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Opiniones

La caverna electoral

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Por Rafael B. Díaz Álvarez.-

Atados. De espaldas. Contra un muro. Alimentados imágenes grises, dispersas, diluidas. Las voces que escuchamos como narrativa a las imágenes, las interpretan guardas, con un guión preestablecido. No podemos apreciar el color del original desde el cual se proyecta la sombra; algunos ni siquiera saben que es la proyección de una realidad distinta.

Inertes, daltónicos, transcurre nuestra vida, monocromática e insulsa. Cómo llegamos a la caverna? Quienes nos ataron? Quienes decidieron nuestra realidad? Cuándo consentimos? Recuerdo como llegamos, seguíamos el sonido del canto de sirenas.

De repente se proyectan tres triángulos distintos en la pared que nos queda en frente. Si logramos acertar el de mayor área tenemos garantía de salir de la caverna, y regresar a la luz.

Los argumentos a favor de uno o del otro son muchos; el que está asentado sobre la hipotenusa es más amplio argumenta un grupo, y los otros dos abogan por una o la otra imagen, que diferencian por el tamaño de los catetos. Finalmente nadie acierta pues las imágenes proyectadas corresponden al mismo triangulo escaleno.

Cómo saberlo, si hemos pasado nuestra vida en tinieblas, encadenados a un muro, de espaldas a la realidad? Hemos seguido la costumbre del Situado, esperando dádivas, otrora monedas, ahora ilusiones, promesas falsas, historias repetidas, pan, salami. Ese es nuestro pago pues, tomamos y comemos ya que mañana moriremos.

El salir de la caverna, además de ser un reto de alto riesgo, nos presenta otra realidad, difícil de entender, sin poder leer el mensaje en la pared, porque no sabemos hacerlo. Los pocos, muy pocos, que, como Heracles logren burlar a Cerbero, podrán contemplar el Sol, sin temor a ceguera.

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