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Opiniones

Señor Spence, ¿y para qué revancha?

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Carlos Nina Gómez

POR CARLOS NINA GOMEZ
([email protected])

La madrugada del pasado domingo, en el moderno coliseo T-Mobile de la ciudad de Las Vegas, Nevada, se registró uno de los más claros acontecimientos en el mundo del boxeo moderno.

¿Qué ocurrió? Lo que la mayoría de los expertos esperaba: Una victoria del estelar peleador estadounidense Terence Crawford sobre su paisano Errol Sepence.

Tras Crawford enviar al piso a Spence en tres ocasiones (una en el segundo round y las otras dos en el séptimo), ya se esperaba que en cualquier momento el pleito terminara…¡y concluyera por nocaut fulminante!

En el octavo asalto el ahora absoluto monarca de las 147 libras, es avalado por los cuatro organismos que gobiernan el pugilismo rentable (CMB, AMB,OMB y FIB), tenía a su merced a Spence.

Lo tenía prácticamente nocaut, pero aunque lo golpeó en forma salvaje, sin que su rival pudiera quitarse de encima la lluvia de puños, no recibió el fatídico conteo de los diez asaltos que decretan un KO flat.

Pero por la paliza que Spence había recibido en el octavo round, ya en corto tiempo llegaría el clímax de su amarga derrota.

En efecto, antes de completarse el minuto y medio del noveno round, por los anestesiantes e innecesarios golpes que estaba recibiendo Spence, el árbitro detuvo las acciones…¡y Crawford salió airoso por nocaut técnico a los dos minutos y 32 segundos del noveno capítulo.

Pero, ¿cuál fue la sorpresa del combate? La respuesta es sencilla: Que el resultado del combate fuera por masacre, como fue titulada la crónica escrita por este periodista. ¡Masacre en Las Vegas!

Crawford era el favorito 3-1, pero ningún analista pensó -y nadie lo escribió- que Spence iba a ser un papel tan flojo.

¿La masacre Parte II?

Erroll Spence, quien sufrió su primera derrota en 29 presentaciones al cuadrilátero (ha noqueado a 22 rivales), dijo que “necesita una revancha”.

Cree que es merecedor de que su verdugo le dé la oportunidad de “ir por la venganza” y puedan contender de nuevo a más tardar en diciembre de este año.

Es elemental, por lo menos así lo creen los más agudos expertos, que una pelea de revancha -y hay caso de que hasta tres y cuatro veces dos estelares boxeadores se enfrentan- se puede organizar cuando en primer combate resultado equilibrado, en el que ambos púgiles batallan para ganar.

Entonces, casi por necesidad, se hace el negocio y los apoderados de los dos púgiles, en sociedad con la promotora y hasta por el reclamo de los fanáticos, llegan a un acuerdo para pactar una segunda reyerta. ¡La revancha queda justificada!

Respecto al combate que Crawford, quien mejoró su foja de invicto (40-0, 31 nocauts), ganó por paliza en el noveno round -y que pudo haber terminado antes-, no es necesaria una segunda pelea.

Y si Spence y sus apoderados se atreven a pactar otra pelea, incluso fuera del peso welter -Spence ha declarado que quiere que se pacte en la categoría superwelter-, el nuevo triunfo de Crawford llevaría este bautismo: “¡Masacre, parte II !

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