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Opiniones

LO OBVIO: LO MAS DIFICIL DE VER

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SERGIO CEDEÑOPOR SERGIO CEDEÑO.-

Desde niño siempre escuché la frase o el refrán popular de que “lo que está a la vista no necesita espejuelos”.

Con el contenido de esa frase, siempre dí por sentado que todo lo que tenemos frente a nosotros, lo que es obvio, lo vemos sin necesidad de esfuerzos y sin tener que buscar espejuelos.

Sin embargo, al pasar los años, ¡vaya sorpresa!, resulta que de acuerdo con nuevas investigaciones, se ha determinado que “lo que está a la vista” por ser tan obvio, es más difícil de ver que lo que está escondido o fuera de la vista. Y que “aquello que no rompe con los patrones de lo esperado, se torna invisible”, según afirma el reputado siquiatra Ronald David Laing, “porque solo se percibe lo diferente”.

En el ejercicio de mi profesión de politólogo, dedicado al diseño de estrategias, siempre he tenido claro que es imposible construir buenas estrategias sin determinar las ventajas comparativas que se posee.

Esas ventajas comparativas son las que nos hacen diferente de las otras opciones y por tanto te colocan en un plano de visibilidad.

Pero no tenía claro de que en el proceso de análisis del cerebro, lo diferente se aprecia y se percibe de forma más rápida.

Luego me he puesto a reflexionar sobre algunas lecturas y he caído en la cuenta de que ciertamente, el ser humano posee muchas cosas que por ser tan obvias, pasan desapercibidas.

Por ejemplo, los latidos del corazón nunca paran, pero es tan obvio que no los oímos fácilmente.

El aire que respiramos está ahí acompañándonos las 24 horas del día, pero a menos que estemos asfixiándonos, actuamos como si el aire no fuera algo intrínseco al cuerpo humano, sin el cual no pudiéramos vivir.

Todo el cuerpo humano tiene sensibilidad y constantemente nos damos golpes o rozamos algo que pasa desapercibido, a menos que tengamos una herida o algún problema físico. De ahí la frase popular: “al dedo malo, todo se le pega”. Y es que la sensibilidad de una herida, hace visible, todo lo que toque esa área.

Lo obvio, por ser tan evidente, no lo vemos. ¡Vaya paradoja!

Pareciera que esto se repite con mucha más frecuencia de lo que se cree, en el ámbito de la política, de la vida profesional, amorosa o en las luchas diarias por la sobrevivencia.

Buscamos lejos, lo que tenemos cerca y complicamos, lo que puede ser sencillo.

Hay otro tipo de personas que tampoco ven lo obvio, son de acuerdo a la psicología, los llamados “SAVANT”, (síndrome del sabio). Son personas extremadamente detallistas, que se abruman de tal manera en los detalles, que nunca ven nada y por tanto, son incapaces de actuar.

En la racionalidad política, y en el diseño de estrategias, debemos cuidarnos de los que viven afirmando que “esto es obvio”, porque pueden no estar viendo nada, o de los savants, porque siempre se pierden en una montaña de datos inútiles que acumulan para tomar una decisión, que nunca terminan tomando.

Prefiero escrudiñar cada caso en sus especificidades, porque a veces, un caso, aunque lo parezca, no es “tan claro como el agua”.

Al igual que el periodista e intelectual norteamericano, Walter Lippmann, creo que “Donde todos piensan igual, nadie piensa mucho”.

*El autor es periodista y politólogo

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