Cennect with us

POLITICA

Hipólito Mejía propone impulsar el Desarrollo Rural Integral

Publicado

en

Cuenca, Ecuador.- Hipólito Mejía propuso aquí retomar el paradigma del Desarrollo Rural Integrado que significa mejorar la calidad de la agricultura, tomando en cuenta el mejoramiento sustancial de la calidad de vida de la población rural.

El ex mandatario dominicano clausuró próximo al mediodía de este sábado, el panel de expresidentes en la Tercera Cumbre Mundial Sobre Seguridad y Soberanía Alimentaria, celebrada en Cuenca, Ecuador, los días 27 y 28 de este mes.

“Nuestra seguridad alimentaria está directamente vinculada a la capacidad de producir más bienes alimenticios, mejorar el poder adquisitivo y elevar el ingreso mediante la generación de empleos de calidad”, aseguró Mejía en su exposición.

En el conclave participaron otros ocho exmandatarios y decenas de los más destacados especialistas mundiales sobre los temas

El expresidente Mejía agotó el tema “Seguridad Alimentaria, Agricultura Sostenible y Lucha Contra la Pobreza”.

Se preguntó ¿Cómo podemos alcanzar la seguridad alimentaria de nuestra región? Y a seguidas y significó: “Nuestra seguridad alimentaria está directamente vinculada a la capacidad de producir más bienes alimenticios, mejorar el poder adquisitivo y elevar el ingreso mediante la generación de empleos de calidad.

La reducción de la pobreza y la eliminación del hambre, continuó, son inseparables de todo lo anterior y destacó que estudios recientes demuestran que cerca del 47 por ciento de la población rural de América Latina y El Caribe es pobre y 29 por ciento vive en la indigencia.

Hipólito Mejía fue el último exmandatario en participar en el cónclave, luego de que lo hicieran los expresidentes Felipe Calderón, de México, Oscar Arias de Costa Rica, José Lui9s Rodríguez Zapatero de España. Eduardo Duhalde, de Argentina, César Gaviria, de Colombia, Laura Chinchilla, de Costa Rica, Rosalía Arteaga, de Ecuador y Eduardo Frei de Chile.

El exmandatario dominicano resaltó como urgente situar el mundo rural en un lugar prioritario de nuestra agenda de desarrollo sostenible y propuso un programa de seis puntos para lograr el desarrollo rural la seguridad alimentaria y la agricultura sostenible para combatir la pobreza:

“Primero, propongo que retomemos el paradigma del Desarrollo Rural Integrado. Es decir, que no debemos limitarnos a mejorar la calidad de la agricultura, sin tomar en cuenta el mejoramiento sustancial de la calidad de vida de la población rural.

“En ese sentido, es indispensable elaborar y ejecutar planes y proyectos en las áreas de vivienda, salud, educación, agua potable, electricidad y acceso a la información, en las comunidades rurales.

“En segundo lugar, propongo aumentar la inversión, tanto del sector público como del sector privado, para apoyar la investigación, la capacitación, y la transferencia tecnológica en todo el sector agrícola.

“Este esfuerzo tendría mayor impacto en la medida en seamos capaces de divulgar e intercambiar los resultados de cada país, para beneficio de toda la región.

“En tercer lugar, propongo fortalecer el sector agroindustrial. Está demostrado que la agroindustria, además de crear valor agregado y generar empleo en la zona rural, diversifica y mejora la oferta de bienes alimenticios. Asimismo, muchos de esos productos procesados fortalecen nuestras exportaciones regionales e internacionales.

“En cuarto lugar, propongo dar un apoyo especial a las micro, pequeñas y medianas empresas, mejor conocidas como las mypymes. Lo mismo propongo para las cooperativas rurales.

“Esa articulación de las mypymes con las cooperativas serviría para sembrar en los territorios rurales, en comunidades concretas, la idea del desarrollo rural integrado.

“El consenso entre los gobiernos locales y el gobierno central es parte inherente de esa articulación.

“El fortalecimiento del sentido de ciudadanía en los pobladores rurales sería un resultado tangible de esa iniciativa.

“La quinta propuesta que hago consiste en apoyar el turismo rural. El ejemplo de muchos países, dentro y fuera de nuestra región, demuestra que las zonas rurales tienen atractivos naturales para los turistas nacionales y extranjeros.

“La creación de empresas turísticas en manos de la población rural serviría para generar empleos, aumentar la producción agrícola y mejorar el ingreso.

“En concreto, el turismo rural potencia la economía familiar en tanto que abre mercados para la producción agrícola local, la artesanía y la hotelería. Al mismo tiempo, reconoce el valor de la cultura autóctona, lo que también fortalece el espirito de ciudadanía y el sentido de pertenencia.

“En sexto lugar, propongo que nuestros organismos regionales de integración, en un tiempo razonablemente corto, se aboquen a desmontar los obstáculos que impiden el flujo de nuestras exportaciones, incluyendo la estandarización de aranceles y la reglamentación fitosanitaria.

“Asimismo, esos organismos regionales deben elaborar políticas y mecanismos que regulen la entrada a cada país de aquellos inmigrantes que buscan trabajo en el sector agrícola.

“Estas seis propuestas, para que funcionen de manera coherente, requieren de políticas públicas que consensuen las agendas del sector público, del sector privado, y de la sociedad civil organizada para cada uno de los temas que acabo de plantear

“El fortalecimiento de las instituciones, especialmente las del sector agropecuario, es una condición necesaria para lograr esa coherencia, tanto en cada país como en toda nuestra región.

Anotó que, “sin desarrollar el mundo rural, será imposible eliminar el hambre y la malnutrición, que es un objetivo crucial del Desarrollo Sostenible proyectado por las Naciones Unidas para el año 2030. Lo mismo es válido para alcanzar otros objetivos, especialmente la reducción de la pobreza, la desigualdad y la exclusión social”.

Señaló que “así como hay asimetrías en nuestras economías, existen también contrastes en los niveles de desarrollo de nuestro mundo rural ya que muchos de nuestros países tienen una agricultura dual. Por un lado, hay productores que usan tecnología de punta y tienen una alta rentabilidad. Muchos de los cuales trabajan en grandes unidades productivas. La mayor parte de nuestras exportaciones agrícolas es posible por la eficiencia de este sector.”

“En el otro lado, señaló, están los productores más tradicionales, que descansan en la mano de obra familiar, ya que un elevado número de ellos trabaja unidades agrícolas medianas o pequeñas y parte de su producción se usa para el auto consumo”.

Significó que “esa dualidad no excluye la existencia de numerosas combinaciones en los sistemas agrícolas de cada país, donde se articulan las prácticas tradicionales y la tecnología de producción más moderna.

“Cabe destacar, sin embargo, que los productores agrícolas son mucho más que agentes económicos vinculados al Estado. Ellos son, también, ciudadanos con derechos sociales, culturales, de género, étnicos, y políticos, entre otros”.

“En muchos de nuestros países, sostuvo, la ruralidad es inseparable de los derechos y proyectos de los pobladores indígenas. También debemos destacar el significativo rol de la mujer rural en la agricultura de nuestros países.

“Ese contexto plural y diverso demanda, en segundo lugar, entender que la agricultura comienza con la relación entre los productores y la tierra. Ese vínculo está mediado por la cultura y la tecnología.

“Igualmente, debemos entender que el sector agrícola está estructuralmente relacionado con los demás sectores productivos.

”Consecuentemente nuestra seguridad alimentaria está directamente vinculada a la capacidad para formular políticas públicas que articulen los intereses específicos de los productores, el uso adecuado y la preservación del medio ambiente (especialmente el suelo y el agua), los paquetes tecnológicos más adecuados para lograr la mayor productividad posible, y el funcionamiento de los mercados nacionales, regionales, e internacionales.

“Es realista esperar que, como resultado de esa articulación multidimensional, estemos en capacidad de producir más bienes alimenticios. De esa manera, estaremos mejor preparados para satisfacer la demanda interna, asegurar la alimentación de nuestra población, incrementar las exportaciones, generar divisas, financiar la inversión social, y fortalecer la capacidad de importar los bienes alimenticios que no podemos producir de manera competitiva.

“Desde esa perspectiva, la seguridad alimentaria que necesitamos no es sinónimo de autosuficiencia rígida. Más bien, es el resultado de un equilibrio flexible entre la producción, el consumo interno, las exportaciones, y las importaciones. El aprovechamiento de nuestras ventajas comparativas y competitivas es un componente vital de esa visión integral de la seguridad alimentaria.

Publicidad