el país, iba todas las semanas a la provincia La Altagracia donde compartía con familiares y amigos.

Fue un apasionado del dominó y le encantaba jugarlo con sus amigos, entre ellos uno inseparable, el Dr. Ponciano Rondón.

Luis Conrado fue un excelente amigo, un gran conciliador y muy respetuoso de los demás.

En su partida, quiero testimoniar en estas líneas mi solidaridad con su esposa Ana María Rubini, con sus hijos Sybeles, Dirlei y Rejane, y con sus nietos.

Me uno en humilde homenaje, para honrar la memoria de quien fue un extraordinario ser humano, que sembró positivamente todo su trayecto de vida.

Descansa en paz, querido tío.

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