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NACIONALES

Atraso y desorganización impera en oficinas de INAPA en Fantino

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Por: Rafael Aridio Hidalgo G.

En pleno siglo 21, en la era de la luz y la comunicación, todavía hay oficinas públicas en la Republica Dominicana que están al margen de los avances tecnológicos, que hasta allí no ha llegado la computadora, el internet y mucho menos las redes sociales.

Es común ver en bancos y otras entidades privadas y en buena parte de las oficinas de la administración pública, todo un sistema automatizado instalado, que hace más eficiente y rápido el trabajo del servicio al cliente.

Es en el año 2004 cuando en la Republica Dominicana despierta la inquietud de que se hace necesario introducir e implementar automatizar las oficinas del gobierno. Es de ahí que surge el propósito de identificar un organismo de alto nivel gubernamental que sea capaz de articular iniciativas sectoriales en el sentido de masificar en el país el uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), buscando modernizar el Estado y aumentar la competitividad del sector productivo.

A raíz de esto, se proyectó la creación de un organismo encargado de coordinar las iniciativas y proyectos de desarrollo, amparado en las tecnologías de información y comunicación (TIC) de manera armónica y articulada acorde a los planes generales y estratégicos trazados por el Poder Ejecutivo, de crear el ambiente necesario para la competitividad, eficientizar y transparentar el desempeño de la Administración Pública.

Precisamente estas necesidades motivaron que el día 3 de septiembre de 2004, mediante Decreto No. 1090-04, fue creada la Oficina Presidencial de Tecnologías de la Información y Comunicación (OPTIC), con dependencia directa del Poder Ejecutivo, autonomía financiera, estructural y funcional.

A partir de ahí, el país comenzó a cambiar. Desaparecieron de las oficinas públicas las “maquinillas Olimpia, Olivetti” e IBM”. Se inició así la era de las computadoras y la automatización del Estado en dominicana. El país se puso el “línea” y hoy la adquisición de una información o de un servicio de una entidad pública, está a la voluntad de solo pulsar un “click”.

A pesar de todo ese andamiaje tecnológico creado el por el Estado dominicano desde hace ya diecisiete años, que se presumía debía estar implementado en todas las oficinas públicas del país, todavía en la República Dominicana hay instituciones del gobierno que llevan sus cuentas y el registro de sus anotaciones haciendo uso del “papelito” y del famoso “vales”, auxiliadas del “bolígrafo” o lapicero, para de ese modo dejar constancia del vínculo de los usuarios con esa oficina y anotar los gastos de caja chica.

Para muestra un botón. Invito a cualquier ciudadano o ciudadana del país que gire una visita por las oficinas del INAPA del municipio de Fantino, provincia Sánchez Ramírez. Pero me gustaría que en ese rol fueran también empleados del nivel central del INAPA, que se desplacen a Fantino para que vean, tal cuál es la situación de atraso que impera en estas oficinas.

Cuidado, que no estamos pretendiendo echar los caballos encima a las y los humildes empleadas y empleados que laboran en esa oficina. No, todo por el contrario, lo que queremos lograr es que el director ejecutivo del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA), Wellington Arnaud, asuma la responsabilidad de introducir la automatización de las oficinas de esa entidad en el municipio de Fantino.

Qué buscamos? Que en esas oficinas se haga más eficiente y llevadera la labor de esos ciudadanos y ciudadanas que rinden su labor, pese a estar sumidos en un patético e inconcebible atraso y carencia de todo tipo de tecnología. Los documentos que se manejan para llevar el control de los usuarios, reposan en cajas y cajones, a merced de ratas y cucarachas.

Así lo esperamos. Fantino no merece tener funcionando en esas condiciones a una oficina, como la del INAPA, que tiene la responsabilidad de manejar todo el servicio del agua para una población que sobrepasa los Veinticinco (25) mil habitantes, operando como en los tiempos de los Picapiedra, registrando y cobrando de manera rústica a los usuarios y aplicando las normas de cobros basada en la tabla de los 10 mandamientos, la que dejó Dios escrita en piedras y entregó a Moisés en el desierto.

Ingeniero Wellington Arnaud, usted tiene la palabra…

-El autor es periodista y abogado.

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