Cennect with us

Chispas!

YO MATO, TU MATAS, EL MATA

Publicado

en

humberto-salazarPOR HUMBERTO SALAZAR.-

El verbo matar en todas sus formas gramaticales es de uso constante en la República Dominicana del siglo XXI: yo mato, tu matas, el mata, nosotros matamos, vosotros matáis, ellos matan.
Dos ejemplos de la primera plana de uno de los periódicos del día domingo, como para dañarnos el día de descanso, pero al final los periodistas tienen la obligación de hacer su trabajo, es decir relatar los hechos que hacen la noticia.
En la ciudad de Santiago Ambriorix Estrella, quien vivía en compañía de su tío, llegó la noche del sábado a la casa y le reclamó que apagara la radio, que al parecer tenía el volumen muy alto.
Esto degeneró en una discusión que terminó cuando el sobrino tomó un cuchillo y mató a su tío asestándole varias puñaladas en diversas partes del cuerpo.
Mientras en la ciudad capital, Hector Paulino Ramos transportaba, en su condición de taxista a una pasajera por el sector de Villa Juana, cuando tuvo la mala suerte de encontrarse con un todo terreno (yipeta) que le impedía el transito en la calle José de Jesús Ravelo por lo que se desmontó para pedirle al dueño del vehículo que lo moviera para poder seguir su camino.
Pues fue la ultima vez que el taxista salió a trabajar y ya debe estar enterrado, porque con lo que se encontró fue con un animal disfrazado de persona que de dos balazos en el pecho acabó con su vida.
¿Cuánto vale el milagro de una vida humana que es un regalo de Dios para los hombres y mujeres que habitamos este planeta?
En la República Dominicana, algo tan valioso puede perderse por una discusión por el volumen de una radio, por el uso abusivo de la vía publica, por el costo irrisorio de un teléfono móvil o por la razón mas inverosímil; lo que demuestra que existe un grave problema de fondo.
Según el siquiatra Luis Rojas Marcos ¨las semillas de la violencia se siembran en los primeros años de la vida, se cultivan, se desarrollan durante la infancia y comienzan a dar su frutos malignos en la adolescencia¨.
Como lector voraz de Freud que somos, desde nuestra época de estudiantes de medicina, tenemos que recordar sus escritos sobre los efectos de las experiencias tempranas sobre los comportamientos posteriores.
A mas de un siglo de la publicación de sus teorías sobre el comportamiento humano, muchos estudios demuestran que en las sociedades donde a los niños se les provee de mucho afecto físico como: acariciarlos, tomarlos de la mano, abrazarlos; tienen mucho menos tendencia a la violencia física en los años posteriores.
Una sociedad violenta entonces se va construyendo desde el hogar, con padres violentos que ejercen su frustración y falta de amor dañando a sus hijos física y sicologicamente, lo cual los convertirá en ciudadanos violentos, construyendo un circulo vicioso de muy difícil solución.
Si tomamos la enorme cantidad de estudios realizados sobre el tema y los adaptamos a la sociedad dominicana, casos como los que narramos, que reflejan una sociedad con una tendencia hacia su autodestrucción por los altísimos niveles de violencia que contiene, no es el producto casual de una época o una generación de dominicanos, sino mas bien lo que hemos ido construyendo a través de varias generaciones.
Hemos construido un pais donde los valores hace tiempo que se perdieron, para los que no tienen idea de lo que es una sociedad construida sobre valores, les aclaramos que es un ambiente social donde se dan cualidades que se reciben por igual y por lo tanto benefician a todos.
Los principales valores son: la honestidad, la responsabilidad, la libertad, la disciplina, la puntualidad, el respeto, el dialogo, la humildad, la tolerancia, la solidaridad, la justicia, la perseverancia, la prudencia; sobre estos es que se construyen una sociedad organizada sobre bases que no provoquen violencia.
Cada uno de nosotros como individuos podríamos decir que ¨somos buenas personas¨, tratamos de ¨no violar las leyes¨, pero eso no significa que practiquemos y demos ejemplo a nuestros hijos de lo que el respeto a los valores que conforman una sociedad mejor y sin los cuales seguiremos viviendo como si habitáramos todos en una selva.
Una cosa es cumplir con las leyes básicas de la sociedad, por ejemplo no cursar un semáforo en rojo o no sacarle la cartera a alguien en la calle y otra diferente en construir una vida fundamentada en valores.
Hablamos de no saludar a los demás amable y cortésmente, no tirar la basura desde las ventanas de nuestros vehículos para que este sea el ejemplo que vean nuestros hijos, convertirnos en salvajes al tomar un volante y creernos dueños y señores de las vías publicas que son de todos, tener como costumbre el uso de palabras fuera de todo en todas nuestra conversaciones, usar chistes sexistas delante de nuestros hijos, nunca hacer una fila porque atropellando a todo el mundo obtenemos un mejor lugar, ni siquiera tener modales para comer en forma decente en una mesa y muchas otras maneras de convivir que nunca practicamos ni estamos atentas a ellas.
El grave problema consiste en que ya hemos construido una sociedad violenta con niñas que son madres de niños, que a su vez no son queridos porque son fruto de experiencias sexuales furtivas, y que a su vez son rechazados por los abuelos que, en situaciones normales, estarían destinados a darles cariño y amor.
Pero ademas hemos inculcado en nuestros hogares todo lo contrario a lo que sería una sociedad donde los valores fundamentales debían ser la norma y no la excepción.
En la República Dominicana los admirados son los ladrones de los fondos públicos, los narcotraficantes, los multimillonarios que no pagan impuestos, los mal educados que hablan alto para que todos los escuchen, los que no hacen filas, los que no tienen modales y hasta hemos llegado al colmo de que las personas que tratan de hablar correctamente y leen libros son tildados de ser homosexuales.
Como esto es así, entonces no nos extrañemos que maten a una persona por el volumen de una radio y a otra porque alguien se cree dueño de una vía publica, después de todo eso es lo que hemos construido en nuestros hogares.

Publicidad