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Opiniones

El ataque a Gay Ralph Theus en la frontera y la retórica anti-haitiana

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Samuel Sánchez E

Por Samuel Sánchez E.-

Cuando Donald Trump hizo del discurso anti inmigrante su caballo de batalla en la campaña electoral del 2015, le comenté a un “allegado” naturalizado que se identificó con esta visión anti histórica, que si esa propuesta prosperaba primero irían por los “indocumentados”, luego por los residentes legales y finalmente por los naturalizados, pues el problema de estos grupos “nazionalistas” no tiene que ver con la condición de documentado o no, tiene que ver con el la condición de migrantes y extranjeros de todos nosotros.

En efecto, ya en la casa blanca, un equipo de Donald Trump preparaba un procedimiento para “revisar” las aplicaciones de los naturalizados y en caso de encontrar “inconsistencias o mentiras” iniciar una acción administrativa para “des-naturalizar” a quienes habrían “mentido en el proceso.

Claro, de llevarse a cabo semejante barbaridad, los criterios para establecer que es y que no es mentira, estaría sujeto a los criterios de quienes les tocara evaluar los casos y consecuentemente, los abusos no tendrían límites. Seria un proceso de “limpieza étnica” legal que expulsaría del territorio a una parte importante de sujetos sociales que ya adquirieron derechos y los cuales les serian desconocidos, solo por prejuicios sobre falsos criterios.

Recientemente en mi amada Republica Dominicana, el sargento mayor del ejercito estadounidense Guy Ralph Theus fue golpeado por un militar dominicano en la zona de Dajabón mientras trataba de llegar a Haití para cumplir una misión humanitaria.

Hay dos detalles valiosos que a mi juicio, fueron el detonante de semejante agresión: uno, el sargente mayor estadounidense es afro-americano y dos por su origen haitiano, se comunicó en creole; estas razones fueron suficientes para que el militar dominicano golpeara dos veces al sargento sin siquiera permitirle identificarse.

Este ataque me preocupa porque es común que la “camiona” arreste a dominicanos negros, los maltrate e incluso los envíe al país vecino y casi nadie protesta por esta practica cada vez mas cotidiana; y ni hablar de la casería y el macuteo de que son victima los hermanos haitianos.

Hemos visto como los “arios” dominicanos se han ensañado contra nuestros Marisleidy Paulino, Luisito Pié o hijos e hijas de figuras públicas que se les ha impedido la entrada a lugares abiertos solo por su color de piel y todo sigue tan campante como el whisky aquel.

Tal como reflexioné en el 2015 los ataques son contra la comunidad haitiana, pero será solo cuestión de tiempo para que esos mismos persigan a la comunidad negra dominicana, pues no olvidemos que quienes ven en los haitianos una amenaza, se asumen “españoles” puros y desconocen, aunque aun discretamente, la raíz africana de una parte importante de la población dominicana que va desde mulatos a negros puros.

La lucha de la comunidad negra y multada dominicana viene desde la independencia nacional, me permito citar al historiador Franklin Franco que establece: “El racismo, tara antisocial surgida durante el periodo de la colonización esclavista española, solo quedó presente entre los hateros y los comerciantes importadores y exportadores, estos últimos casi todos de origen extranjero”.

“El primer ensayo independentista dominicano, ocurrido en 1821, bajo la dirección del licenciado Núñez de Cáceres, fracasó precisamente porque no tomó en cuenta, ni la importancia de la abolición de la esclavitud, ni mucho menos adoptó medida alguna que afectara los profundos sentimientos racistas de la minoría aristocrática que le acompañó en la aventura”.

“Uno de los grandes méritos del fundador de la República, Juan Pablo Duarte, estriba en haber comprendido la importancia estratégica de la unidad de raza en su proyecto independentista, destinado a llevarse a efecto en una sociedad integrada en mas de 95 por ciento (en ese momento) por negros y mulatos de todos los matices”.

“Meses antes del surgimiento de la Republica Dominicana, se enrolaron en el ideal independentista cuatro dirigentes militares de color (oficiales negros parte del ejercito haitiano, pero identificados con la lucha por una Republica Dominicana) cuya presencia seria en verdad determinante para consolidar la consigna duartiana de unidad de razas, como postulado esencial del proyecto independentista: José Joaquín, Gabino, Eusebio y José Puello y Castro”.

“La idea de sumar a los hermanos Puello a la causa trinitaria, fue obra de José Díez, tío de Duarte.”

No se trata de estimular una lucha racial en un pueblo café con leche, es más bien una reflexión para que vivamos en armonía y respetando la condicional nacional de cada uno, dejando de lado el rechazo a otros por su condición social y racial.

Los sectores que se empecinan en predicar el odio entre dos pueblos “condenados” a compartir territorio, carecen de sentido y solo estimula que las prácticas de odio crezcan y en algún momento se salgan de control tal y como sucedió con el sargento mayor gringo.

Retomemos el pensamiento duartiano y entendamos que somos una sociedad de un precioso crisol racial y que nuestra relación con los demás no puede estar mediada por el odio y el prejuicio.