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Opiniones

A RAJATABLA: Miseria política

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Para políticos, académicos y líderes de opinión, que arrastran los pies por el fardo de frustraciones, esta República no ha avanzado en nada durante los Gobiernos de Danilo y Leonel, aunque no se atreven a identificar aportes significativos de las gestiones de don Antonio, Salvador e Hipólito, salvo el de la libertad de presos políticos y regreso de exiliados.

Se incurre en mezquindad si no se admite que al PRD le correspondió liderar el retorno a la democracia desde un régimen de dictadura ilustrada en 1978, o que el gobierno del presidente Jorge Blanco permitió a los conductores doblar a la derecha en rojo.
A la dictadura de Trujillo le atribuyen instituir el peso como moneda de curso legal, fundar los bancos Central, de Reservas y Agrícola y redimir una deuda pendiente con el Tesoro de Estados Unidos, logros que no justifican 31 años de horror.

Al presidente Balaguer se le reconoce instituir las leyes agrarias, construir las principales presas y embalses y la prohibir aserraderos, lo que no justifica crímenes políticos y violaciones a derechos humanos.

Trujillo y Balaguer lideraron gobiernos de naturaleza despótica, aunque con importantes improntas relacionadas con la consolidación del Estado Nacional y con la construcción de infraestructura
Don Antonio, Salvador, Leonel y Danilo encabezaron gestiones liberales, que promovieron inclusión social. El Gobierno de Hipólito estuvo más cerca del tirano y su alumno, que de Pena Gómez.

No se niega que los gobiernos liberales del PRD y del PLD fueron estremecidos por escándalos de corrupción, crímenes políticos o pobladas como la de abril de 1984, cuando el Ejército mató más de 125 civiles que protestaban por el acuerdo firmado por Jorge Blanco con el FMI.

En el periodo 2002-2004, de Hipólito Mejia, se produjo una crisis bancaria que se llevó por delante a las principales instituciones financieras y colocó a la economía en estado de recesión..

Lo que intento decir es que durante las cuatro décadas de gobiernos liberales, incluido el de Hipólito Mejia, el país ha sufrido múltiples convulsiones.

La mayoría de los que hoy pregonan sermones moralistas fueron funcionarios o diplomáticos de gobiernos que promovieron miseria en la población.

Esa gente mercadea su amargura empacada en pacas de odio y de manejo pernicioso de la agenda política.
Quienes han incurrido en actos de corrupción, deben ser sometidos a la justicia, a los fines de que el Ministerio Publico pruebe su culpabilidad y los jueces dicten sentencia.

Usar un expediente de corrupción para esculpir una falsa imagen del Presidente tras se calla todo lo relacionado a un pasado diarreico, es una burda manera de defecar en público sus propias miserias políticas.


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