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Opiniones

Haití y República Dominicana: Superar el Capitalismo Depredador

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Víctor Manuel Grimaldi Céspedes

Por Víctor Manuel Grimaldi Céspedes.-

La semana pasada, cuando se atizaban los comentarios ácidos sobre Haití y la República Dominicana, se producía un interesante discurso pronunciado ante la asamblea de Confindustria, organismo que agrupa a los distintos gremios de todos los empresarios italianos, del presidente de la República de Italia Sergio Mattarella.

El presidente Mattarella entonces recordó al abad Galiani, quien en el siglo XVIII expresó que «la tiranía es aquel gobierno en el que unos pocos se vuelven felices a costa y en detrimento de todos los demás, que se vuelven infelices», según la cita del discurso del presidente italiano.

El Respeto al Trabajo y a las Personas:

El presidente Mattarella aludió en su discursos a los artículos específicos de la Constitución Italiana relacionados con el trabajo y que son la esencia de su disertación ante los empresarios.

Italia se ha desarrollado con un sistema de libre empresa y con gran participación estatal después de la guerra de 1939 a 1945, conflicto mundial que dejó en ruinas su economía.

La alusión al Abad es la preocupación de que el aumento de las desigualdades sociales y económicas es una muestra de que “unos pocos se vuelven felices a costa y en detrimento de todos los demás, que se vuelven infelices».

Mattarella destacó la importancia de la empresa como núcleo fraternal y productor de desarrollo en una economía libre, si bien al recordar la frase del Abad recalcó que:

“El aumento de las desigualdades amenaza con hacer actual este escenario.

“Las empresas no son ajenas al artículo 3 de la Carta, que recuerda que es deber de la República -en todos sus aspectos públicos y en su actividad e iniciativa privadas espontáneas- «eliminar los obstáculos económicos y sociales que, limitando efectivamente la libertad y la igualdad de los ciudadanos, impiden el pleno desarrollo de la persona humana y la participación efectiva de todos los trabajadores en la organización política, económica y social del país».

“Italia progresa y se desarrolla con el diálogo entre los interlocutores sociales.

“Los deberes descritos en el artículo 2 deben tenerse presentes -siempre y por todos, en todos los ámbitos- cuando se requiera «el cumplimiento de los deberes obligatorios de solidaridad política, económica y social».

“Es decir, la economía de mercado no pone en tela de juicio valores constitucionalmente relevantes, como el respeto a la dignidad humana y el deber de solidaridad. O el arte. 35, relativo a la protección del empleo, 36, sobre condiciones de trabajo, o 37, sobre mujeres trabajadoras.

“En primer lugar, es la cuestión de la seguridad en el trabajo la que desafía, ante todo, la conciencia de todos. La democracia es el respeto a las reglas, empezando por las del trabajo.”

Capitalismo Depredador No

Añadió el presidente italiano:

“No es el capitalismo depredador lo que la Constitución analiza cuando define las reglas del juego.”

“El principio no es el de la concentración de las riquezas sino el de su difusión.”

“Conocemos el modelo: es el que hizo crecer a Italia y a Europa.”

El Trabajo en la Constitución:

En la Constitución de la República Italiana, de 1948, se establece en su primer artículo que:

“Art 1. Italia es una República democrática fundada en el trabajo. La soberanía pertenece al pueblo, que la ejercerá en las formas y dentro de los límites de la Constitución.”

El artículo 2 indica que:

“Art. 2
La República reconoce y garantiza los derechos inviolables del hombre, tanto como individuo, como en el seno de las formaciones sociales en las que desarrolla su personalidad, y exige el cumplimiento de los deberes inderogables de solidaridad política, económica y social.”

El artículo 3 establece que:

“Art. 3
Todos los ciudadanos tienen la misma dignidad social y son iguales ante la Ley, sin distinción por razones de sexo, raza, lengua, religión, opiniones políticas ni circunstancias personales y sociales. Corresponde a la República suprimir los obstáculos de orden económico y social que, limitando de hecho la libertad y la igualdad de los ciudadanos, impiden el pleno desarrollo de la persona humana y la participación efectiva de todos los trabajadores en la organización política, económica y social del País.”

Retomando el tema del trabajo, el artículo 4 señala que:

“Art. 4
La República reconoce a todos los ciudadanos el derecho al trabajo y promoverá las condiciones que hagan efectivo este derecho. Todo ciudadano tiene el deber de desempeñar, según sus posibilidades y su propia elección, una actividad o función que conduzca al progreso material o espiritual de la sociedad.”

Haití y la República Dominicana:

Estamos quizás atrás en decenios de desarrollo que nos llevan europeos e italianos, y debemos aprender de sus experiencias.

En definitiva los problemas de Haití y la República Dominicana tienen de trasfondo sistemas de producción y relaciones sociales que deben ser transformados para bien de sus pueblos.

Sobre todo superar la concentración de la riqueza en monopolios y pocas manos. Democratizar la economía con mejores oportunidades para las mayorías.

Italia es un buen ejemplo de desarrollo basado en el trabajo productivo organizado con libre empresa y participación estatal.

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