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Opiniones

Superemos esas deficiencias

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Por Manuel Vólquez.-

El 22 de marzo de 2022, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) dio a conocer un informe en el que reseñaba que los escolares de la región latinoamericana tienen desempeños desiguales en materia de escritura, con países como Argentina punteros en vocabulario y como Panamá donde a los niños les cuesta desarrollar bien las ideas.

La institución publicó los últimos resultados de la prueba de Escritura del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE 2019) y en en ella se evaluó el desempeño en escritura de estudiantes de tercer y sexto grado de 16 países de la región: Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.

A los primeros, se les solicitó hacer una carta narrativa sobre un viaje y un texto de presentación de un baile, mientras que a los de sexto se les pidió una carta de petición y un texto descriptivo de un animal inexistente.

En el informe se evaluó el dominio discursivo (propósito comunicativo y adecuación a la consigna, género y registro), el textual (vocabulario, coherencia, concordancia y cohesión) y la legibilidad (ortografía y puntuación).

La indagación arrojó resultados perturbadores para la República Dominicana. La mayoría de nuestros alumnos de tercer y sexto grado son capaces de escribir ajustándose al tema central y manteniendo la concordancia entre oraciones, pero (es lo peor) deben mejorar principalmente en la ortografía.

El examen muestra que pocos estudiantes alcanzaron altos niveles de desempeño en adecuación al tema y al género solicitado en las redacciones, así como en convenciones de legibilidad. Las peores notas en ortografía las obtuvieron los niños de tercer grado, grupo en el que solo un 13.7 % alcanzó un nivel alto de legibilidad. No es la primera vez que se habla del tema.

Otro estudio, de fecha 2 de Enero de 2012, realizado a nivel local dio resultados similares. Lo realizó la Universidad Católica Nordestana (UCNE) bajo el título “El uso de la ortografía en los estudiantes del Liceo Matutino el Yayal, Distrito Educativo 14-01 de Nagua, período escolar 2011-2012, María Trinidad Sánchez, República Dominicana”.

La investigación se hizo con una muestra de 60 escolares de ambos sexos de una matrícula de 155, con que contaba el Centro Educativo. Los resultados obtenidos reflejaron el bajo dominio que poseen los alumnos en ortografía.

Tomando como parámetros estos dos casos, se puede deducir que la problemática sobre el dominio de la ortografía en el alumnado dominicano es una alarma de gran preocupación para autores, pedagogos y educadores debido a las constantes dificultades que se observan en la lengua escrita.

Para los expertos en escritura, es preciso presentar algunos métodos que sean de gran importancia y se sugieren para superar esa deficiencia, razonamiento con el que estoy de acuerdo porque esas lagunas llegan con los escolares a las aulas universitarias.

Pude verificar esa realidad siendo catedrático universitario, cuando me tocaba corregir los trabajos prácticos asignados a mis alumnos. La mayoría escribía con muchas fallas ortográficas (sin acentuación y puntuación), además de mostrar incoherencia en la escritura del tema sugerido.

No podemos continuar haciendo el ridículo sacando malas calificaciones como las que figuran en los reportes de la Unesco.

Estamos a tiempo de mejorar esa situación. Es una tarea que corresponde a los educadores de las escuelas públicas y centros privados en coordinación con las autoridades del sistema educativo nacional.

A nuestros estudiantes hay que obligarlos en las aulas a leer y a escribir porque es la mejor herramienta para rebasar ese vacío. En el hogar, esa labor debe ser continuada por los padres o tutores, quienes deben deben controlar las horas que sus hijos pasan con los celulares y no dedican tiempo a las tareas escolares.

Así evitaríamos que se conviertan en profesionales con faltas ortográficas y mala caligrafía, que a fin de cuenta ingresarían en el registro de los “analfabetas funcionales” que hacen apariciones frecuentes en los medios de comunicación y las redes sociales.

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