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Opiniones

El periodismo sigue su curso…¡nunca morirá!

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Carlos Nina Gómez

POR CARLOS NINA GOMEZ
([email protected])

Un buen amigo mío, en medio de una amena conversación en la que participábamos dos abogados, un dirigente político y tres periodistas, me formuló esta pregunta: ¿Y qué va a pasar con el periodismo de República Dominicana?

«Te lo pregunto, recalcó, porque mi percepción es que algunos informadores públicos, especialmente los que tienen programas de televisión y radio, no ejercen el periodismo como era antes. No sé si me entiendes».

No vacilé en darle una respuesta categórica: Oye, el periodismo nunca morirá. El periodismo seguirá su curso, aunque algunos intrusos, mediocres, improvisados, perversos, violadores de los principios y los códigos éticos apuesten a su descrédito.

Aproveché, y en realidad no quería revelarlo, para informarle que «precisamente trabajo en la producción de un libro en el que analizo el referente al ejercicio del periodismo en nuestro país».

Es una obra en la que trato de no dejar nada al aire porque en el ensayo enfoco todas las aristas del periodismo profesional.

Primicia para quienes leen cada viernes mis artículo en esta tribuna: Hablo de primicia porque ya mi nuevo libro está escrito en bruto. Estamos en la dura fase de corrección y revisión.

Desde tiempos inmemoriales el periodismo que se ejerce en República Dominicana ha tenido «sombras y luces». Pero, en mi opinión, más luces que sombras.

En los años que abarcaron las décadas de los 30, 40, 50, 60 y 70, el ejercicio del periodismo local era conservador y muchos de los reporteros-redactores no tenían academia. La gran mayoría era empírica.

Es decir, el de informar siempre la verdad. Porque no trabajaba el oficio con objetividad, decencia, ética y acentuada pulcritud…

Obviamente, no viví esas décadas en las que el periodismo -y esto hay que subrayarlo- se ejercía a medias y a manos peladas, pero conozco parte de aquellos tiempos gracias a que he tenido acceso a detalles históricos del trabajo de los periodistas de entonces.

La prensa, en sentido general, estaba atascada. Y no había la calidad informativa que debe imperar en una sociedad democrática en la que sus habitantes deben estar bien informados.

Vale significar que las noticias publicadas no sean tergiversadas por los propios periodistas que las redactan y que cumplan con los principios que es lo mismo que decir objetividad, ética y credibilidad total.

Aunque decenas de periodistas -en todas las etapas- no cumplan con su principal deber: Informar con ética y sin violentar los postulados de la verdad siempre, el periodismo dominicano seguirá firme su curso ¡y nunca morirá!

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