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CRIMEA Y LAS GUERRAS DEL FUTURO

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humberto-salazar-foto111POR HUMBERTO SALAZAR.-
En el año 1994 Alvin y Heydi Toffler publicaron un libro que nos ha tocado desempolvar en estos días, estos futurólogos estadounidenses planteaban en ¨Las Guerras de Futuro¨, que en el siglo XXI los conflictos armados tendrían connotaciones distintas a las que habíamos conocido, ya que según ellos, los seres humanos hacemos la guerra de la misma forma en que construimos riqueza.
Ya en ¨La Tercera Ola¨, ambos autores, basados en el análisis histórico de la evolución de la humanidad y los métodos de creación de riqueza, hablaban de lo que denominaron una Primera Ola, la llamada Revolución Agrícola (años 8000 a.c. hasta el siglo XVII); la Segunda Ola, que emplea las máquinas y mano de obra aplicada en líneas de ensamblaje, es la era de la Revolución Industrial y la masificación de los productos (siglos XVII al XX).
Y que vivíamos una Tercera Ola, donde las relaciones de producción se producen de una manera diferente, ya que entramos en lo que llaman la sociedad post industrial, donde la expansión del conocimiento origina una pérdida de la centralidad en la producción que caracterizó la era de la industria.
Las corporaciones multinacionales y la interrelación de los países son el sello distintivo de la época que vivimos en la actualidad.
Así, cada epoca tiene sus motivos para hacer la guerra: en Revolución Agrícola era por la posesión de la tierra para cultivar o los pastos para alimentar el ganado.
En la Revolución Industrial, conflictos por expansión territorial para crear nuevos mercados o por la posesión de las fuentes de energía no renovable, tan necesarias para sostener la industria y la vida moderna, llegando a su clímax en la Segunda Guerra Mundial, donde la líneas de ensamblaje construían maquinas de muerte las 24 horas del día.
LAS GUERRAS ECONÓMICAS
Según Toffler, lo que iba a distinguir las guerras en este Siglo XXI, es que ya superados los conflictos ideológicos y de lucha por territorios, todo se reduciría a enfrentamientos donde el tema económico sería el motivo principal.
En un mundo economicamente globalizado y por lo tanto con intima dependencia de unos a otros, los medios y motivos para hacer la guerra cambiarían con el transito de una sociedad que se sostenía económicamente en la manufactura industrial a una, cuyo valor agregado es la innovación y el conocimiento racional para producir en forma personalizada.
Entonces, en el tipo de sociedad en que vivimos sería muy difícil que un conflicto derive hacia lo que podría denominarse una Tercera Guerra Mundial, mas bien las guerras serían limitadas por los intereses económicos de los países hegemónicos, muy especialmente los Estados Unidos, que constituye el principal poder militar mundial.
EL PROBLEMA DE CRIMEA
Teniendo como marco los planteamientos teóricos antes expuestos, se puede pronosticar que en Crimea, la península del Mar Negro en disputa actualmente, no se está gestando un conflicto armado sino mas bien un pulso entre Rusia y los países occidentales.
Esta región ha sido fuente de conflicto histórico, incluso una guerra en el siglo XVII entre los imperios Ruso por una parte y la alianza de Inglaterra, Francia y los Otomanos por la otra, pues su ubicación geográfica es clave para la navegación por el Mar Negro.
Creada la Unión Soviética, esta región era parte de la URSS junto con la totalidad del territorio de Ucrania; pero en 1954 Nikita Kruschev anexa la península a la República Ucraniana provocando protestas de parte de la mayoritaria población que es de origen y cultura rusa.
Al desmembrarse la URSS, Crimea queda como parte integrante de Ucrania, pero con un estatuto de autonomía que, al perderse la institucionalidad del poder central, con la huída del Presidente Viktor Yanukovich a Rusia, su población, mayoritariamente de origen ruso, pide la protección de lo que consideran su Madre Patria.
La respuesta de occidente no ha pasado de la retórica; Barack Obama en mangas de camisa hablando con Vladimir Putin desde la oficina oval de la Casa Blanca, declaraciones tremendístas de algunos de los cancilleres de la Unión Europea en Bruselas y una que otra amenaza de sanciones económicas, que por las características de la economía mundial no se implementarán nunca.
ES UN TEMA DE GEOPOLÍTICA Y ECONÓMICO
No habrá sanciones en contra de Rusia, porque la UE no puede darse el lujo de prescindir de las importaciones de materias primas de ese país, muy especialmente sus inmensas fuentes de energía no renovable.
Mas del 25% de los combustibles que consumen los 28 países de la UE provienen de las reservas de Rusia; gas natural, carbón, petróleo, uranio y otros minerales son exportados a occidente, de modo que la UE es el principal socio comercial de ese país.
Es impensable en el mundo actual que el Presidente Ruso se arriesgue a sufrir sanciones que arriesguen la estabilidad económica de Rusia, ya en serios problemas, por sostener un conflicto armado con una Ucrania cuyo arsenal es un gran misterio.
A partir del inicio del conflicto la bolsa de valores de Moscú tuvo una caída histórica y el rublo sufre una fuerte devaluación frente al dólar y el euro, de modo que ya existe una evidente fuga de capitales desde Rusia, razones económicas que motivaron a Putin en el día de ayer a dar un paso atrás, y declarar que no hay tropas rusas en territorio de Crimea, sino ¨grupos de autodefensa¨ y reveló que nunca ha tenido intención de anexarse Crimea al territorio ruso.
En cuanto a la posibilidad de sanciones Putin afirmó que: ¨deberían pensárselo, en un mundo interrelacionado eso afectaría a todos¨.
Para la UE un bloqueo económico sería impensable, en estos momentos Europa trata de salir de la crisis aumentado en forma acelerada las exportaciones, y alrededor del 10% de lo que exportan sus empresas tiene como destino Rusia, un monto de 140,000 millones de euros en el 2013 según las cifras de Eurostat.
REPLIEGUE DE BOLSILLO
En el dia de hoy se anuncia el repliegue de las tropas rusas que habían sido enviadas a Crimea y comienzan a disminuir las tensiones en la región.
Putin ha dado un paso atrás, motivado por el daño económico que haría a su país si se desata un conflicto bélico en Ucrania, al problema de Crimea habrá que tendrá que buscarle una solución que no sea el uso de la fuerza.
Este mundo del futuro, donde lo importante es si las bolsas suben o bajan, si los mercados se afectan o no por los conflictos bélicos y donde es imposible desatar una guerra en las fronteras europeas sin que afecte a todos los actores por igual.
Tal como lo narraron Alvin y Heidi Toffler hace casi 20 años.

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