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19 MARZO EN AZUA: «EL DÍA DEL MACHETE»

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Dr Humberto SalazarPOR HUMBERTO SALAZAR.-
Todo estaba en contra de la naciente República proclamada por los Trinitarios el 27 de febrero de 1844, en esa época, como curiosamente sucede en nuestros días, los haitianos tenía mejores relaciones internacionales, que el grupito de hispano hablantes que en forma utópica planeaban imitar lo que ocurría en el resto del imperio español de las Américas.
Producto de las invasiones napoleónicas a la península ibérica, con la posterior usurpación del trono de los Borbón, de parte de José Bonaparte; España entraba en 1810 en un periodo de guerra en contra del invasor francés. La primera guerra de guerrillas que se conoce en la historia.
En 1821, ante la debilidad del gobernador representante de la corona española y el intento de algunos habitantes de frontera de la parte oriental de la isla de anexarla al Haití liberado, el 1 de diciembre de ese año, José Núñez de Cáceres proclama la independencia, con la creación del Estado Independiente del Haití Español.
Sólo dos meses y nueve días duró el intento desesperado de Núñez de Cáceres.
Buscó la protección de Simón Bolivar y la Gran Colombia (Venezuela, Colombia, Panamá, Ecuador), mas el Libertador le dio la espalda al estado recién creado.
Abandonado a su suerte, con adversarios internos y presiones de parte del Presidente haitiano Jean Pierre Boyer, el intento independentista fue ahogado por los haitianos, quienes, el 9 de febrero de 1822, después de una carta de Boyer pidiendo la unificación de la isla, asumió el control territorial de la totalidad de la isla Hispaniola.
EL CONGRESO DE PANAMÁ Y EL APOYO A HAITÍ
Los descendientes de españoles que habitaban lo que hoy es República Dominicana, estaban destinados a convertirse en haitianos, y esto estaba apoyado por los líderes del independentismo de las nacientes repúblicas americanas.
En el año 1824, Simón Bolivar convoca el Congreso de Panamá, para discutir la forma de implementar las ideas de Francisco de Miranda: construir naciones federadas que unieran a las Repúblicas hispanoamericanas recién liberadas, y organizarlas al modo de los virreinatos en había dividido el imperio español su vasto territorio.
Esta reunión se celebró en el año 1826, y participaron: La Gran Colombia, Perú, Mexico, Las Provincias Unidas de Centroamérica, Estados Unidos e Inglaterra; este último en calidad de observador.
Es curioso observar, que entre las discusiones que se produjeron en los meses junio y julio de ese año, uno de los puntos aprobados fue el apoyo a los procesos de independencia de Cuba y Puerto Rico, sin siquiera mencionar el caso de los reductos españoles que estaban gobernados por los haitianos en la parte oriental de la isla de Santo Domingo y que habían manifestado en 1821, su deseo de construir una nación independiente.
Es decir, se daba como un hecho que la parte española de la isla de Santo Domingo pertenecía a Haití como un estado unificado, y no interesaba a los participantes discutir siquiera la posibilidad de incentivar la creación de una nación independiente en contra del dese de los haitianos.
Está comprobado, que Bolivar no apoyó la independencia proclamada por Nuñez de Cáceres en 1821, como una muestra de agradecimiento a los haitianos por la protección y ayuda que estos le dieron, en los inicios de la guerra de liberación sudamericana.
LA PRIMERA BATALLA DE LA INDEPENDENCIA
Cuanta similitud tenía la naciente República Dominicana, proclamada el 27 de febrero de 1844, con las situaciones que se repiten hoy en día; parece que nuestra lucha por sobrevivir como nación es lo que ha forjado el espíritu de los dominicanos.
Hoy como ayer, malos dominicanos venden sus conciencias al poder extranjero y pareciera que nadie en el exterior, está dispuesto a apoyar y entender la defensa de nuestro territorio.
Hace 170 años, en Azua, desde la negatividad y falta de carácter de muchos, surgió el hombre que organizó y enfrentó al ejercito invasor que se dirigía hacia Santo Domingo a imponer la voluntad del presidente haitiano, Charles Herard, de ahogar la naciente República.
DUVERGÉ: EL CENTINELA DE LA FRONTERA
¨El 19 de marzo, reforzado por los contingentes del General Souffront, el presidente haitiano despliega su ejercito en tres columnas que avanzan arrolladoramente por los tres caminos que convergen hacia la ciudad del Via¨.
¨……la que sigue por el camino del Barro que fue la que demostró mayor coraje en la embestida, fue obligada por Duvergé y otros bravos a dejar sobre el campo, junto a montones de cadáveres, los trofeos fácilmente obtenidos días antes en el Valle de Neyba¨.
¨El plan de batalla fue ideado por Duvergé con certero instinto militar. El día anterior al del encuentro, con el fin de levantar el ánimo de la población y prepararla para la acción ya inminente, Duvergé hizo desfilar por las calles de Azua las tropas que tenía organizada. El desfile despertó entusiasmo entre la población por el aspecto aguerrido y por la disciplina que mostraron los reclutas. Fue entonces cuando se divulgó la verdad: la mayoría de esos guerreros improvisados habían sido instruidos militarmente con la mayor discreción, durante las últimas semanas, en la finca de la familia Doñé denominada ¨Las Yayitas¨.
¨El ataque del ejercito invasor se inició en la mañana del día 19 con ímpetu creciente. Las tropas de Herard avanzaron sobre el campo de la acción en columnas cerradas. Francisco Soñé, oficial de artillería que había militado bajo las banderas napoleónicas en Marengo y Las Pirámides, causó en ellas enormes bajas con las dos piezas de que disponía. Hubo, sin embargo un momento de extremo peligro para la causa dominicana. El contingente que defendía uno de los puntos mas expuestos a un ataque frontal del enemigo, en las inmediaciones del cementerio viejo, se halló con el parque totalmente agotado. Un sentimiento de zozobra se extendió sobre la tropa. Pero antes de que el enemigo advirtiera esas señales de incertidumbre, Duvergé, quien tenía personalmente a su cargo la defensa de esa posición, ordenó un ataque en masa al arma blanca. El asalto se efectuó con energía arrolladora. El impacto de esa acción sobre las filas contrarias resultó decisivo. El ejercito de Herard retrocedió desconcertado. Era la primera vez que el machete se utilizaba como arma de impactante efectividad contra la infanteria haitiana¨.
(tomado del libro ¨El Centinela de la Frontera¨ de Joaquin Balaguer).
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