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EN EL JUEGO DEL PODER NO HAY FORMULA UNICA TRIUNFADORA

Por Leonardo Gil/Consultor político.-

En el entendimiento de la comunicación política se suelen cometer algunos errores a la hora de visualizar algunos conceptos.  Por ejemplo he visto a no pocos confundir Marketing político con Marketing comercial, sin embargo la distinción de estos dos conceptos es fundamental.  Podemos afirmar que en el Marketing político se utilizan herramientas del Marketing comercial, pero debemos estar muy claros que son dos tipos de marketing muy diferentes.

En marketing comercial se basa fundamentalmente en venta de productos, mientras que el marketing político se orienta al posicionamiento de personas e ideas. No podemos ver a un candidato como un producto porque el candidatos tiene emociones, se comunica, se equivoca, tiene mejores y peores días, tiene pensamientos; y los productos no tienen estas cualidades.

A un producto le podemos cambiar la imagen sin mayores repercusiones, pero si hacemos cambios fundamentales con un candidato las repercusiones podrían ser muy negativas.   Otra diferencia marcada es el hecho de que un producto usted lo adquiere cuando desee, mañana dentro de un mes de 10 semanas; en cambio en el marketing político la elección es un día y solo ese día.

Otro grave error que se suelen cometerse en muchas campañas es poner al candidato como protagonista y no a la  gente, y esto puede convertirse en uno de los errores más costosos de la campaña.  En la realidad actual los partidos se van atomizando y perdiendo su poder, lo que significa que ya no es suficiente el voto de sus maquinarias para ganar elecciones, hoy en día es imposible ganar una elección solo con la movilización de un partido.  Se debe conocer al votante de una manera profunda para establecer una estrategia de comunicación que sea capaz de persuadirlo en nuestro favor.  Los votantes se movilizan motivados por sus emociones, y si no conocemos y tocamos esos botones que despiertan esas emociones, sería difícil hacerlos salir a votar por la opción que le estamos presentando.

A pesar de lo antes dicho, en el marketing político no existe una formula única para ganar elecciones, ni  gurús que lo saben todo y que con ellos ganarías cada elección.  En toda campaña hay un ganador y uno o varios  perdedores, aun cuan todas las campañas se estén apoyando con herramientas del Marketing político.  No existen dos campañas iguales, en cada campaña, cada candidato y cada contexto tienen elementos únicos y exige de tomas de decisiones particulares e independientes. Todas las campañas son diferentes, todos los candidatos son diferente aunque sean los mismos actores de una elección a otra, todos los votantes son diferentes y son precisamente estas diferencias las que hacen imposible en el marketing político el establecimiento de una formula única triunfadora.

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¿SON FUTUROLÓGOS LOS ENCUESTADORES?

Por Leonardo GIL (Consultor político).- 

Las encuestas se originaron en los Estados Unidos, su creador fue George Gallup cuando proyectó a través de una encuesta la victoria presidencial del Demócrata Franklin D. Roosevelt en 1936, pero no fue hasta los años 60,s que las encuestas comenzaron a usarse ampliamente con fines electorales por los medios de comunicación y los partidos políticos.  John F. Kennedy fue el primer candidato en basar su estrategia de campaña en las encuestas.

Toda campaña política debe estar sustentada en un amplio proceso de  investigación cualitativa y cuantitativa que permita establecer la estrategia y tácticas adecuadas a partir de lo que dice la opinión pública. El politólogo Italiano Giovanni Sartori define la opinión pública como “ el fundamento esencial de la democracia. Indica que es la opinión generalizada o estado mental difuso que interactúa con flujos de información sobre el estado de la cosa pública de cualquier tema.

Una encuesta es una técnica de investigación cuantitativa y muestra los resultados derivado de una serie de cuestionarios aplicados a una muestra poblacional. Sirve para generar descripciones de la sociedad, detectar cambios sociales, fotografiar la realidad de un momento, planificar estrategias de acción, legitimar decisiones, escuchar a la sociedad, generar participación ciudadana.

La pregunta es ¿le están dando los políticos la justa dimensión a las encuestas o solo la ven como carrera de caballos para ver quien está delante y quien está detrás?

Hay un error muy común en pensar que las encuestas predicen el futuro, pero las encuestas no pronostican porque no son votos, una opinión no es un voto. Tenemos infinidades de casos y campañas donde no siempre gana la elección el que ganó en las encuestas.

Es imposible pensar hoy en una elección medianamente importante sin encuestas, pero el chiste es ¿para que se usan? ¿pronosticamos con ellas? Mucha gente piensa que las encuestas son pronósticos al punto que cuando termina una elección se preguntan cuál encuesta atinó o cual falló, cuando la encuesta lo único que no hace es atinarle a nada porque no se trata de atinarle a nada, pero ¿para que se usan? Los medios de comunicación por ejemplo las usan para contar la historia de la elección, sin las encuestas no tienen forma de contar la historia de la elección.  Por su parte los estrategas las usan para que no ocurra lo que dice la encuesta, si la encuesta dice que tu candidato va perdiendo por 15 puntos, haces estrategia para que eso no ocurra, para cambiar la historia, y luego te dicen que la encuesta no atinó, pues entonces no hagas estrategia y quédate sin hacer nada con los números que te dieron. Los comunicólogos la usan para decir si van ganando y hasta inventan sus encuestas para decir que van ganando.  En campaña todos los candidatos tienden a decir que van ganando pero solo gana uno.  Y otro uso es para los apostadores, los que meten dinero en las campañas, que meten dinero donde luego pueden sacar dinero.

Los encuestadores no son futurólogo, las encuestas no pronostican porque no son votos, una opinión no es un voto.

(Contacto: @gilleonardo  y tel. 1-347-858-2825).

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LA INGENIERÍA SOCIAL EN LA NUEVA COMUNICACIÓN POLÍTICA

Por Leonardo Gil.-

El uso del concepto “Ingeniería Social” se inició en 1894 con un ensayo del empresario y filántropo holandés J.C. van Marken.

La Ingeniería Social consiste en persuadir a una persona o a un conglomerado de personas para influenciarlas en sus acciones. En otras palabras, es la manipulación de personas influenciándolas a ejecutar determinada acción. El profesor Noam Chomsky destaca las técnicas de manipulación como la estrategia de la gradualidad, usar el aspecto emocional en los argumentos, crear problemas y luego ofrecer soluciones, reforzar la auto-culpabilidad, la estrategia de definir una decisión entre otras.

La ingeniería social es la práctica de manipular psicológicamente a las personas para que compartan información confidencial o hagan acciones inseguras.  Esto se extiende a  las estafas cibernéticas usando la búsquedas de empresas y de amigos en LinkedIn y Facebook respectivamente, donde los criminales utilizan las redes sociales para generar confianza y obtener datos. Con bastante frecuencia, el resultado final es la extorsión o el robo.

A pesar que por varias razones, el término ha sido imbuido de connotaciones negativas es necesario notar que, de hecho, toda ley y tentativa de organización social o civil incluyendo Ordenamiento jurídico y territorial, tiene el efecto de cambiar el comportamiento de una sociedad y puede considerarse «ingeniería social»

En las campañas electorales modernas, la aplicación de la ingeniería social,  mayormente mediante la comunicación digital, tiene por objetivo generar en el elector una situación creíble y  de confianza con el candidato, sin dejar nada libre al azar, y esto normalmente se hace a través de sus redes sociales y contact center, englobando para ello una serie de técnicas de manipulación y  propaganda, como la minería de datos, big data, la rumorología, la post-verdad, noticias falsas, campañas negras, etc.

Un ejemplo puede ser un scam, o sitio web modificado con fines maliciosos, que se envía luego de hacer minería de datos a las personas.  Por ejemplo, podemos segmentar una comunidad a la que le agrada la música urbana, y utilizar algún concierto de música urbana, y prometer entradas gratis a cambio de clics en Facebook dejando sus datos.

Por el otro lado, los gobiernos han entendido la ingeniería social como todo programa dedicado a influir en las actitudes, creencias, relaciones y acciones de la sociedad de manera que ésta adopte la visión que en cuestión se quiere implantar.

Ahora bien ¿es negativa la ingeniería social en si misma? Desde mi punto de vista, la respuesta sería un no.   Si bien es cierto que la ingeniería social ha sido usada para manipular y para implementar una agenda que impone una visión especifica del mundo (tanto en sistemas totalitarios como democráticos), también es cierto que se puede utilizar para resolver problemas reales, es decir, se puede usar para un bien más allá de mezquindades políticas, económicas o ideológicas.

Si las técnicas de ingeniería social se pueden usar para obtener información privada o imponer un punto de vista o una nueva ley antes contraria al sentir popular ¿por qué no podría usarse para lo contrario? En ese sentido, el filósofo Karl Popper (1945), opinaba que de hecho esa era la manera correcta de usarla. Para él, lo propio de la ingeniería social era el resolver los problemas sociales en forma análoga a como un ingeniero hace para que exista mayor producción.

En conclusión, tanto la comunicación política y de gobierno como otras disciplinas involucradas tienen mucho que ofrecer para el mejoramiento de nuestras sociedades  y si bien es cierto que la ingeniería social suele tenérsele en un concepto negativo, también es cierto que es necesaria para resolver muchas problemáticas de comunicación y de conducta  tanto a nivel individual como a nivel social por lo que me parece importante la formación en este aspecto.

 

 

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