Liborio, Palma Sola y posición de clase y la persecución religiosa.

Por Samuel Sánchez E.–

La primera invasión militar norteamericana a la Republica Dominicana entre 1916-1924 decretó 12 “ordenanzas agrícolas que perjudicaban a los campesinos, entre otras, la ley partición de los terrenos comuneros, la ley de registro de propiedad, y la ley de concesiones agrícolas”.

Estas leyes, en una sociedad rural y donde el conuquismo y la producción para la sobrevivencia era la práctica común desde las devastaciones de Osorio 1605, fueron vistas por los campesinos pobres como el recurso legal de los invasores para sustraer sus pocas tierras y repartirlas entre la naciente industria azucarera y la oligarquía dominicana que de alguna manera era compromisaria de la invasión.

Me permito citar a Isabel Dolores De León Olivares quien retrata de cuerpo entero a la intelectualidad de la época, respecto a cómo percibían a los campesinos dominicanos y por que le dieron la espalda en su lucha contra el despojo de sus tierras.

La historiadora, cita que “la resistencia política que impulsaron los sectores intelectuales de Republica Dominicana se mantuvo alejada de los movimientos campesinos armados del periodo” y en su texto refiere a Pedro San Miguel quien dice: “esto se debió, en buena medida, a que, pese a su rivalidad con los estadounidenses, los intelectuales involucrados en la resistencia cívica coincidieron con los invasores en muchos de sus concepciones sobre la nación, la modernidad y el progreso. Explica San Miguel: Entre la intelectualidad prevalecía un proyecto civilizador en el cual las masas rurales simbolizaban atraso, la premodernidad y el primitivismo. Para ella, también era necesario superar la barbarie que representaban las gavillas y las practicas asociadas a éstas, tales como el caudillismo. Sus narraciones sobre la lucha contra los invasores silenciaron, ocultaron ignoraron o menospreciaron las resistencias que había protagonizaron los sectores subalternos, en especial, los grupos campesinos”.

Es el rechazo de los intelectuales a la lucha de los campesinos pobres, se tradujo en una complicidad de hecho con los estadounidenses para la persecución y ejecución “ejemplar” de lis lideres rurales como los “gavilleros del Este” y otros focos de resistencia entre los que se estaba Olivorio Mateo “Papá Liborio” y sus seguidores.

Olivorio Mateo, fue asesinado por las fuerzas interventoras el 27 de junio de 1922; pero la persecución de sus seguidores se mantuvo durante los gobiernos de “civiles” de 1924 a 1930 y aumentó esa persecución con el ascenso al poder de la tiranía trujillista.

El periodo 1930-1961, invisibilizó a los seguidores de Papá Liborio y no fue hasta la caída del régimen dictatorial que los liboristas se reagrupan en San Juan, lugar de origen de su culto; bajo la orientación de los Mellizos Plinio y León Romilio Ventura Rodríguez.

Otra vez, las cúpulas dominicanas persiguen este culto mágico religioso y el presidente del consejo de estado Luis F. Bonelly, envía tropas a perseguir a los liboristas, refriega donde cae el general Miguel Rodríguez Reyes y según varios reportes cientos de moradores de Palma Sola, entre ellos niños, jóvenes y ancianos en una acción militar sin miramientos.

Estos acontecimientos se desarrollaron 8 días de celebradas las primeras elecciones libres del siglo XX y que fueron ganadas por el Prof. Juan Bosch. Por salud es correcto decir que el Prof. Bosch no tubo nada que ver con la masacre de Palma Sola por dos razones, aún no había tomado posesión (la tomó el 27 de febrero 1963) y segundo estaba fuera del país ara el 28 de diciembre 1962.

No creo que con la masacre del 28 de diciembre se eliminara el “liborismo”, más bien creo que igual como ha sucedido con las practicas religiosas de la negritud dominicana, estas practicas se han camuflado con las practicas religiosas del poder y que sutilmente conviven en estos territorios.

El tema de la negación y rechazo de la negritud y todos los aspectos culturales y religiosos que lo componen, los quiero tratar aparte, pues si una sociedad se precia de ser “europea” a cualquier costo, es la nuestra y la comunidad afrodescendiente se ve arrinconada y el único camino que le deja el poder, es la negación en todo momento.

Pero, en definitiva, a los san juaneros que se sienten identificados con las prácticas de su líder espiritual, no olviden que “Liborio no come pendejá”.

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