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Impacta en San Cristóbal demolición antiguo hotel Constitución

Publicado

en

Por José Pimentel Muñoz.-

SAN CRISTOBAL.- Una de las más emblemáticas y antiguas edificaciones de esta ciudad -el hotel Constitución- es demolida y se comenta que será sustituida por una plaza comercial que ha desatado serie de conjeturas.

La acción fue iniciada sorpresivamente por los propietarios legales de la propiedad, que hace un mes habían desalojado sin previo aviso inmediato a los descendientes de la familia Bobea, que por años la habían ocupado.

Públicamente se ignora quienes son los dueños reales y el tipo de proyecto que ejecutarán en el lugar, en el mismo centro de la zona histórica de la población, al lado de la sede del Ayuntamiento municipal y frente al antiguo Casino San Cristóbal y el parque Central.

Pero mucha gente ha expresado preocupación por el hecho de que una plaza comercial en el lugar podría agravar el grave problema de la falta de espacios de estacionamiento de vehículos la zona céntrica.

Uno de los primeros en reaccionar ante la noticia de la edificación fue el ingeniero José Osvaldo Leger, ex senador provincial, residente en Santo Domingo, quien hizo un llamado «a todas las autoridades para que se ocupen de obligar a que la nueva construcción en ese lugar cuente con parqueos soterrados suficientes y técnicamente calificados».

Leger exhortó a la filial local del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA), a la Alcaldía Municipal y al Ministerio de Obras Públicas «a estar atentos para que la nueva obra no se constituya en nuevo elemento de problema en el congestionado centro de la ciudad».

Siempre se ha dicho que la edificación, de dos plantas, fue levantada en los primeros años de la década del 40 por disposición del generalísimo Rafael L. Trujillo, no se sabe si con fondos propios o del Estado.

Sí se ha asegurado que cuando se construía el Palacio Nacional en Santo Domingo entre 1944 y 1947, Trujillo utilizó varias veces ese edificio, ubicado en la avenida Constitución, para recibir embajadores extranjeros y despachar asuntos oficiales en sus constantes estadías aquí.

Según esas versiones, luego fue convertido en hotel -con el nombre de Constitución- y entregado por orden del mismo jefe del Estado de ese entonces a manos privadas.

Pero desde hace buen tiempo dejó de ser hotel y simplemente funcionaban allí descoloridas oficinas.

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