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MIGRACIÓN HAITIANA: LAS SEIS ESTUPIDECES DE ROSARIO ESPINAL

Publicado

en

POR HUMBERTO SALAZAR.-

En un articulo publicado en el periódico Hoy de la fecha, la socióloga Rosario Espinal, describe lo que ella considera son las cinco estupideces que estamos cometiendo frente al problema haitiano, y que según su criterio provocarán problemas económicos en la República Dominicana.
Quizás lo primero que hay que poner en claro es, que la visión de la señora Espinal hacia futuro, para nada puede ser igual a la que tenemos residencia y bienes en este país, ya que ella pasa la mayor parte de su tiempo en los Estados Unidos, donde ha hecho su carrera profesional y lo más probable es que disfrute de la doble nacionalidad, es decir, ella tiene las puertas abiertas para huir del país cuando quiera o para no volver más, lo que no sucede con la mayoría de nosotros los dominicanos.

En cuanto a lo económico y demográfico, que es su primera estupidez, admite que tenemos una economía abierta y que Haití es nuestro segundo socio comercial después de los Estados Unidos, solo que describe un estado pobrísimo, con una población que vive de la ayuda internacional y por lo tanto con una economía débil e improductiva.
Haití no posee un aparato productivo organizado de bienes agrícolas, como si lo tiene la República Dominicana, y por cercanía, precios y costo de transporte, está, en la práctica, obligado a acudir a nuestros productores, ya que la ley de oferta y demanda, tan antigua como la creación del comercio, se cumplirá por precios inexorablemente, sin nosotros tener que soportar y permitir la invasión de nuestro territorio por una población abandonada a su suerte por las potencias más ricas de la tierra.
La segunda estupidez de la señora Espinal, es culpar a los dominicanos de la migración ilegal y el uso de la mano de obra haitiana en la industria de la construcción, agricultura y el turismo; de acuerdo a su línea de pensamiento los norteamericanos serían culpables entonces de la migración ilegal a los campos de recolección agrícola de California poblados de mano de obra barata mexicana, que cruza la frontera buscando mejor vida.
La verdad es que no existe ninguna frontera en el mundo donde las diferencias económicas no empujen a las poblaciones más pobres a realizar los trabajos que rechazan los habitantes de los países con mejor nivel económico, que es exactamente lo que ocurre en República Dominicana, pero esto no quiere decir que, como sostiene la señora Espinal, no regulemos la migración incontrolada, defendamos nuestro territorio y pongamos de patitas en la calle a cualquier extranjero que no tenga papeles, lo mismo que hace los Estados Unidos en la ciudad de Nueva York, San Diego o Filadelfia, ciudad que es su lugar de residencia.
La tercera estupidez, es seguir con su fijación en la figura de Leonel Fernández y los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, que heredaron un problema que tenía décadas y se inició en la década de los 60, cuando los altos precios del azúcar en el mercado internacional provocaron la importación de braceros para el duro trabajo del corte manual de la caña en los bateyes de las empresas azucareras.
Lo mínimo que debe reconocerle la señora Espinal al PLD, no lo hará porque sus juicios sobre ese partido son fruto de su prejuicio y un sesgo inaceptable, es que por lo menos en el gobierno de Leonel Fernandez se promulgó una ley de Migración con su reglamento, y posteriormente en el gobierno de Danilo Medina se ha organizado un plan de regularización al vapor, que todos reconocen ha sido exitoso en la parte dominicana y un fracaso por falta de interés del gobierno haitiano en dotar de documentos a sus nacionales.
La cuarta estupidez de la señora Espinal, es querer quitar el mérito que tiene la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional de la República Dominicana, que lo único que hizo fue ratificar la jurisprudencia establecida por la Suprema Corte de Justicia actuando como Corte Constitucional, en el sentido de que en el caso de los hijos de migrantes ilegales, no se aplica el «jus solis» y por lo tanto son nacionales del país de sus padres.
Y es tan estúpida su posición, que evita reconocer que a todos los nacionales de ese país que se les entregó documentación emitida por una autoridad competente, se le reconoció por ley y se legalizó su estatus otorgándoles la nacionalidad dominicana para enmendar el error que cometieron las autoridades al otorgarles actas de nacimiento.
Según esta señora, nosotros deberíamos reconocer a todos los hijos nacidos de extranjeros ilegales en nuestro territorio, aplicando el derecho de suelo, sin tener en cuenta que en vez de una regla, ese derecho es una excepción que se aplica en poco mas de 30 países en el mundo y que tenemos el territorio de mayor densidad demográfica de las Américas: 22 millones de personas en solo 75 mil kilómetros cuadrados.
Y esto, porque parece que ella no se da cuenta, de que al hacer cuentas de la población haitiana al principio de su artículo, admite que son más de 10 millones de personas, contenidas en 27 mil kilómetros cuadrados agregamos nosotros, muchos nacidos en nuestro país, por la ausencia de servicios médicos de aquel lado de la frontera y hacer lo que ella propone sería en la practica la fusión de las dos naciones.
La quinta estupidez de Rosario Espinal, es plantear que hemos desnacionalizado a una cantidad de personas, que según ella son dominicanas y nuestras leyes y nuestros tribunales dicen que son nacionales del país de origen de sus padres.
Hablar de un quite de nacionalidad es una mentira tan grande que no admite argumentación ninguna, a nadie le pueden quitar lo que nunca ha tenido, y en el caso de los haitianos hijos de ilegales siempre han sido de nacionalidad haitiana, porque nuestra Constitución desde el año 1929 hasta la fecha no les reconoce la nacionalidad dominicana, no importa si se criaron aquí o no, la ley es dura pero es la ley, son haitianos y punto.
Y la sexta estupidez de Rosario Espinal, es decir que Danilo Medina ha caído en una trampa de algo que ella llama la «ultraderecha», que no es un término digno de una profesora de una Universidad estadounidense y le surge, como siempre, del odio irracional que tiene en contra de Leonel Fernández y los que hemos asumido la causa de la defensa de nuestra soberanía y nuestro territorio por encima de nuestros intereses personales o grupales.
El actual Presidente Medina fue electo en el año 2012 para gobernar el país por cuatro años, hasta el 2016, y mientras sea presidente tiene el deber y la obligación, como creemos lo ha hecho, de enfrentar los problemas estratégicos o coyunturales que se le presenten, y el tema migratorio y la sentencia del Tribunal Constitucional se han convertido en uno de los principales logros de su gobierno.
Decir que eso fue una trampa, es una inconsecuencia de Rosario Espinal, que tendría que acusar entonces al Presidente de los Estados Unidos George Bush Jr. de haber caído en lo mismo cuando tuvo que enfrentar el atentado y derribo de las torres gemelas en el año 2001, situación que nadie soñaba que podía ser posible.
Danilo lo que ha hecho es dar el frente a un problema que se le presentó en su periodo de gobierno, algunos de sus funcionarios asumieron un papel afín a los compromisos que han tenido históricamente con los organismos internacionales, especialmente la USAID, y el tiempo ha demostrado que estaban equivocados, Haiti nunca se sentó a dialogar seriamente con la República Dominicana y ahora todos se dan cuenta que los haitianos lo que hicieron fue poner de mojiganga al gobierno dominicano.
Y la señora Espinal quiere parecer tan estúpida, que al plantear lo que ella llama la trampa en que ha caído Danilo, se le olvida que hace apenas una semana en la Cumbre de Jefes de Estado del SICA en Antigua, Guatemala, el Presidente Medina advirtió que la República Dominicana no cederá su soberanía ni por un dólar más de inversión extranjera, ni por un turista más, así que la posición de quien ella dice está entrampado es tan clara y contundente que pareciera se salió de la trampa.
Ahora, lo que si sabemos es que Rosario Espinal no es ninguna estúpida, ella defiende los intereses extranjeros a los cuáles está ligada profesional y económicamente, lo único que le pedimos es que no nos quiera convencer de que los estúpidos somos nosotros, que solo defendemos el derecho que tenemos a vivir en paz, en el espacio de tierra que heredamos de nuestros padres y donde viven nuestros hijos y nietos.

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