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Opiniones

El destino de gloria por venir para RD

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Por Milton Olivo (*)

El destino de RD es convertirse en Israel del Caribe, en potencia emergente. Las amenazas del presente, son para despertar la conciencia del pueblo, templar el alma nacional, identificar los enemigos internos, galvanizar la voluntad popular y definir nuestro modelo de desarrollo.

Un barco que no sabe dónde va, ningún viento le es favorable. En RD debemos tener claro que nuestro sendero al desarrollo pasa por masificar nuestra producción agropecuaria, crear tejido de agroindustrias para procesar excedentes, multiplicar exportaciones e industrializarnos.

El tejido de agroindustrias a construir, como las industrias para sustituir importaciones por producción nacional, aceleramos el proceso, si el estado la construye y luego convierte su valor en acciones y la vende a interesados. Desarrollando la patria y erradicar el desempleo.

El gran poder que tiene estancado el desarrollo de RD, además de la cultura de corrupción y la ausencia de un sistema de justicia que garantice un sistema de consecuencia, es la influencia política de los sectores importadores, su deber histórico es convertirse en los constructores de las industrias que necesitamos para sustituir importaciones, y es mejor que lo hagan con tiempo o perderán el mercado cuando comencemos a producir localmente.

En RD tenemos que construir agroindustrias, industrias, organizar centros de distribución de nuestros productos en USA, CANADA, EUROPA, ASIA y M. ORIENTE, para crear industrias post industriales; microelectrónica, biotecnología, nanotecnología, industrias de armas, robótica, etc..

Y visto el fracaso de este modelo centralizado en el presidente y representativo; nos toca probar con un modelo federal, descentralizado y participativo.

Con un congreso Unicameral, eliminando el Senado. Que el Consejo de la Magistratura sea formado por los rectores universitarios. Que el procurador sea designado por los Decanos de Ciencias Juridicas. Establecer el sistema de jurados para casos penales. Gobernadores provinciales electos en su provincia. Y cada provincia con su presupuestos y organice sus propios ministerios provinciales. Y los actuales convertirlos en centros de investigación, desarrollo e innovación. Para hacer realidad, una Quisqueya potencia.

(*) El autor es activista por una Quisqueya Potencia y el desarrollo del Mar y la Acuicultura.

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