EL CUARTO DE GUERRA

POR LEONARDO GIL.-

“El talento gana juegos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia gana campeonatos”. Michael Jordan

“Me puse muy emocionado cuando vi tanta gente en esa reunión, el único problema es que no pudimos llegar a nada. ¿Qué crees que podemos hacer para arreglar eso?” Me pregunta el candidato.

Lo primero es que no es posible tomar decisiones trascendentales en grupos grandes, porque regularmente la reunión termina en un arroz con mango. Para tomar decisiones en una campaña electoral lo mejor es hacerlo con un grupo pequeño y conformar un cuarto de guerra. El candidato reacciono sorprendido y me dijo “¿Qué es un cuarto de guerra?”

En términos militares (donde nació) el “cuarto de guerra” (War Room) es un lugar donde el Comandante en Jefe se reúne con sus principales colaboradores, generales y consejeros, para definir, desarrollar y dar seguimiento a sus planes de batalla, tácticas de combate y estrategias, ejecutarlas o descartarlas, a fin de enfrentar una situación de conflicto inminente y seguir desde él su desarrollo, hasta su culminación.

Este concepto ha sido transferido al argot de las campañas políticas para definir el cerebro operacional de las mismas dentro del área organizativa. A este pequeño comité se le llama también comando de campaña, comité ejecutivo, centro de operaciones etc. Nosotros nos referiremos a él cómo cuarto de guerra, el cual debe estar integrado por: el candidato, el coordinador de campaña, los jefes de los comités (comunicación, agenda, asuntos electorales, finanzas, promoción del voto), el secretario y los asesores.

La tarea principal de este equipo es tomar las decisiones de ejecución en la campaña, diseñar y decidir cuál es la estrategia que se va a seguir, elaborar el plan de campaña que se convertirá en el guion de la campaña; y es donde se reúnen las cabezas responsables de cada una de las aéreas de la campaña, pero más allá de diseñar la estrategia y elaborar el plan de campaña, este equipo también debe supervisar todas las actividades de la campaña y evaluar todos los procesos, pero no se trata solo de decir hacia donde debe estar orientada la campaña, sino lograr que ese plan se cumpla de forma eficaz.

Sus normas de funcionamientos son similares a un proceso militar donde la cadena de mando debe ser respetada, debe reinar la disciplina y el orden, y deben propiciarse discusiones sanas que enriquezcan el proceso, y sobre todo, las decisiones que se tomen deben ser respetadas y cumplidas. Esta estructura debe ser flexible ya que, cada campaña tiene su propia dinámica.

Este equipo tiene objetivos duales en la ejecución de la estrategia previamente definida: por un lado, el positivo, creando tácticas efectivas que permitan transmitir de la mejor manera los mensajes del candidato; y por otro lado, el negativo, consistente en las tácticas de campañas de contraste en contra de los contrincantes, además de la defensa, de los ataques de los opositores y enfrentar las situaciones de crisis.

Un cuarto de guerra no es un instrumento optativo en una Campaña Electoral, es obligatorio. Su obligatoriedad reside -en ambos casos- en la necesidad de ejecutar una estrategia de campaña a través de tácticas que sean coherentes con los mensajes que se buscan transmitir; en la conveniencia de responder con eficiencia y prontitud los ataques de los opositores y críticos; y en el profesionalismo con el que deben enfrentarse las crisis, que siempre habrá en este tipo de procesos.

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