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Opiniones

Dos fechas enlazadas

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POR IVELISSE PRATS RAMÍREZ.-

Dos fechas imponentes se reúnen en esta semana para inducir reflexiones y mover sentimientos.

El jueves 6, hubiese cumplido 77 años José Francisco Peña Gómez. Hombre-pueblo, Hombre-talento, Hombre-generosidad, Hombre-doctrina.

Su cuerpo está en una tumba, violada en ocasiones por enfrentamientos grupales en sacrilegio imperdonable. Su alma está cerca del Padre, al que escuchaba a diario leyendo Su Palabra.

Su ideología está todavía viva, porque es más que nunca arma necesaria para la lucha, pero se percibe en este cumpleaños bastante abandonada, refugiada en las clases del Instituto que lleva su nombre.

La otra fecha es hoy sábado, Día Internacional de la Mujer, una data que se logró destacar en rojo en los calendarios de las preocupaciones por la igualdad gracias al clamor exigente de las propias mujeres, que en 1975 recogió la ONU. Así se demostró una vez más que las luchas que se libran con conciencia y paciencia pueden provocar ecos que amplíen sus alcances y profundicen su radicalidad.

El aniversario del natalicio de Peña y el Día dedicado a mi género se encuentran en mi escritorio esta semana a la hora de sentarme a escribir En Plural.

Son temas diferentes, incluso muy diferentes, dirán algunos lectores, juzgando incluso por la confusión lingüística que se vuelve semántica entre sexo y género. Colocan a Peña Gómez en su sitial de varón, y a nosotras, ¡ay! nos encasillan como las hembras de cabellos largos e ideas cortas, así nos describieron Schopenhauer y Moebus.

Para mí, sin embargo, recordar a Peña Gómez, honrarlo el 6 de marzo muy especialmente se inscribe en el eje ideológico que vertebra mis ideas y mi acción.

En ese eje transversal, cerquita de Peña, está la equidad y la solidaridad, la participación, principios irrevocables del Socialismo Democrático, que son también fundamentos de una larga lucha de nuestro género erizada de obstáculos; perdida todavía en la barbarie de muchos países de Oriente, solo parcialmente ganada en Occidente, más en papeles que en la realidad de las distribuciones equitativas.

Fue Peña Gómez quien, a pesar de ser parte del contexto machista dominicano, creó una Federación Dominicana de Mujeres Socialdemócratas (FEDOMUSDE), que pretendió nuclear no solo a las perredeístas, sino a las dominicanas que se animaron a apoyar el ideario que nos abraza a los socialistas democráticos en un haz de propósitos comunes buscando la libertad y la justicia, como atributos sin “femeninos” o “masculinos”, derechos inalienables para todos.

Peña Gómez inspiró e incitó a la vez a las dirigentes de FEDOMUSDE, y a nuestras legisladoras, ya luego a las bases femeninas del PRD, a reclamar con vigor una cuota en las boletas y en la dirección partidaria, esa “discriminación positiva” que todavía rechazan muchos hombres que no aceptan que para remontar la opresión y la marginación de tantos siglos requerimos que se nos nivele un poco el punto de partida para desempeñarnos en la carrera y superar retrasos.

Es Peña Gómez quien por encima del 25, del 33% logrados después de batallar contra los prejuicios, se empeña en trabajar cuando fue Alcalde de Santo Domingo con más mujeres que hombres en su gabinete, “ustedes son más inteligentes y más honestas que nosotros”, nos decía convencido, y yo me esponjaba al oírlo.

Es también Peña Gómez, todavía, a quien presiento, escandalizado, rechazando con sabiduría y plenos derechos que la lucha grupal que destroza el PRD abarque por igual a hombres y mujeres del Partido, en la vorágine que es solo apetito de ganancias espurias, y no la guerra santa a favor de una sociedad y un partido de pares.

Seguramente indigna a Peña Gómez, que en el PLD, que surgió como el PRD de la visión de justicia social indeclinable de Juan Bosch, las mujeres continúan invisibilizadas, utilizadas para impulsar ingenuamente las candidatas preseleccionadas, espigadas en la media docenas de familias que forman los “clanes” del poder peledeístas.

Porque creo y persevero en lograr que otros crean en una doctrina, el Socialismo Democrático, que me enseñó Peña Gómez, y que concibe a las mujeres como iguales, decidí convocarme a mí misma a celebrar el cumpleaños de Peña en mi piel de mujer, y unir mi reiterada devoción al líder con mi perseverante feminismo de corte ideológico.

Es simple: todo se amarra a la rosa roja empuñada del Socialismo Democrático, con sus valores, su ética, que incluye a las mujeres como seres humanos y ciudadanas de igual a igual.

Celebro tu cumpleaños Peña, porque para mí, sigues vivo. ¿Acaso no te necesitamos tanto todavía, mujeres y hombres, en la lucha por la igualdad?

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