Las encuestas

Por Danilo Cruz Pichardo
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Si partimos del grueso de las firmas encuestadoras, de mayor prestigio, el presidente Luis Abinader sería reelecto, inclusive en la primera ronda. Sin embargo, no se puede obviar el dato de que muchos resultados de opinión se han caído en múltiples países de la región y del mundo, debido a que se usan los mismos métodos y técnicas de 30 años atrás, a pesar de que las características de los pueblos han registrado evolución.

El crédito de los trabajos de las encuestadoras ha bajado, porque ya el margen de error es mucho mayor al tradicional 3%. Además, muchas de las respuestas de entrevistados no son auténticas y nos encontramos con los falsos positivos. Cuando en una encuesta se consulta a empleados públicos, algunos pueden pensar en la posibilidad del “señuelo” (o gancho), en un país donde tener un puesto gubernamental es un privilegio, aunque se cuente con la competencia técnica o académica.

Esas respuestas falsas positivas pueden darse inclusive entre personas que reciben algún tipo de asistencia social. Se informa que un millón 600 mil dominicanos se benefician de las pequeñas ayudas ofrecidas por el Estado. Posiblemente más del 50% sufrague por el presidente que busca continuar, pero no se descarta que aproximadamente el 70% anuncie su adhesión al partido oficial, ascendiendo a un 20% aquellos que mienten por temor a perder la cooperación.

Todo el que recibe algún beneficio estatal es lógico que actúe con suspicacia al momento de ser encuestado. Ya entre los dominicanos no hay el temor a la persecución política, como apresamiento o muerte, pero nadie quiere perder su empleo, su asistencia social, su contrata o contrato, publicidad, dejar de ser suplidor gubernamental o cualquier otro provecho. Aspirar desde el poder ofrece una gran ventaja, pero en una carrera no gana necesariamente el que sale delante.

Ninguno de los candidatos opositores está en condiciones de levantar un discurso anticorrupción, pero ya tampoco puede hacerlo el candidato a la reelección. Se cree que el discurso de Abinader estaría basado en los errores del pasado (el supuesto retroceso), mientras que Leonel Fernández, principal competencia, enfatizaría temas como el costo de los productos de la canasta familiar, la inseguridad ciudadana y otras pifias del presente.

En boxeo, en una pelea de campeonato, es al retador que corresponde buscar el combate, jugársela y lucir agresivo. Se dice que de esa manera viene el candidato de la Fuerza del Pueblo a partir de enero, es decir, el mes que viene. Se puede anticipar que Fernández estaría retando al jefe de Estado a un debate electoral, para sacar provecho a su elocuencia o capacidad de exposición, pero es muy posible que Abinader eluda la invitación, en un país donde nuestras leyes electorales no obligan a ese cara a cara.

Independientemente de lo que digan las investigaciones de opinión, en este momento (todavía) Luis Abinader es favorito, pero nadie sabe lo que puede pasar de aquí a mayo. Los resultados de la contienda municipal de febrero pueden arrojar datos importantes, pero no serían necesariamente un termómetro que indique cien por ciento lo que ocurría en las presidenciales, pues en el torneo municipal en ocasiones tiene mucho peso el liderazgo local. No olviden que el dominicano aprendió a fraccionar el voto.

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