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CRONOLOGÍA ESTADÍA DE JUAN BOSCH EN ESPAÑA

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Por Sebastián del Pilar Sánchez.-

A las 9:30 de la mañana del sábado 26 de noviembre de 1966, el profesor Juan Bosch se desmontó del vehículo que lo llevó desde su hogar en Santo Domingo al aeropuerto Internacional de Punta Caucedo, para iniciar un recorrido aparentemente recreativo por diversas naciones caribeñas y europeas, tras una actividad política sin descanso como candidato presidencial en las elecciones del 1 de junio y guía de la conflictiva cuarta convención nacional de su partido, celebrada cuatro meses después para evitar una crisis interna, por el clarísimo interés de algunos dirigentes en colaborar con el recién instalado gobierno junto a los secretarios de Estado de Industria y Comercio y de Finanzas, José Antonio Brea Peña y Antonio Martínez Francisco, así como otros funcionarios perredeístas designados por el presidente Joaquín Balaguer.

En la terminal aérea Bosch saludó de modo efusivo al secretario general del partido blanco, José Francisco Peña Gómez y sus acompañantes, quienes fueron a despedirlo para asegurarle que, independientemente del tiempo que se tomara en el extranjero, sus instrucciones serían cumplidas al pie de la letra. A seguidas, el expresidente caminó junto a su asistente personal Domingo Mariotti hacia el avión de “Aerolíneas Quisqueyana” que lo llevaría hasta Caracas -con escala en Curazao-, donde desarrollaría en una semana una agenda netamente literaria sobre la promoción de su libro “Bolívar y la Guerra Social”.

Juan Boch y Doña Carmen Quidiedo de Bosch.

Al finalizar su visita a Venezuela, el escritor y político abordó un barco con destino a Barcelona, segunda ciudad más poblada de España, donde lo esperaba su esposa, la exprimera dama Carmen Quidiello Castillo y su hija Bárbara, para tomar enseguida la carretera hacia Madrid, donde vivirían temporalmente en un quinto piso de una urbanización situada al suroeste de la capital. En este lugar se mudaron a principios del mes de diciembre de 1966, ocupando un modesto apartamento amueblado, de dos habitaciones, donde Bosch realizó su primer contacto con la prensa internacional, a la que manifestó que no estaba en Madrid en condición de exiliado, sino en labor intelectual “todo el tiempo que ustedes quieran”, aunque ahí le sería imposible hallar el sosiego deseado para redactar con presteza la tesis agraria requerida por su partido y otros proyectos escriturales.

El autor de “La Mañosa” tampoco allí encontraría un ambiente de paz para plasmar sus ideas sobre la composición social dominicana, porque su presencia en esta urbe, como escritor de renombre, generaba curiosidad pública inevitable; sobre todo, por haber sido un presidente de su país víctima de un golpe de Estado que trajo como consecuencia una guerra civil y una invasión extranjera, condenada en diversos lugares del mundo.

Su nuevo hogar se convirtió rápidamente en centro noticioso observado de manera incesante por políticos y periodistas, y en escenario de peregrinación intelectual de estudiantes, profesionales y académicos que deseaban conocerle. Muchos de esos visitantes les solicitaban entrevistas y charlas para centros culturales y educativos, o en nombre de los medios de comunicación españoles, requerían sus opiniones sobre temas de interés público.

Bosch junto a Rafael Alburquerque y Fernando Amiama.

Su segunda declaración a la prensa se la dio a la revista ¡Ahora! y fue publicada el 20 de febrero de 1967. Aquí trató el tema de los militares que lucharon en la Guerra de Abril junto al coronel Francisco Caamaño por el retorno a la vida constitucional, los cuales, según dijo, estaban recibiendo maltratos del gobierno dominicano, presidido por Joaquín Balaguer, que lejos de reintegrarlos a los cuarteles estaba cancelando a muchos de ellos.

Poco después, en la primera semana de marzo de 1967, conversó en su hogar con el escritor Ángel M. De Lera, redactor del diario “ABC”, sobre su obra literaria y la sencillez de su vida en Madrid, sin dejar de mencionar el origen español del exmandatario dominicano, cuyo padre, José Bosch Subirats, era catalán de Tortosa y la madre, Ángela Gaviño Costales, hija de gallego. La revista ¡Ahora!, en su edición del día 6 de ese mes, se encargó de divulgar en Santo Domingo esta interesante entrevista, titulada “Juan Bosch, escritor y americano y universal”.

Una semana más tarde, el diario “ABC” publicó un artículo de Bosch, que tenía por título “Qué está pasando en China”, cuyo contenido fue reproducido íntegramente por la revista criolla y comentado por la agencia de noticias estadounidense “Prensa Asociada”, dada su categoría de análisis agudo de la Revolución Cultural en auge en esa nación asiática.

Bosch hizo una nueva exposición pública el 14 de marzo de 1967, reclamando para la “Madre Patria” el liderato moral de América, al estimar “que aunque España prestaba asistencia diversa a los países americanos, se desarrollaba en forma aislada, y lo que necesita es que se integre en una atmósfera de pueblos hispánicos”, mediante la programación y desarrollo de “centros vivos de actividades culturales hispanoamericanas”.

El escritor destacaba entonces que reivindicaba “un liderato como el de un padre lleno de historia, que sigue con los hijos, aunque estos tengan su vida independiente”, y consideraba con un sentido propiamente cultural, que muchos novelistas españoles de esa época eran notables que sabían muy bien su oficio, aunque la novela española se había ceñido a temas vigentes sólo en España, que no eran de interés de los lectores fuera de su territorio.

El escritor dominicano lamentó que la temática de la narrativa española no fuera universal y atribuyó parte de la culpa a los editores que no se ocupaban de promocionar apropiadamente la producción literaria de sus autores, por estar aferrados a un tradicionalismo comercial que había periclitado, así como a técnicas de difusión que eran “pobres, anticuadas, incapaces de afrontar el problema en los términos de amplitud de mercados y competencia”

Esa era la visión de un reconocido cuentista del Caribe que había hecho sus aportes a la lengua española por medio de numerosos ensayos, novelas y cuentos, como “La Mañosa”, “Camino real”, “Cuento de Navidad”, “Cuentos escritos en el exilio”, “Dos pesos de agua”, “La muchacha de la Guaira”, “David: Biografía de un rey”, “Hostos, el sembrador”, “Cuba, la isla fascinante”, “Simón Bolívar, biografía para escolares”, “Trujillo, causas de una tiranía sin ejemplo”, “Bolívar y la guerra social” y “Crisis de la democracia de América en la República Dominicana”.

La entrevista que incomoda a Bosch

El jueves 20 de abril de 1967, Bosch concedió una entrevista en Madrid al corresponsal de Prensa Asociada, Emilio Moya, la cual, al día siguiente, fue la noticia de primera página del periódico dominicano “El Caribe”, con el titular: “Juan Bosch vuelve vaticinar revolución sangrienta aquí”, y un subtítulo sosteniendo que “el exmandatario vivía con su esposa en lujosa residencia al nordeste de Madrid”.

Esta entrevista causó mucho revuelo en Santo Domingo y España, no sólo porque vaticinaba “nuevos derramamientos de sangre” si no cesaba el estado de terror que prevalecía en el territorio dominicano, sino por el subtítulo ajeno al tema tratado por Bosch para recordar la conmemoración del segundo aniversario de la guerra de abril de 1965, considerada por él como la gesta histórica “más noble, heroica y costosa en vidas que se haya librado en la República Dominicana en su lucha centenaria por conquistar la libertad e implantar la justicia”.

Bosch no esperaba que a su declaración se le injertara una falsedad que podía inducir al público a creer que salió de su país para vivir en España como el burgués que no era; por lo que, al ser un político celoso con su imagen de hombre honesto, el 27 de abril de 1967 reaccionó ante esta contrariedad inesperada, con una rueda de prensa convocada en su hogar para mostrar a los periodistas que vivía en casa modesta y alquilada.

El expresidente calificó de mentira increíble la desinformación que le afectaba y reveló que cuando llamó a la estación de Prensa Asociada en Madrid y habló con el periodista que lo había entrevistado, para preguntarle la razón de esa falacia, éste “se defendió como gato bocarriba diciendo que él no había cambiado mis declaraciones”; pero “hizo igual que el alacrán, es decir, llevaba el veneno en la cola”.

Poco más tarde, Harold K. Milks, jefe en Madrid de AP, rectificó la información, al aclarar públicamente que Bosch vivía junto a su esposa e hija “en un barrio donde los alquileres eran altos, pero su departamento era una vivienda modesta de dos dormitorios en un edificio donde los alquileres no son tan caros”.

Bosch en Benidorm

En el verano de 1967 Bosch y su esposa Carmen se mudaron a Benidorm, primer enclave turístico del Mediterráneo, en la provincia de Alicante, de la Comunidad Valenciana, situado a 461 kilómetros de Madrid, por carretera.Allí se instaló en un pequeño apartamento en el duodécimo piso del edificio «Mar Balum», donde reinaba una gran tranquilidad y un espacio de paz que no había palpado en la capital española, apropiado para meditar, estudiar y escribir.

José Francisco Peña Gómez, secretario general del partido blanco, fue uno de los primeros dirigentes políticos en volar desde Santo Domingo a Madrid, el 16 de junio de 1967, para visitar a su maestro y guía en la plácida ciudad veraniega donde se encontraba, previo al viaje del ejecutivo perredeísta a Estocolmo, capital de Suecia, donde participaría, en compañía del diputado Emmanuel Espinal, en el congreso del Partido Socialdemócrata Sueco, invitado por el primer ministro Tage Erlander, gran amigo de Bosch, quien había propiciado tres meses antes el primer acercamiento del partido blanco a la Internacional Socialista, durante la visita del expresidente dominicano a Suecia, entre el 26 de marzo y el 1 de abril de ese año.

Otro personaje influyente en la sociedad dominicana y en las decisiones del primer poder del Estado, pasaría por Benidorm el 4 de noviembre de 1967, para entrevistarse con el profesor Juan Bosch y conocer sus opiniones sobre lo que ocurría en ese momento en el mundo y especialmente en su país.Este era el destacado jurista Jottin Cury Elías, presidente de la comisión política del partido blanco y diputado líder de la minoría opositora en el Congreso, quien se encontraba en España desde el 31 de octubre, invitado por Bosch para que hiciera el largo recorrido de cuatro horas y 46 minutos desde Madrid hasta su hogar en la impresionante ciudad de rascacielos de quince y veinte pisos y de hermosas playas, llamada Benidorm, también conocida como la “Nueva York del Mediterráneo español”, donde vivía junto a su esposa, rodeado de turistas procedentes de diversos lugares, que todos los años iban hasta allí a vacacionar y disfrutar su belleza natural.

El doctor Cury narró su experiencia de este viaje en un artículo publicado el 18 de diciembre de 1967 en la revista ¡Ahora!, titulado “¿Bosch en un paraíso?”, donde ofrecía una imagen viva de cuánto hacía el líder político en playas extranjeras. El excanciller del gobierno en armas del coronel Francisco Caamaño refirió que al llegar al edificio «Mar Balum», hogar de Bosch en Benidorm, subió hasta su apartamento situado en el duodécimo piso, donde vivía “entre muebles pobres, en unión de su esposa y una nativa que ayuda en los quehaceres domésticos», pudiendo observar que era un lugar bien pequeño, propio para una familia de dos y su mobiliario se componía de varias sillas, un sofá, una mecedora, mesa y libros.

Tras un fraternal saludo, el doctor Cury conversó ampliamente con Bosch, logrando despejar la duda sembrada en su ánimo, desde ese mismo escenario, por un amigo suyo que, en el mes de septiembre anterior, le envió una tarjeta postal de variados colores, con grandes edificios y playas, con una nota escrita con cierto sarcasmo político que decía: “Desde este bello lugar, donde también veranea tu jefe y maestro…digo, profesor, te saluda cordialmente…”. En clara alusión a la presencia en Benidorm del hombre que tenía ante sí.

Por ello, estando ahora allí, conversando con Bosch, el doctor Cury pudo apreciar con sus propios ojos que éste no veraneaba en ese sano y bello lugar. Más bien se refugió en aquel paraíso terrenal no por placer, sino casi por obligación para escribir su libro “Composición Social Dominicana” y su grandilocuente obra, “De Cristóbal Colón a Fidel Castro, el Caribe, Frontera Imperial”, además de concluir la tesis agraria de su partido iniciada en Madrid. Incluso, el expresidente tuvo la confianza de confesarle que residía en ese sitio porque el apartamento le fue cedido por un amigo para que se ahorrara un alquiler en Madrid, “cuyo pago suponía para él un mensual quebradero de cabeza”, debido a que sus entradas, muy módicas, exigían economía de ese tipo.

También le refirió que tanto en otoño como en invierno, Benidorm era un pueblo solitario, de poco movimiento y que a sus 58 años, encaraba esa invernal soledad, incursionando en la pintura, la escultura y haciendo manualidades que lo mantenían en acción constante.

Tres meses después de la visita del doctor Cury a Benidorm, el 24 de enero de 1968 regresó Peña Gómez a esta ciudad, en compañía de Jaime Cruz, su auxiliar de seguridad y de Domingo Mariotti, asistente de Bosch, para hablar con este sobre “importantes asuntos de actualidad” y trazar la línea que sostendría el partido blanco en ese nuevo año. Este encuentro fue aprovechado por el exmandatario para desplegar una actividad artística utilizando de modelo a su apreciado discípulo, tallando en arcilla su cabeza, tal como había hecho unos meses atrás, esculpiendo las imágenes de doña Carmen y su hijo Patricio.

Bosch dio a conocer el busto del «joven y fogoso líder» a través de fotografías y una carta fechada el 16 de marzo de 1968, enviada al periodista Miguel Hernández, redactor del periódico «El Nacional» y autor de la popular columna “Novedades y comentarios”, en la que le informaba que aparte de los numerosos escritos que había realizado en Benidorm, en sus ratos libres, desarrollaba con mucha pasión el arte de hacer paisajes, esculpir figuras humanas y hacer máscaras típicas dominicanas, como las utilizadas en los carnavales de La Vega, ya que aprendió este arte popular en sus años de infancia junto a su hermano Pepito, cuando en los primeros días de enero de cada año, confeccionaban caretas y decoraciones carnavalescas que luego vendían en la ciudad.

Igualmente decía en su carta que estaba pensando en volver a Santo Domingo para realizar una exposición de sus obras, y dijo a modo de chanza, que podía pintar por encima del nivel que se le atribuía al expresidente estadounidense Dwight David Eisenhower, cuyo pasatiempo era el dibujo, y al exprimer ministro inglés Winston Churchill, quien tenía como hobby pintar paisajes y bodegones.

Entre abril y agosto de 1968, segundo año de su estadía en Benidorm, el expresidente recibió allí a los escritores Gabriel García Márquez, Emilio G. Loygorri y Juana Barnés, así como al periodista Alberto Sánchez P, enviado especial de la revista ¡Ahora! y autor de un reportaje titulado “Juan Bosch escribe intensamente Benidorm”. También a sus compañeros de partido Manolo Fernández Mármol y Rafael Gamundi Cordero, y al secretario general del Partido Comunista Dominicano (PCD), Narciso Isa Conde.

A través de Rafa Gamundi, el 20 de abril de 1967 Bosch recibió una misiva enviada desde Santo Domingo por el líder obrero Pedro Julio Evangelista, secretario general del buró sindical perredeísta, en respaldo a la nueva orientación ideológica de su partido, que el exmandatario daría a conocer más adelante con la presentación de la tesis de la “Dictadura con Apoyo Popular”, durante su participación -como orador invitado- en el octavo congreso mundial de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas (IUSY), a celebrarse en el mes de junio en Estocolmo.

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