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Opiniones

Precariedad salarial en USA vs el regreso a la Rep. Dominicana

Publicado

en

Samuel Sánchez E

Por Samuel Sánchez E. (*)

Nadie en su sano juicio y con un mínimo de información puede negar el proceso creciente de precarización de los salarios de los trabajadores en los Estados Unidos; la casi normalización de esta realidad aleja a los trabajadores nativos y migrantes de una vida decente que es como interpreto el “sueño americano”.

El Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud de España establece que “la precariedad laboral depende de cuatro factores principales: el empleo/trabajo, el ingreso familiar, la vulnerabilidad (definida por las relaciones sociales de poder) y el acceso a los beneficios sociales, entre ellos a la educación, la cual permitiría salir de esa precariedad”.

Los señalamientos de la institución española se amplían cuando establece que “sin embargo, consideramos que el ingreso familiar es dependiente de la calidad del empleo/trabajo, así como el acceso a los beneficios sociales generalmente ligados, aunque la vulnerabilidad depende de las relaciones de género o étnicas, la seguridad del empleo/trabajo para las mujeres, las poblaciones indígenas o afrodescendientes pude revertir estas relaciones”.

La relación de los cuatro factores señalados en este estudio (el empleo/trabajo, el ingreso familiar, la vulnerabilidad y acceso a los beneficios sociales) y el impacto en la calidad de vida de los trabajadores y sectores medios, parecen extraídos de la realidad socioeconómica que padecemos en los Estados Unidos.

Aunque los organismos federales y estatales establecen que en USA la realidad laboral es prácticamente de pleno empleo, en la familia trabajadora promedio deben vender su fuerza de trabajo todos o casi todos en edad laboral para mantenerse a flote pues los empleos tienen salarios cada vez con menos capacidad adquisitiva. Problemas aún más complejos tienen los cuentapropistas (emprendedores) que, frente a la reducción de los salarios reales de sus clientes, se ven en la obligación de endeudarse y paulatinamente cerrar sus pequeños negocios, para muestra, visite las bodegas, deli, salones de bellezas y uñas, hable con un taxista, entre otros.

El estudio “Crisis de salarios bajos en EE. UU.” de la organización Oxfam, refiriéndose a los trabajadores esenciales durante la pandemia de la Covid-19, señala que “a pesar de contribución esencial, esta mano de obra ha pasado décadas atrapada en la pobreza laboral. De hecho, según datos recopilados por Oxfam, en 202, mas del 31.9% de la población activa de Estados Unidos, es decir, 51.9 millones de trabajadores y trabajadoras actualmente ganan menos de $15 dólares por hora y muchos están atrapados en el salario mínimo federal, que es menos de la mitad de eso. Si el congreso legislara una modificación al salario mínimo y quienes pueden recibirlo, esto haría que la ley fuera mas equitativa e inclusiva y que millones de personas salieran de la pobreza”.

Me permito resaltar que si se desea realmente que ese aumento salarial tenga un impacto positivo en la vida de los beneficiarios, debe estar acompañado de otras medidas económicas que garanticen dicho aumento y que no se los trague la inflación pues se repetiría la historia: los salarios detrás de los precios.

Esta realidad social toca de frente a la comunidad dominicana en los Estados Unidos, pues la mayoría de nosotros somos trabajadores (asalariados o no) con ingresos de subsistencia y con ganas enorme de salir corriendo de esta pesadilla; pero me pregunto, ¿el gobierno dominicano vería con buenos ojos que una parte de quienes le garantizan la estabilidad macroeconómica salgan despavoridos para su tierra?

¿Acaso el gobierno nacional solo nos ve como un cajero automático que su única utilidad es ofrecer dinero? Frente a una realidad económica de sobrevivencia como la que padecemos muchos aquí, ¿tenemos puerta abierta en Republica Dominicana para “refugiarnos” en nuestra casa?

Somos bienvenidos solo cuando llevamos algunos dólares y compramos algunos bienes, pero ¿seriamos bienvenidos solo con nuestras maletas? No estoy seguro.

Trabajar por la comunidad dominicana en el exterior requiere establecer una relación distinta con el gobierno dominicano a través de organismos genuinos, no instancias de cabildeo politiquero, tráfico de influencias y genuflexos frente al poder; no podemos seguir viviendo de espejismos respecto a la bonanza de la comunidad aquí que solo existe en nuestros deseos y que cada día se pone mas lejos.

Hay que echar otra mirada a nuestra realidad y frente a ella, construir propuestas sensatas, bien pensadas que no sea solo sobre la base de los dólares que inyectamos a la economía nacional, sino sobre el abordaje de la realidad que toca a parte significativa de nuestra gente, que estaría mucho mejor en Republica Dominicana, pero que ese regreso no seria sobre la base de los bombos y platillos de los “influencer” que vienen a New York (sobre todo) resaltando el “éxito” de pequeños empresarios nuestros, con el único propósito de sacarle algún apoyo publicitario; sino mas bien, sobre la base de ese trabajador y trabajadora que no acumuló fama y fortuna y que aquí la esta pasando muy mal sin posibilidad alguna de pagar un alquiler por pequeño que sea y comprar sus medicamentos, sino pregúntele a los retirados nuestros a los cuales el medicare le cubre lo mínimo para sus medicamentos y chequeos de salud.

Esos trabajadores requieren un regreso digno, fue del foco publico y se hace necesita una acción pública más allá de la mercadotecnia y las redes que responsa a esa realidad y desde el congreso se pueden empujar leyes bajo esa premisa, solo falta voluntad, no conciliación y socializar las propuestas con la comunidad.

(*) Samuel Sánchez E. coordina el Colectivo Causa Común y es candidato a diputado de ultramar por el Partido Patria para Todos.

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